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Los Avispones, entre la precarización y el olvido

En la actualidad, ninguno de los jóvenes que sobrevivió a la noche de Iguala está en el equipo, por su edad y porque se cambiaron de equipo después de la agresión

Escrito en ESTADOS el

CHILPANCINGO (La Silla Rota). El equipo de futbol de Tercera División, Los Avispones de Chilpancingo, pasó de ser propiedad de la alcaldía a una asociación civil que funciona sin presidente, porque nadie le entra a la responsabilidad de un equipo que vive sólo de un donativo de la administración municipal y que se queda corto cuando se acerca la inscripción y registro anual de los jugadores ante la Federación Mexicana de Futbol (FMF).

Esta conclusión es una evaluación del vicepresidente de la asociación civil, Gustavo Castañón Ramírez, quien por ahora se hace cargo del equipo situado en condiciones más complicadas que hace cinco años, porque carecen de un esquema de autosuficiencia financiera.

La referencia del tiempo se vuelve un dato importante si se considera que la anterior escuadra de Los Avispones es también sobreviviente a la noche de Iguala. Este hecho colocó al equipo en una atención pública que se ha desvanecido con los años, aun cuando la razón de su notoriedad es la de víctima.

El 26 de septiembre de 2014, los jóvenes del equipo estuvieron en Iguala disputando un partido. Cerca de la medianoche volvían a Chilpancingo por la carretera federal, cuando en el cruce a la comunidad de Santa Teresa, unos hombres comenzaron a dispararle al autobús en que viajaban.

Las balas perforaron casi todo el camión y mataron a uno de los jugadores, David Josué García, de 15 años, y al chofer del camión, Víctor Manuel Lugo.

La reflexión sobre la crisis del equipo, Castañón Ramírez la acompaña con un comentario más profundo que impacta en la responsabilidad de autoridades con todos los jóvenes.

“Muchos creen que es una inversión perdida gastarla en los jóvenes, pero no es dinero perdido, porque ver que tienes a 30 jóvenes retirados de drogas, alcohol, delincuencia, es la satisfacción”, menciona el vicepresidente, quien también es padre de uno de los jugadores sobrevivientes de aquella noche.

En la actualidad, ninguno de los jóvenes que sobrevivió la noche de Iguala está en Los Avispones, por dos razones fundamentales: su edad, ya todos rebasan los 19 años reglamentarios para esa categoría, o se cambiaron de equipo después de la agresión.

La violencia, parte de la causa de su precarización

La falta de recursos de Los Avispones está relacionada a la violencia que le ha perseguido.

Primero, después del ataque en Iguala, la FMF pidió el retiro de la franquicia del equipo de tercera división al ayuntamiento y los padres de los jugadores, según Castañón Ramírez, lo sostuvieron convirtiéndolo en una asociación. “Luchamos, buscamos y constituimos la asociación civil, incluso con recursos propios, para pudiera seguir participando el equipo”, menciona.

La administración municipal, entonces encabezada por el alcalde Marco Antonio Leyva, le dio recursos para el acta constitutiva, pero no para los gastos y trámites antes la FMF, denunció el vicepresidente.

Con la coordinación de Los Avispones a cargo del ayuntamiento de Chilpancingo, se le mantuvo al equipo un presupuesto de un millón de pesos, que el equipo exhibió como insuficiente en recientes fechas, con el alcalde Antonio Gaspar Beltrán al frente.

En agosto pasado, los jugadores y directivos realizaron actividades para solicitar cooperación económica a los habitantes y poder pagar antes de fin de mes los 52 mil pesos de inscripción y los 108 mil 500 del registro de 35 de jugadores e integrantes del cuerpo técnico que cubren cada año ante la FMF.

Al final, cuando la complicada situación del equipo de fútbol era mediática, el gobierno del estado les aportó más de 160 mil pesos.

También en ese momento el alcalde Antonio Gaspar Beltrán garantizó mantener el presupuesto al equipo, pero desde la distancia de no tener la responsabilidad de su coordinación. Es decir, como donaciones.

De acuerdo con la estructura del equipo, ese presupuesto oficial va para cubrir gastos de los jugadores. Explicaron que ahora cada jugador local recibe de beca 500 pesos quincenales y mil pesos los foráneos.

El otro episodio violento que abona a la actual condición de Los Avispones es el asesinato del presidente de la asociación del equipo, Marco Iván Rodríguez Navarrete. Su muerte o su ausencia dificulta la agilidad de la organización en términos administrativos y legales, denunciaron integrantes de la estructura de la asociación.

A esto se suma que el equipo carece de un proyecto de negocio que le permita captar recursos por su cuenta y lo convierte en independiente y autosuficiente. Lo dejaron claro cuando se reunieron con Gaspar Beltrán en agosto pasado.  

Pero Castañón Ramírez insiste que de ser por el interés de las autoridades locales, el equipo de Los Avispones estaría desaparecido, porque su permanencia, que dependía de una sería de trámites, fue posible por la organización de los padres.

El equipo ahora la está sufriendo

A Othokari González Agustín todavía le tocó ser parte del equipo cuando el ayuntamiento subió la beca a los jugadores de Los Avispones a un rango de 600 y mil 200 pesos, con el propósito de que continuaran con sus actividades físicas y de alguna manera sanaran sus emociones. Ocurrió después del 26 de septiembre del 2014. La beca que les daban antes oscilaba entre 300 y 600 pesos.

Este futbolista, a sus 17 años, desde su posición de delantero, jugó el partido que el equipo tenía agendado a las 20:30 horas el 26 de septiembre de hace cinco años en Iguala. Fue uno de los 30, incluidos los del cuerpo técnico del equipo, que balearon cuando salían de la ciudad en un autobús hacia Chilpancingo.

Supo que la nueva generación del equipo donde pasó parte de su adolescencia vive tiempos de precarización. Él no se quedó a vivir el retroceso financiero. A los seis meses del ataque en Iguala se fue a Chiapas a jugar con un equipo de segunda división y allá vivió casi dos años y medio.

Volvió en 2017 pero prácticamente retirado del futbol para estudiar la carrera de Economía en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). Ahora, a sus 22 años, sólo lo practica los fines de semana.

Ni siquiera lo que vivieron los jugadores de Los Avispones en 2014, entre ellos Othokari, garantizó mejores condiciones a las generaciones posteriores, aunque, ya lo dijo Castañón Ramírez, el equipo sea un espacio para retirar a los jóvenes de la violencia.

–¿Ahora tu cómo ves el equipo?

–Bueno, por lo que he visto le están sufriendo porque no hay mucho apoyo por parte del ayuntamiento. Tuvieron que salir a botear (pedir una cooperación económica), hablar con el gobernador (…). Ahorita ya les dieron dinero (para la inscripción y registro), pero no están apoyando a los jugadores como debería de ser.

Aparte, abajo de ellos tenemos una estructura de niños desde ocho años en adelante”. “Tendrán que visualizar las autoridades que invertir en los jóvenes no es un recurso equivocado

La libraron, pero no es estructura que garantice la permanencia de Los Avispones. La aspiración de la asociación es que aporten.

La incertidumbre económica se traduce en incertidumbre deportiva en varias ocasiones, por la falta de condiciones, los jugadores, sobre todo foráneos, se ven obligados a desertar a media temporada. Por esa razón, explica el vicepresidente de la asociación, siempre buscan registrar a más de 30 elementos, para que el equipo no se desarme.

En esta temporada ya salvaron su participación, pero la incertidumbre económica se queda. Los Avispones no cuentan con una forma de financiamiento. No se planeó nada para que fueran autosuficientes.