Tuxtla Gutiérrez.- Si en los últimos meses se han detectado casos de VIH-Sida o de sífilis, no es producto de la llegada de miles de migrantes (señalados como portadores de las mismas) a Chiapas, sobre todo a Tapachula, sino que se debe a la falta de empleo, lo que los orilla a prostituirse para subsistir, y de ahí los posibles contagios. Los más vulnerables serían, en este caso, la población LGBTTTI y las mujeres u hombres que se dedican al trabajo sexual.
Rosemberg López Samayoa, representante de la asociación civil “Una mano amiga en la lucha contra el Sida”, con sede en esa ciudad fronteriza del Sureste del país, advierte que ha habido desinformación al respecto, como el argumentar que la población migrante “es la que trae el Sida, cuando no es así”.
Solo su AC atiende, a diario, a entre 10 o 15 personas que solicitan pruebas para detección de males de transmisión sexual, por lo que al mes detectan de dos a tres casos de sífilis, mientras que de VIH-Sida, hasta el momento, no reporta ni uno solo.
“No podemos decir que han incrementado los casos, pero hay quienes se empecinan en decir lo contrario, pues en nuestro caso no vemos una situación alarmante”, asevera en entrevista exclusiva para La Silla Rota.
Rosemberg López Samayoa
De hecho, especifica que trabajan en coordinación con el sector Salud, por lo que no pueden “esconder o guardar” información al respecto, pues se tiene que registrar y darle el respectivo acompañamiento a quien padece la enfermedad, incluidos los migrantes, ya sea en los Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención del VIH/Sida y de las Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits) o el IMSS o en el ISSSTE.
Con base en datos de la Secretaría de Salud (SS), hasta la semana epidemiológica número 39 del año pasado fueron notificados poco más de 660 casos de VIH-Sida en Chiapas, de los cuales el 2.2%, es decir 45, corresponden a población migrante. En el 2018 se detectaron 832, pero sólo 15 eran de indocumentados.
Se complican las detecciones por falta de recurso federal
La Asociación no sólo recibe a migrantes que les envían el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) o la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), sino que efectúa búsquedas intencionadas en bares, cantinas y otros sitios donde podría haber contagios.
De hecho, posee un diagnóstico “palpable” de la realidad que se vive: lo que posiblemente complique el que no haya más detecciones o esa búsqueda intencionada más frecuente, y por ende el respectivo seguimiento y tratamiento, es la falta de recursos económicos que dejó de “inyectar” la Federación a las organizaciones sociales como la que él representa.
“Entonces no podemos decir que hemos encontrado casos porque no tenemos los recursos suficientes, porque para esas tareas necesitas personal calificado, los insumos de prevención o las pruebas de VIH, sífilis o de gonorrea, ¡y no las tenemos!”, advierte.
A pesar de que a veces se carece de medicamentos para atender a las personas con VIH, López Samayoa argumenta que la SS estatal sí responde “a como dé lugar” en ese sentido, “quienes en verdad no responden son el ISSSTE y el IMSS, no atienden los casos que deberían atender, son omisos”.
Por ello, el que no haya recursos para prevención sí significa un riesgo para toda la población, en este caso de Tapachula, en cuanto a contagios por enfermedades de transmisión sexual (ETS), pues además no ha habido campañas de prevención en la materia, “pero esto es parejo, no podemos señalar sólo a los migrantes, porque se alienta a la xenofobia, al estigma y a la discriminación”.
VIH y Sífilis, enfermedades que atacan Tapachula
Por su parte y con una labor desde el 2012 en detección de ETS en Chiapas, la AC Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” tiene un balance más grave de la situación en Tapachula: a diario, detecta de 3 a 4 casos de sífilis tanto en migrantes y lugareños, mientras que al mes, se registran hasta 4 casos de VIH-Sida. Las edades de los más afectados oscilan entre los 19 a 29 años, casi a la par en varones y mujeres.
“Hay un desinterés de las instancias de Salud, y casi siempre nos mandan a las personas a nosotros para que les hagamos sus estudios, porque no tienen ni condones, y por eso hacemos las pruebas en bares, cantinas, en nuestro consultorio, en la calle”, asevera Elvira Madrid, fundadora de esa organización con presencia en cerca de 26 entidades de la República.
Elvira Madrid
Aunque también está consciente de que la falta de apoyo del gobierno federal ha impactado en algunas ONG’s que trabajan en esta materia, sostiene que Brigada Callejera no resulta tan “golpeada” porque de su presupuesto total, solo requerían del 15% que les otorgaba la Federación.
“Tenemos tres décadas en esta labor, entonces ya recibimos apoyos de otros lados; y ahora nuestra preocupación está más enfocada en la Ciudad de México, Chiapas, Jalisco y Veracruz en estos temas del VIH y sífilis”, comenta.
Aumenta flujo migratorio en Chiapas
Solo en enero de este año, la Comar reportó 5 mil 936 solicitudes de refugio, 50 por ciento más que en el mismo mes pero de 2019; de esa cifra, mil 125 son niños, niñas y adolescentes y otros 67 vienen en calidad de no acompañados.
Del total de solicitudes, el 65%, es decir 3 mil 874, fueron trámites efectuados en tierra chiapaneca, la mayoría demandadas por personas de Honduras (2 mil 365), Cuba (990), Venezuela (612), El Salvador (587) y de Haití (582). Sin embargo, la realidad para Tapachula es más compleja: se estima, de acuerdo con algunas ONG’s locales, que hay varados entre 50 mil a 70 mil migrantes.
Ante este panorama, Rosemberg López advierte que cuando no se implementan acciones o mecanismos preventivos sobre todo en tópicos inherentes a la salud, los casos aumentarían, según lo confirman también instancias internacionales como la OMS.
Si antes se llegaba a 50 mil personas para detectar posibles casos de ETS, ejemplifica que sin financiamiento gubernamental apenas llegarían a 20 mil, es decir una merma de más de 50 puntos porcentuales, lo que sí representa un grave riesgo de salud pública.
(Brenda Lugo)