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Lucía, la mamá de 14 años que no celebrará

Se embarazó antes de cumplir 15 años, el padre de su hija no quiere saber nada de ella; abandonó la escuela y a sus amigas; no tiene nada qué celebrar

Escrito en ESTADOS el

CIUDAD VICTORIA.- Lucía aún no celebra sus XV años de edad y ya es madre.  A su corta edad, ha dejado la escuela y a sus amigas y no celebrará este 10 de mayo.

Recuerda aquella noche la fiesta de los 15 años de su amiga Alicia. Ella también soñaba con ser la quinceañera de una fiesta con DJ.

En aquel lugar conoció a Joel, (16 años), primo de Alicia. “Me cayó bien, me gustó, le pregunté que si era mi chambelán en mi fiesta de 15 años y me dijo que sí”.

“Primero fueron piñas coladas, bailamos y luego vinieron los vampiros y otras bebidas. Me reí mucho. Nos fuimos a platicar a su carro. Me dijo que únicamente me quería besar y acepté. Me estuvo acariciando el pecho, las piernas, andaba ya ebria y cedí”.

“Sucedió. Vivía el momento y nunca pensé en las consecuencias. No imaginé que me llegaría embarazar, pero pasó”. Lucía saca de la pañalera un chupón y se lo pone en la boca a su pequeña, le sonríe.

A los pocos meses, la mamá se dio cuenta. “Vino el vómito, los mareos, no tenía hambre, me sentía mal. Me llevó con la doctora y dijo que estaba embarazada. Llorando le tuve que contar todo”.

“Me duele mucho que por mi culpa haya gritos, insultos entre mis papás. Me sacaron de la escuela y me mandaron al rancho con unos tíos, para que luego regresara a Victoria para tener a la niña”.

El relato de Lucía lo continúa con los ojos húmedos. “Me mandaron fuera para que los vecinos no se dieran cuenta de que estaba embarazada. Se avergonzaban de mí y yo también me sentía mal, muy mal. Me sentía sola, abandonada. Pensé en matarme, tomar veneno para ratas o ahorcarme, estaba desesperada”.

Lucía cubre a la niña con una pequeña cobija y continúa: “cuando la doctora me dijo que sería una niña me dio alegría, pues tendría una amiga en quien confiar y me protegería. Pero luego me di cuenta que falta mucho para ello, que primero debe ir a la escuela, pero sobre todo enseñarla a no repetir mis errores”.

La mamá y la abuela le han enseñado a cuidar a la niña, cambiar los pañales, bañarla, darle el biberón.

“Pero mi papá no me habla. Sigue enojado conmigo, pero a veces carga a la bebé y le hace cariños. Creo que algún día me perdonará”.

Ella tiene la esperanza de volver a la escuela, hacer una carrera corta y ponerse a trabajar para atender a su hija, para salir adelante.

Lucía se encuentra triste, sus compañeras de la escuela ya no la visitan, la toman como “una tonta” por haberse dejado embarazar.

“Hay muchos embarazos en chicas de mi edad. Pero la diferencia es que algunas si tienen dinero o consiguen dinero para comprar pastillas para abortar o las llevan a otras ciudades para que aborten”.

“Si había clases de sexualidad, prevención de embarazos, pero siempre crees que nunca te va a pasar, que no puede pasar por ser solo una vez, pero me sucedió a mí”.

Han pasado apenas unos cuantos meses de esta nueva vida para Lucia, “pero a veces me siento enjaulada, desesperada. No salgo a la calle, no me dejan salir, debo cuidar a mí niña. Pero quiero volver a la escuela, encontrar un empleo, pues sé que mis papás no tienen lo suficiente para mantenernos a nosotras”, insiste.

-¿Y Joel?

“Mis papás fueron hablar con sus papás, pero alegaron que también era menor de edad. Que no nos conocíamos y que no podríamos llevar un matrimonio y que sería peor para la bebé. Él sigue en la escuela, pero ya no lo he vuelto a ver, ni quiero ver”.

“Los papás de Joel saben de la bebé y le mandan ropa, pañales, algún dinero. Mis papás no quieren que vengan a visitar a la bebé. Tal vez más adelante cuando todo esté más tranquilo”.

-¿Tu querías una fiesta de 15 años?

“Bueno, no fiesta con misa, vestido esponjado, vals y eso, no me gusta. Me parece ridículo, anticuado. Quería una simple fiesta con luces y un dj, pero ahora ya no la podré tener”.

“Tampoco podré festejar el Día de la Madre por ser tan tonta, estúpida. Me daba vergüenza haber sido tan pendeja. Pero ese es el precio de la calentura, lo que hay que pagar en la vida. Pero creo que yo estoy pagando muy temprano, por eso todas las noches le rezo a la virgen de Guadalupe para que algún día venga algo mejor para mí y mi hija”. 

bl