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Penal de Tijuana: ingobernabilidad y violencia en tiempos de covid-19

Presos conviven con plagas, duermen hacinados, sin visitas, riñas y cuatro grupos se disputan el control: Los Paisas, Los Sureños, Los 18 y Los Norteños

Escrito en ESTADOS el

TIJUANA.- Sobrepoblación de casi el 100 por ciento, enfermedades, plagas, riñas e ingobernabilidad forman parte de la vida diaria al interior del penal de La Mesa.

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En este centro penitenciario hay 4 mil 018 reos, cuando su capacidad es solo para 2 mil 546, las celdas para cuatro personas son habitadas por siete.

Las riñas son constantes, lo mismo entre habitantes de una misma celda que entre miembros de diferentes pandillas. Y aunque no se han encontrado armas o cuchillos, los internos fabrican su propia artillería con cualquier artículo con el que se pueda hacer una “punta”.

Un reportaje del semanario Zeta revela que para ingresar se tiene que pasar por una serie de filtros sanitarios. Por la llegada de la contingencia sanitaria producida por el virus SARS-CoV-2, el uso de cubre bocas es obligatorio para todo el que se encuentra dentro del penal.

Por la misma razón, las visitas a los privados de la libertad están suspendidas, las actividades al aire libre y recreativas que se llevan a cabo apenas se reinician.

Foto Cuartoscuro

Diariamente ingresan a la Penitenciaría de Tijuana, aun con la pandemia, un promedio de 15 personas. Los hacen pasar por un estudio clínico y posteriormente los colocan en celdas aisladas, donde están en observación médica para descartar que estén contagiados de coronavirus.

En tanto, los elementos del cuerpo de seguridad penitenciaria denuncian que aunque en papel su sueldo asciende a 16 mil pesos mensuales, en realidad su ingreso total libre de impuestos es de 13 mil 500 pesos.

Todo lo anterior lo pudo documentar Zeta tras un recorrido por las entrañas de la penitenciaría de La Mesa, considerada una de las cárceles más peligrosas de México.

MUERTE EN TIEMPOS DE COVID

Las prestaciones y condiciones laborales de los elementos de la Policía penitenciaria son un tema pendiente en el sistema de cárceles en Baja California. Los miembros de este cuerpo de seguridad han denunciado la opacidad en cuanto a sueldos, seguro de vida y el tipo de riesgos que contempla.

Lo que sí es seguro es que la muerte por covid-19 no está considerada como riesgo de trabajo para el personal de seguridad de las cárceles del Estado.

El argumento que exponen autoridades penitenciarias es que dentro de las instalaciones de los penales no se contagian, por lo que si contraen el virus es fuera del horario laboral.

El director del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Tijuana, Óscar Humberto Ruiz, reconoce que en el penal se tienen ubicadas por lo menos cuatro pandillas dominantes: Los Paisas, con casi el 70% del control en el Cereso; de ahí le siguen en nivel de cantidad de miembros Los Sureños, Los 18 y Los Norteños.

¿Cómo está la situación con las pandillas dentro de la Penitenciaría? 

“Están plenamente identificadas desde el momento del ingreso y también en las entrevistas iniciales por las áreas tanto psicología como criminología, se hace la detección de si pertenece a algún grupo delictivo o alguna pandilla para hacer propiamente la clasificación del centro”.

¿Qué pandillas están presentes? 

“Hay una diversidad, pero lo más común son Los Paisas, Los Sureños, Los Dieciocho, etcétera, obviamente no tengo la cantidad exacta porque varían, pero sí hay presencia”.

El subdirector general de Centros Penitenciarios y de Adolescentes del Estado, José Armando López Rosas dijo que “estamos en una frontera, entonces sí hay mucha afluencia de este tipo de grupos que llegan a ingresar al centro, hay una cantidad importante de grupos, sin embargo, como dijo el directo, los que más predominan son Los Paisas, en menor medida Los Norteños, Los 18, y hasta los Maras”.

HACINAMIENTO Y ABUSOS INTERMINABLES

Apenas en julio pasado, familiares de personas que se encuentran recluidas en el penal de La Mesa denunciaron que aumentaron los precios de los alimentos y productos de limpieza que compran los reclusos casi en 100%.

Los denunciantes dijeron que esto es un problema, pues con la pandemia por coronavirus tienen menos ingresos económicos y se les dificulta apoyar a los reclusos.

Además, con los aumentos de precios en comida dentro del penal, el dinero que les envían no les alcanza para cubrir sus necesidades primordiales como alimentación y aseo personal.

Un familiar dijo que su hermano, quien lleva varios años recluido en el penal de La Mesa, le pidió ayuda para denunciar ante derechos humanos, porque consideran que el alza de los costos de alimentos es desproporcionado y lo hicieron sin previo aviso.

También indicaron que viven hacinados con hasta 10 reclusos por celda y les cortan el servicio de agua potable.

Detalló las dificultades de vivir varias personas en una celda, que se ha convertido en un problema sanitario porque cuando les cortan el servicio de agua potable no pueden hacer sus necesidades fisiológicas.

Los reclusos del penal les dictaron una carta a familiares por teléfono, pues no hay visitas con la pandemia del coronavirus.

En la carta denuncian actos que dicen son violatorios a sus derechos humanos y piden ser escuchados.

“Tienen canceladas salidas al médico, les cortan el agua por el día completo y eso es algo desagradable, ya que son más de 10 por celda. Presos del edificio seis solicitan que Derechos Humanos vaya y recorra pasillo por pasillo, ya que todos los internos solicitan ayuda”, se lee en la carta.