Main logo

Puso a salvo a su hijo y se adentró en el Rébsamen

El sonorense de Ciudad Obregón Héctor Uribe, que radica hace 11 años en la Ciudad de México, decidió salir a ayudar tras poner a salvo a su hijo

Escrito en ESTADOS el

Sonora (La Silla Rota).- La magnitud de la catástrofe que se formaba frente a sus ojos, no le permitió pensar dos veces ingresar a la zona de desastre en apoyo a los elementos de la marina y los topos especializados que removían escombros con la esperanza de encontrar vida en el Colegio Rebsamen.

Ese día 19 de septiembre el sonorense de Ciudad Obregón Héctor Uribe que radica hace 11 años en la Ciudad de México, comía en un restaurante ubicado en la plaza Santa Fe junto con sus compañeros de trabajo.

De un momento a otro pasó de la tranquilidad de la tarde a un caos, cuando por dos minutos el edificio no se dejó de mover causa del sismo de 7.1 grados que colapsó a la Ciudad de México y en cuanto tuvieron oportunidad desalojaron a todos los comensales.

Lo primero que pasó por la mente de Héctor fue su pequeño hijo de cuatro años a quien a esa hora su madre estaría recogiendo de la escuela.

“Afortunadamente entre la 1:30 y las 3 de la tarde, pudimos vía whatsapp que era lo único que funcionaba, tener respuesta de que la familia, papás hermanos, hijos, sobrinos se encontraban bien, mi hijo y su mamá estaban bien”.

Cuando pudo salir de la plaza en su auto, y se adentraba al sur de la ciudad se percató de que el sismo había dejado secuelas graves, los edificios colapsados o a punto de colapsar y personas varadas en las calles con el terror de volver a ingresar a sus casas, en ese momento detuvo su auto y comenzó a subir gente para acercarlas a algún lugar, debido a que el transporte público no estaba en funciones.

“En el regreso le ofrezco apoyo a gente que quiere ir a periférico y me llevo a gente como transporte público”.

A primera hora del miércoles 20, su hijo y la madre tomaron un vuelo fuera de la zona de desastre, viaje que ya tenían programado semanas atrás, narró el sonorense, lo que le dio más tranquilidad y lo animó a salir de su casa para corroborar el caos que se transmitía por televisión en varias colonias de la capital del país.

Héctor sin saber la gravedad de la situación en llegó al Colegio Rebsamen, plantel donde perdieron la vida más de 30 niños tras el temblor, donde inició sus labores como voluntario llevando herramientas y equipo médico que solicitaban con urgencia los rescatistas dentro de la zona de desastre.

“Decidí apoyar en esas cosas que no estaban ahí a la mano, si no que había que buscarlas o conseguirla y en la segunda ocasión piden torniquetes para detener hemorragias”.

Los únicos que utilizaban el pico, palas y más herramientas para remover los escombros, eran los grupos especializados de topos y los canes rescatistas a cargo de la Marina, ya que cualquier error o movimiento en falso podrían acabar con los avances logrados para encontrar gente con vida.

“A la zona de desastre no dejaban pasar a nadie, solo los que sabían bien lo que hacían, era muy alto el riesgo de colapso del edificio y las autoridades no pueden correr ese riesgo”.

Lo más cerca que pudo estar el sonorense de 43 años de la zona de emergencia en este colegio, fue el patio del plantel, donde le permitieron entrar para llevar los utensilios médicos y comida para los topos y militares.

El rumor de la supuesta niña ‘Frida Sofía’ que se encontraba bajo los escombros al interior de esa escuela, nunca fue constatado por personas que estaban apoyando en el lugar, dijo, dado que la intención era encontrar algún ser con vida, fueran adultos o niños.

“De la Frida Sofía ahí nadie sabía nada, es cuando se empieza a ver la diferencia de información, en la cual definen que hay una niña con esos datos y ahí ni enterados que había una niña, estaban buscando lo que hubiera”.

La madrugada del viernes, contó, fue su última noche ahí, cientos de civiles voluntarios comenzaron a retirarse, ya que los oficiales de la Marina decretaron que luego de 72 horas transcurridas, era prácticamente imposible encontrar a más personas con vida por lo que el edificio será demolido con maquinaria.

“Seguían intentando trabajar de la misma forma, de no meter la máquina, pero eso fue el jueves, yo decido retirarme porque realmente ya no veíamos avance y me retiro horas después de que hicieron la declaratoria del error de la niña, eso provocó que las esperanzas de muchos por encontrar gente viva se acabaran”.