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Los Médicos de la Risa: su misión, hacer reír a niños enfermos esta navidad en Sonora

Tienen sus inicios en 1999 en la CDMX y a lo largo de los años el movimiento se dispersó con el propósito de sacar sonrisas a niños en hospitales de todo el país

Escrito en ESTADOS el

Cada Navidad, Raúl Ortega toma su bata blanca, se coloca una bolita roja de esponja en la nariz y pone su mejor sonrisa para recorrer los distintos hospitales en Hermosillo y hacer reír a los niños que pasarán esa noche internados.

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Con “Kokolate”, el nombre de su personaje, deja sus problemas personales de lado, y busca divertir a menores que padecen cáncer, que presentan una enfermedad que los hospitaliza o que tienen alguna fractura.

Vestidos con sombreros de Santa Claus o cuernos de Rodolfo El Reno, los más de 80 voluntarios en Sonora de la organización nacional Risaterapia A.C. alegran las navidades de los niños y dan un descanso y alivio a los papás, quienes después de una larga jornada en los centros de salud, ven a sus hijos felices.

“Días antes de Navidad, participamos en el desfile anual navideño en Hermosillo. Ya el 24 de diciembre hacemos recorrido por los hospitales y cantamos villancicos navideños”, relató a La Silla Rota Raúl, uno de los líderes de esta asociación en Hermosillo.

Temas como “Noche de Paz, Noche de Amor”, “El Niño del Tambor”, “Mi burrito Sabanero”, son los que cantan los Médicos de la Risa a los menores en Nochebuena.

La verdad tiene muy bonito impacto en los niños, podemos ver cómo cambian sus rostros y los contentos que se ponen cuando nos ven llegar

¿Qué es ser Médico de la Risa?

En Sonora, hay Médicos de la Risa en la capital, en San Luis Río Colorado, Nogales, Agua Prieta, Caborca y Cajeme; es el estado que tiene más presencia en los municipios.

Risaterapia A.C. fue fundado por Andrés Aguilar en 1999 en la Ciudad de México, inspirado por la sonrisa de una niña al verlo en un hospital para promocionar su show como payaso profesional, y a lo largo de los años el movimiento se dispersó por todo el país.

“Viendo la reacción de la niña, pensó que lo podía replicar en otros hospitales y comienza con sus amigos payasos y actores, pero se topa con otras cuestiones, que es que dormimos nuestra alegría interior”, explica Raúl Ortega.

Para ser uno de ellos, debes aprender a sacar a tu “niño interior” y volver a ese espíritu infantil y divertido, así se puede tener una mejor conexión con los pequeños internados en los hospitales.

Por ser un trabajo con menores de edad, tienen ciertas reglas: pasar por una serie de talleres y capacitaciones, respetar las indicaciones de los directivos de los hospitales y sobre todo no presentarse a las visitas en estado de ebriedad, bajo alguna sustancia adictiva o físicamente enfermo por algún virus o bacteria.

Todos son voluntarios, que regalan parte de su tiempo para acudir a los recorridos por nosocomios. No reciben salario o dinero en efectivo, sino que dan de sí todo para el bien de los niños.

“Nosotros convocamos a las personas que forman parte de Risaterapia A.C., cada quién dona su tiempo como puede, y se unen los que pueden ir. Acudimos a los hospitales regularmente grupos de 5 a 10 personas”, comenta Kokolate.

“Debes dejar tus problemas de lado”

Ser Médico de la Risa no es fácil. Para Raúl Ortega requiere de mucho control emocional y empatía con las demás personas.

Además, es importante dejar en casa los problemas personales y pensar sólo en hacer reír a los niños cuando se esté con ellos.

Hacemos un pequeño ritual llamado Hoyo Negro. Ahí aventamos todas nuestras energías negativas que no nos van a ayudar en esta actividad y esta limpieza emocional nos ayuda a sacar, lo que llamamos, nuestra mejor versión

Así, los pequeños que visitan en el Hospital Infantil del Estado de Sonora, en los nosocomios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o del sistema de salud de los trabajadores del Estado (ISSSTESON) pueden ver a Jack Sparrow pelear con piratas, o a un cantante desafinar en pleno escenario o el rescate de una princesa de un calabozo.

Jugamos con quien sea, o a veces llegamos a repartir abrazos y con eso, los niños se alegran, sonríen y juegan con nosotros. De repente estoy jugando que soy Jack Sparrow gordito, o jugamos con los papás también, a los niños les encanta ver a sus papás jugar

Sin embargo, Raúl asegura que los beneficiados no solo son los menores, sino también los Médicos de la Risa terminan la jornada con una paz interior.

“Se dice que los más egoístas somos los Médicos de la Risa, porque es sumamente gratificante, es muy enriquecedor. Los problemas más fuertes de mi vida los he lidiado con nariz y bata, porque con nariz y bata te das cuenta que tus problemas no son tan fuertes”, asegura.

Los momentos más gratificantes y los más difíciles

Uno de los momentos que más han marcado a “Kokolate” es cuando visitaban el Hospital Infantil del Estado de Sonora, en especial, a Juan Diego, un bebé abandonado en la vía pública en el frío de diciembre.

La exposición a las bajas temperaturas dañó sus pulmones y debía estar internado para recibir apoyo de un respirador. Como el pequeño no tenía familia, vivió en el hospital más de un año.

Es por eso, que los Médicos de la Risa se encariñaron con él. Pero un día, su cuna estaba vacía, sus cosas ya no estaban.

“Creció en el hospital, paso un año y medio y seguía ahí el niño. Nos encariñamos con él, a veces lo visitábamos de civiles”, relató Raúl a este medio.

Sin embargo, con el corazón “apachurrado” y esperando lo peor, dieron su mejor show e hicieron reír a los demás niños. Al final de la jornada, una enfermera les dio la noticia de que Juan Diego fue adoptado por una pareja de doctores, quienes compraron un respirador y lo tenían ya en casa.

Al borde de las lágrimas le preguntamos a la enfermera, y nos dijeron que dos doctores se casaron, compraron un aparato respirador para él y lo adoptaron. Pasamos de estar al borde de las lágrimas, a la euforia

Pero, Raúl Ortega también recuerda con alegría la ocasión en la que una madre logró reconfortarse y descansar al llegar los Médicos de la Risa y ver contento a su pequeño, después de pasar por varias operaciones y escuchar solo su llanto.

Una compañera le puso la mano en el hombro a la mamá y empezó a llorar, se descargó porque su niño había sido operado y lloraba mucho, pero cuando el niño despertó, me vio ahí y se empezó a reír conmigo y se hizo la pachanga, la mamá y el niño pasaron un buen momento

Por estas razones, “Kokolate” invita a más personas a unirse a Risaterapia A.C., para dibujar sonrisas a los niños que se encuentran en situaciones desafortunadas y tienen que pasar sus días en el hospital y no en algún parque con sus amigos.

“Necesitamos más Médicos de la Risa, somos un montón, pero nos falta mucho por hacer”, concluyó.