Main logo

Prostitución, “el pan de cada día” en Chiapas

En Tapachula habría 2 mil 500 sexoservidoras, la mayoría proveniente de Centroamérica, es decir en condición de migrantes

Escrito en ESTADOS el

La prostitución continúa expandiéndose de forma importante. Según la asociación civil Brigada Callejera, en el país existen alrededor de 800 mil mujeres que se dedican al trabajo sexual, mientras que Chiapas, después de la Ciudad de México, destaca como una de las entidades con altas cifras en el rubro.

Se advierte que solo en Tapachula, ciudad fronteriza chiapaneca, habría 2 mil 500 sexoservidoras, la mayoría proveniente de Centroamérica, es decir en condición de migrantes. En Tuxtla Gutiérrez, su capital, se calcula que hay cerca de mil 700, sin embargo, se advierte que les falta contabilizar más porque no les han permitido el ingreso a otros sitios.

Elvira Madrid, representante de esa AC, especifica que una de las únicas o pocas alternativas laborales para las compañeras se decanta hacia los bares, cantinas y los “table dance”, además de que sus derechos humanos son, por lo regular, vulnerados incluso por las propias autoridades.

Brigada Callejera, organización que “floreció” en la zona más grande de Latinoamérica en cuanto a trabajo sexual se refiere (existen cerca de 3 mil 500 meretrices), tiene presencia en 27 entidades del país, entre éstas la geografía chiapaneca que, de acuerdo con esa AC, es la que más “dolor de cabeza les da”; llegó a estas tierras desde el año 2012, en la región Soconusco, para brindarle apoyo a este sector.

Del trato hacia esa población, Madrid lamenta que aún haya vejaciones y el mismo “estigma” social, y prueba de ello, ejemplifica, es el caso de dos compañeras que estuvieron a punto de ser quemadas en el Pueblo Mágico de San Cristóbal de Las Casas, apenas en Semana Santa de este año.

Otra forma de “desprecio” hacia ese sector por parte de las autoridades, recuerda, fue lo que sucedió con el caso de la compañera asesinada cerca de la conocida Zona de Tolerancia o “Zona Galáctica” —espacio donde cerca de 120 mujeres “venden” su cuerpo— a las afueras de Tuxtla, donde la policía no llegó rápido y hubo otras irregularidades en el proceso de investigación.

Lo más lamentable, se revela, es que se ignoran las denuncias sobre abusos de algunos elementos que no solo extorsionan a las trabajadoras sexuales, sino a los mismos clientes, o el desinterés por atender a compañeras golpeadas por los clientes u otras gentes, entre otras vejaciones.

Problemática es más grave de lo que parece

Por su parte, David Vázquez Hernández, abogado defensor de derechos humanos, aclara que el trabajo sexual, para la mayoría de la sociedad, es un tema polémico porque no se acepta el mismo, y eso provoca que las personas que se dedican a esta actividad sean vistas como algo malo, o incluso que son portadoras de enfermedades, como el Sida, lo que las pone en riesgo en el ejercicio de sus derechos.

Sin embargo, advierte que si de por sí las mujeres que se dedican a la prostitución son vulneradas e “invisibilizadas”, quienes sufren una doble discriminación son las trabajadoras sexuales “trans”.

Quien durante varios años efectuó un estudio sobre el llamado “oficio más antiguo del mundo” evidencia que las trabajadoras sexuales, sin duda, se enfrentan a varios riesgos, uno de ellos la violencia institucional cuando denuncian alguna amenaza o agresión.

“Ante este llamado, la policía, o no acudía o, al hacerlo, las culpaba de esa agresión. Y les decía: ‘Si no quieren ser violentadas, ¡pues no se dediquen a eso!’”, expone.

Aclara que las vejaciones son más recurrentes en la población “trans” que se dedica al trabajo sexual porque, advierte, ellas se organizaron y formaron una agrupación, lo que las hace más visibles pero para la autoridad, “por eso también las identifican más fácil, y de ahí las violaciones a sus derechos humanos”.

Prueba de ello, ejemplifica, es lo que sucedió con la reglamentación municipal, la cual para él es segregativa, tan es así que en ningún municipio de Chiapas, ni a nivel federal, hay políticas públicas ni legislación, “cuando en otros países, una forma de regular esta actividad es también dándole la responsabilidad a quienes consumen este servicio”.

Según él, es necesario llamar al trabajo sexual tal cual no solo para las mujeres biológicas sino para aquéllas que se dedican a lo mismo pero que son “trans”, “porque al final de cuentas es un trabajo, y el llamarlo así conlleva a otros derechos más que pueden ejercerse desde esa partida”.

Para Karen Dianne Limón Padilla, integrante de “Iniciativas Feministas México”, la solución a varias cuestiones no se resolvería con adecuar espacios similares al de la Zona de Tolerancia, debido a que no es obligación del Estado encargarse de ese tipo de necesidades de la población, sobre todo de la masculina.

En cambio, considera que la mejor alternativa o política pública sería implementar modelos como el de Suecia, en donde se castiga a quien consume la prostitución, no a quien la ejerce, es decir los clientes, quienes son detenidos y sancionados.

Además, refiere que el trabajo sexual difícilmente se erradicará, sobre todo porque los gobiernos mantienen a sus poblaciones en la precariedad, y al no haber otras alternativas, “muchas mujeres optan por esto”.

Tema alejado de las agendas públicas

El panorama social, político e incluso legislativo para quienes se dedican al trabajo sexual en Chiapas aún es incierto, es decir que será complicado incluir el tema dentro de las agendas públicas o del discurso de la clase política, por lo que para los expertos en la materia se ve lejano el momento en que haya mejores condiciones para ese rubro, el cual continuaría en la clandestinidad.

Susana Martínez Cruz, integrante del Observatorio Feminista contra la Violencia contra las Mujeres en Chiapas, subraya que se tiene que reconocer algo importante del trabajo sexual: no es un delito, “y lo que sí es delito es quien está a cargo de ese trabajo, como los proxenetas, pero quienes siempre sufren las consecuencias son las mujeres”.

Sin embargo, lamenta el desinterés que ha habido por parte de las autoridades para tener más información sobre la problemática que ocurre con este sector, pues hay más datos cualitativos que cuantitativos, “lo que hay que dejar en claro, es que un gran número de mujeres ejerce el trabajo sexual porque son obligadas, coaccionadas, o porque fueron engañadas”.