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María Luisa y Josué, rostros de la tragedia en Oaxaca

El sismo de 8.2 grados, cambió la vida de los habitantes de Juchitán

Escrito en ESTADOS el

Oaxaca (La Silla Rota).-  María Luisa Santiago Sánchez se encuentra destrozada, desconsolada y muy afligida, ella es sólo una de las miles de personas que lo han perdido todo a causa del sismo de 8.2 grados que afectó gran parte de Oaxaca. 

Su casa, ubicada en el Callejón de las Cruces Séptima Sección entre Melchor Ocampo e Insurgentes, en Juchitán, está destrozada, todo se vino abajo en cuestión de segundos, perdió todo, María Luisa vendía empanadas para poder mantener a sus nietos, hoy no sabe qué hacer. 

"Me quedé con más manos vacías porque yo hago empanadas y todas mis cosas se quedaron adentro entre los escombros, ahorita estoy sola con mis nietos, afortunadamente no les pasó nada, a mí fue un rozón", indica la mujer.

María Luisa es una persona sola ya que quedó viuda hacer 18 años y su hija, la madre de sus nietos no está con ella porque estudia fuera del pueblo.

"Tengo 18 años de viuda, estamos desamparados, las empanadas es nuestro sustento mío y de mis nietos, la presidenta (Juchtitán) ni sus luces,  no se ha acercado a ver los daños.

Gracias a los vecinos han podido llevarla poco a poco estos días, pero tanto ella como muchas personas les urge la ayuda. 

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"Lo que puede jalar o salvar lo hice, los vecinos nos apoyan con lo que tienen y pueden."

Ella como miles de familias viven entre el miedo, pues tienen que dormir a la intemperie.

Las familias de este sector de Juchitán la están pasando muy mal y la ayuda no les ha llegado pues ni despensas, ni agua tienen, además indican que los precios en algunos alimentos como tortillas y huevos los vendedores los han subido, por ejemplo el kilo de tortilla normalmente está en 17 pesos y después del sismo subió a 30, la cartera de huevos costaba 45 pesos y hoy vale 100.

Josué, niño milagro 

Josué renació de entre los escombros luego de permanecer más de 36 horas sepultado una casa destruida en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.

Cuando los rescatistas escucharon un llanto comenzaron a preguntar, sin más testigo aparente que el de los restos de la construcción, si había alguien, fue entonces que escucharon una voz que decía “¡Ayuda, por aquí, estoy debajo de la pared!”.

Los socorristas relatan que lograron visualizarlo, pero el área de acceso donde el menor se encontraba era complicada, así que la primera acción fue animarlo y tranquilizarlo, asegurándole que lo iban al rescatar.

Elementos de la Secretaría de Defensa Nacional y Policía Federal, lograron rescatarlo levantando escombros en la séptima sección del municipio más devastado del país.

El rescate fue un aliciente para los que de manera altruista colaboraban en esta labor; cuando al fin llegaron a Josué, este presentaba un cuadro de deshidratación y stress.

De inmediato, Josué fue trasladado al servicio médico instalado de manera conjunta por los gobiernos federal y estatal, donde se le realizó una revisión para descartar traumatismo craneoencefálico debido a la loza que le cayó encima.

Posteriormente personal del Ejército Mexicano lo transportó a un hospital y ser internado de inmediato. 

Josué estaba dormido cuando el jueves a las 11:49 de la noche su casa comenzó a moverse de un lado a otro, a pesar de que intentó salir corriendo, no lo logró y el techo se le vino encima dejándolo sepultado. 

Con información del Debate y el Imparcial