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"Nos quieren tener en la desgracia"

La explosión por una fuga de combustible en la comunidad de Zapoapan acabó con cultivos de caña, café, plátano y cedro y dejó sin patrimonio a 18 familias

Escrito en ESTADOS el

Veracruz (La Silla Rota).- La explosión por una fuga de combustible en la comunidad de Zapoapan acabó con el patrimonio de 18 familias dedicadas al cultivo de caña, café, plátano y cedro. Los afectados se enfrentan a un mal por encima de cualquier sequía o plaga que recuerden en años. “Esta vez lo perdimos todo y llevará mucho tiempo reponernos”, se lamentan.   

Comandados por el comisariado ejidal Oliverio Rodríguez García, un grupo de campesinos camina por primera vez, luego del incendio registrado el pasado sábado 19 de agosto, sobre sus tierras que hasta hace unos días se miraban con vida, cercanas a rendir ganancias promediadas en los 38 mil pesos por parcela. 

De acuerdo con Rodríguez García, el radio de afectación se estima en las 12 hectáreas, y los daños se dieron, por una parte, en los cultivos que se consumieron con el fuego, pero también en las matas que se contaminaron desde su raíz, por la filtración del combustible en el suelo. “Nos quedamos sin siembra, sin nada”, resume.  

En las inmediaciones donde se suscitó el estallido se respiran aromas a gas natural y carne en estado de putrefacción, son animales silvestres como liebres y zorras que no lograron escapar de las llamas y sus cuerpos quedaron tendidos sobre la tierra. 

Por el sitio también corre un riachuelo que era empleado para el riego de plantíos, sin embargo hoy el agua se aprecia contaminada por líquidos flamables que aviva el enojo de los habitantes, pues el problema no ha sido contenido por Petróleos Mexicanos (Pemex).

“Estos cabrones nos quieren tener de desgracia en desgracia”, comenta uno de los pobladores.

Al llegar al punto donde personas desconocidas implementaron una toma clandestina de hidrocarburos, uno de los campesinos más viejos explica que el pasado viernes 18 de agosto -un día antes del siniestro- personal de PEMEX con sede en el municipio de Camerino Z. Mendoza, acudieron a reparar el ducto y aseguraron que el problema había quedado resuelto.

“Díganos si hicieron bien su trabajo”, ironiza otro de los lugareños.

Según referencias de las autoridades de Zapoapan, hubo negligencia por parte de la empresa petrolera, pues ya había precedentes por fugas que cruzan sus campos. El 27 de julio de 2016, José Barragán Mendoza murió al caer en una zanja, mientras, al igual que un grupo de habitantes, recolectaba combustible en bidones y envases de refresco. La víctima, refieren, tras caer “se ahogó de tanto tragar gasolina”. 

Al hecho de 2016, se suma la muerte de Areli De los Santos Martínez, de 37 años años de edad y cinco de sus familiares que resultaron heridos por quemaduras de segundo y tercer grado, así como 18 familias damnificadas. 

De acuerdo con el comisariado ejidal los jefes de familia afectados son: Toribio Báez Ramos, Maclovio Martín García Reyes, Librado García Ferrer, Alejandro Martínez Sánchez, Roberto Martínez Flores, Zeneido Pérez Tiburcio, Isabel Eustoquia Sánchez de la Cruz, Higinio de los Santos Cid, Simona Hermelinda Vázquez Oliver, Raquel García Alducin, Leonardo Montiel, Renata Hernández Pimentel, Laurentina Ponce Jiménez, Delfina Ramos Ponce, Enrique Zacarías Sánchez Morales, Ismael Sánchez Contreras, Roberto Martínez Flores, Irene Sánchez Soto y Porfirio Varela Sánchez. 

Isabel, la cañera que perdió 12 años de trabajo 

Isabel Eustoquia Sánchez de la Cruz, es la única de los afectados por la explosión que no ha acudido a contemplar sus sembradíos de caña. La recomendación de sus familiares es que a sus 65 años “ya no está para llevarse asombros de este tipo”, los médicos agregan que debido a sus padecimientos ya no puede recorrer distancias largas a pie. 

Tras la muerte de su esposo, Isabel se hizo cargo de un cañal con extensión de 500 metros cuadrados, y desde entonces vende su producción al ingenio San Nicolás, en el municipio de Córdoba a cambio de entre 35 y 38 mil pesos por una paga anual. 

La mujer explica que de sus ganancias, 6 mil pesos los ha entregado desde hace 505 semanas con una aseguradora, para de esa forma buscar una jubilación. “Estoy preocupada pues ya me faltaba poquito y no sé de dónde voy a sacar para lo de mi seguro. Desde el sábado no puedo dormir, me ha bajado la presión”, comenta. 

Isabel hasta antes del siniestro había invertido en unos dos mil pesos en fertilizantes y plaguicidas, la cosecha esperaba para principios de enero. “También pagué a una persona para que me fuera a chapear mi terreno; las matas estaban creciendo bonito, pero ahora me dicen que todo se echó a perder desde el retoño”, lamenta Isabel. 

La mujer cañera, comparte su preocupación desde un cuarto de ladrillos y techo de lámina que tiene por vivienda, insiste desde una silla de madera que las ganancias que llegarían en enero estaban destinadas a sus comidas y gastos de servicios médicos. 

Isabel explica que, hace apenas unos años estuvo internada en Centro Estatal de Cancerología del Estado de Veracruz, con sede en Xalapa, debido a un cáncer cérvicouterino, que libró de manera parcial, pues desde entonces sufre de enfermedades renales, dolores que se atiende en un hospital de Córdoba, por un gasto aproximado de 500 pesos mensuales. 

“Yo me siento mal porque es lo único que tengo para ayudarme. A mi me parece injusto porque PEMEX nunca me avisó que sus ductos iban a atravesar mis parcelas, y ahora que explotaron no nos ha venido a ver, si quiera para disculparse”, lamenta la mujer.

Se cumplen 72 horas desde el incendio que a su paso dejó muertos y heridos en la comunidad de Zapoapan, Veracruz, pero que a la vez, acabó con el patrimonio de 18 familias campesinas, incluida Isabel Eustoquia, quien antes de guardarse en su vivienda a esperar señales de la empresa petrolera, versa unas últimas palabras. 

“La tierra ya no será fértil en mucho tiempo, necesitará años de inversión y nos va a costar muchísimo para que volvamos a cosechar. Nos dejaron sin nada”, concluye Isabel.