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Morir por bajar de peso: el peligro de las pastillas milagro

La Secretaría de Salud estatal alertó sobre el riesgo de las pastillas para bajar de peso y mantiene una investigación en torno a los productos

Escrito en ESTADOS el

Monterrey, N. L.- Irma y su hija Karla, gritan por el esfuerzo y el dolor causado por las pesadas rutinas  en la sesión de pesas en un gimnasio regiomontano. En otro extremo, Gerardo, de unos 120 kilos de peso, sobre una elíptica  se ejercita porque quiere bajar; los tres tienen en común que vivieron días de sufrimiento por el deterioro de la salud a consecuencia de ingerir pastillas o medicamentos milagro que les prometieron la figura de sueño.

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Madre e hija tienen apenas un par de meses inscritas en el gimnasio y lo que les alentó fue paradójicamente, la muerte de una mujer joven que ingirió pastilla para adelgazar sin supervisión médica, noticia que conocieron a través de los medios informativos.

“Tras dos meses de tomar pastillas, dizque naturales adquiridas en un mercadito me empezaron los dolores de cabeza, tenía taquicardia, y hasta el riñón me dolía”, dice Idalia, mientras su hija Karla refiere: “No dormía bien, se me iba el sueño, estaba cansada en el día, sin hambre, dolor de cabeza y la presión alta”.

Para Gerardo, la situación no es distinta, por meses tomó de todo, pastillas que quitan el hambre, tes, dietas, “En principio, en semanas bajé hasta veinte kilos, casi cinco por semana, luego me detuve, ya no hubo resultados y estaba débil pese a pesar unos cien kilos, el corazón me latía fuerte, ya me andaba”.

Todavía está presente la muerte de Lucero Priscila, de 24 años de edad quien adquirió en una página de Facebook, que ya no está disponible,  unas pastillas termogénicas llamadas Avitia Cobrax.

Lucero Priscila compró el producto para deshacerse de los kilos de más que le dejó su embarazo y con el  cual logró perder siete kilos en una semana, sin embargo, fuertes dolores le empezaron a dar.

Un lunes  de junio de 2017 fue ingresada en un nosocomio particular debido a que sufrió un edema cerebral por el producto que le costó mil 200 pesos. Su estado de salud se complicó cuando sufrió un paro cardiorrespiratorio, los médicos lograron revivirla; no obstante,  cinco días después murió.

Al respecto, la Secretaría de Salud estatal alerta sobre el riesgo de las pastillas milagrosas para bajar de peso y mantiene una investigación en torno a los productos que se anuncian y que luego  cambian de nombre.

“A veces es imposible rastraerlos, pero toda la comunidad, al Cofepris, nosotros, la PGR, ya está avisada de este gran riesgo, de este tipo de sustancias milagro nocivas para la salud de las personas”, explica el subsecretario de Regulación y Fomento Sanitario, Emilio Jaques.

Recuerda que las pastillas Avitia Cobrax anteriormente se llamaban Thermatrim y Pura Alegría y que la Cofepris prohibió su venta en el año 2014, sin embargo, le cambiaron el nombre para seguir vendiéndolas.

“Tener  un índice de masa corporal elevado puede generar dificultades en la aceptación de uno mismo y por lo tanto, dificultades para establecer relaciones con otros. Aunado a ello pude presentarse un peor sentido de la realidad, que quizá se asocie con las preocupaciones con la imagen corporal y la incapacidad para reconocer los límites del propio cuerpo”, dice la tesis como requisito parcial para obtener el grado de Doctor en Filosofía con especialidad en Psicología, de Cecilia Meza Peña, trabajo denominado “Predictores psicosociales de sobrepeso y obesidad en mujeres de Monterrey,

“El ver los cuerpos de los demás, sentirse desdichado y disociado de su propio cuerpo y presentar dificultad para aceptarse puede generar que una mujer se mantenga en guardia y a la defensiva alejando a otros, no permitiendo intimar más y buscando la comida como refugio para paliar sus dificultades emocionales”, añade.

Damián, doctor que presta servicios en Salud estatal y en su consultorio particular atiende el sobrepeso y explica que es bajo la supervisión médica se reduce el peso, sin causar daños al cuerpo, sin embargo, alerta sobre una pastilla llamada Rodatex, que tiene complicaciones para quien no se somete al cuidado del especialista.

En el mercado negro se adquiere por muchos  y con doctores que se prestan a extender receta para su adquisición; su costo supera los 500 pesos y su objetivo es inhibir el hambre.

Los riesgos son, dice, dependencia por su contenido en anfetaminas y tranquilizantes como el diazepan, fatiga, palpitaciones, taquicardia, nerviosismo e insomnio entre otras complicaciones.

El procurador de Justicia de Nuevo León, Bernardo González Garza explica que la investigación contra esos productos milagrosos para reducir peso es permanente y califica de lamentable hechos como el Lucero Priscila.

“Ahora bien, si hay algunas otras personas  que se dediquen a este tema (la venta de productos milagro) será competencia del estado, tengan la certeza de que los investigamos”, añade.

En medio de todo esto, la Secretaría de Salud nuevoleonesa  informa que las pastillas para adelgazar tienen componentes químicos que pueden ocasionar reacciones diversas en la salud de cada persona.

Los efectos son entre otros, la hipertensión, aumento en el ritmo cardiaco, náuseas, dolor de cabeza, dolor de estómago.

El subsecretario Jaques reitera la advertencia, el peligro al que se exponen las personas que en lugar de perder peso, pierden su vida o en el menor de los casos su dinero.

En ocasiones, las pastillas mágicas son sólo combinación de cafeína y otros duriéticos que causa la pérdida de agua, que con el tiempo causa severa deshidratación.

La verdadera solución es mejores hábitos alimenticios y ejercicio, asume el funcionario.

Gerardo, el hombre de los 120 kilos quiere vivir y está convencido de ello: “Mi único problema es la técnica para hacer los ejercicios, las rutinas, pero ya aprenderé”, explica al reportero en el preciso momento en que una mujer entra al gimnasio para preguntar al encargado la fórmula para tener un cuerpazo, como de artista, dice.

Se le explica que alimentación y ejercicio es la clave. “No, no me entiendes”, replica la dama, “quiero inyecciones, algo que tomar, pues no es posible que sólo sea con ejercicio como están los artistas”. “Pudiera ser también con eso, pero si así fuera, de todas formas hay que cuidar la alimentación y hacer ejercicio”, se le insiste. “Quiero cuerpazo sin ejercicio”, sostiene la mujer a quien no le agrada la idea de ejercitarse.

“Tener un cuerpazo requiere de actitud, de meterse una chinga diaria en la rutina de pesas, de ejercicio cardio (bicicleta, correr, trotar), de alimentación; no cualquier aguanta. Si aguantan los primeros tres meses ya la hicieron, siguen, de lo contrario se van antes y buscan los productos milagrosos”, puntualiza Rubén, un instructor de pesas que entrena al filo de las 6:00 horas a una docena de mujeres.

Entre ellas están  Irma y Karla, con quienes el instructor  tiene cuidado en la aplicación de las rutinas y el ejercicio cardiovascular, pues aún tienen algunas secuelas de los productos milagrosos que tomaron; les duele eventualmente la cabeza y el estómago y, siguen en consulta con su médico.

Ana María, una guatemalteca corre a diario en un gran parque del sur de la ciudad, vive en Monterrey, llegó de la ciudad de México donde estuvo un tiempo y confiesa que está aún en un tratamiento médico pues el abuso de pastillas milagrosas para adelgazar hasta el cerebro le afectaron y dice, olvida muchas cosas y en las noches se sobresalta.

Mientras tanto, organizaciones y autoridades municipales han puesto en marcha programas diversos para ejercitarse con eventualidad, pero frente a ello, en mercados y redes sociales la venta de productos milagrosos que reducen peso tienen aceptación significativa y como moda, su publicidad va de boca en boca por quienes los adquieren.