TIJUNA.- La suspensión de trámites en la garita internacional, a causa del coronavirus, tiene a los migrantes solicitantes de asilo al borde de la desesperación en Tijuana.
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Por eso activistas y familias marcharon en inmediaciones del cruce fronterizo para pedir a las autoridades mexicanas y estadounidenses que continúen con sus procesos.
“La xenofobia también es una pandemia”, se podía leer en uno de los mensajes que portaron las decenas de personas concentradas para mandar su mensaje de ayuda.
Entre esas personas estaba Luz Cerrato, quien dejó Honduras con su esposo y sus tres hijos de 14, 13 y 5 años de edad, pero cuando llegó a la frontera con Estados Unidos estaba iniciando el cierre por la pandemia.
Me siento estresada, frustrada por estar sin trabajo, y estar allí encerrada para mí no es fácil. He caído en depresión al ver a mi hijo que me dice: ya no quiero la comida que me dan los soldados. Me parte el alma escuchar a mis hijos que ya no quieren estar allí
Ya son 8 meses de espera y está en Tijuana porque las autoridades migratorias de este país la enviaron junto a su familia desde la frontera Texas-Tamaulipas, por donde fueron deportados tras cruzar a Estados Unidos.
Me mandaron a Matamoros, y de Matamoros me subieron a un bus obligatoriamente para que viniera acá a Tijuana, sin yo saber para dónde venía. Tres días de camino sin dinero. A pura agua traía a mis hijos
Desde que llegó a esta ciudad está en el Centro integrador para migrantes Carmen Serdán, habilitado por el gobierno federal mexicano para recibir a los centroamericanos retornados bajo el programa norteamericano “Remain in México”.
La suspensión de trámites en la garita internacional, a causa del coronavirus, tiene a los migrantes solicitantes de asilo al borde de la desesperación en Tijuana. Foto Eduardo Rubio
Pero las cosas no han ido mejor allí, porque ahora el más pequeño de sus hijos tiene problemas de nutrición, y Luz dice que la seguridad en el albergue no es la mejor.
“Aguantamos porque no tenemos a donde ir a rentar, no tenemos económicamente para ir a estar con mis hijos tranquila. Tengo miedo porque entran mexicanos que vienen repatriados de 30,20, 10 años de estar en la cárcel”, comentó.
Sus planes, cuenta, son aguantar y seguir adelante, porque volver a su país significaría estar de nuevo a merced de las pandillas que la extorsionaban en su negocio y que presionaban a sus dos hijos mayores para unirse al crimen.
Kathy Kruger, abogada de Casa Migrante a.c. enfatizó que la pandemia no ha detenido la migración, y por lo tanto las autoridades tampoco deberían detener su atención.
Kathy Kruger, abogada de Casa Migrante a.c. enfatizó que la pandemia no ha detenido la migración, y por lo tanto las autoridades tampoco deberían detener su atención. Foto Eduardo Rubio
Quienes tenían fecha programada para presentarse en la corte norteamericana hoy están sobreviviendo en la incertidumbre, mientras que en México los albergues de la sociedad civil siguen atendiendo sus necesidades, enfatizó.
Nos estamos desbordando. Es importante que las personas en situación de poder se den cuenta que nosotros trabajadores humanitarios estamos absorbiendo la carga de los Estados, al tratar de ayudarles a que tengan una vida digna en lo que están esperando a que se les dé oportunidad de que rehagan sus sueños y sus vidas
La restricción de cruces en la garita internacional cumplirá 8 meses el próximo 21 de noviembre, y no hay por ahora visos de una pronta reactivación, por eso los activistas aseguran que seguirán protestando hasta conseguir una solución.