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Lluvias en Tixtla: "Estamos secos de tanta agua"

Cada año, los habitantes de estas zonas, sufren inundaciones consecuencia del vaso natural de la laguna que fue invadido por pobladores

Escrito en ESTADOS el

Tixtla, Guerrero (La Silla Rota).- La mitad de los surcos de maíz que don Gregorio Mora Solache sembró en sus dos hectáreas de tierra, cerca del borde de Matitlán, están secos de tanta agua. Sí, por contradictorio que sea, la ribera de la laguna de Tixtla, que desde hace más de un mes tiene a la expectativa a los habitantes de la zona baja de la cabecera municipal, está estancada en esta siembra y la pudrió.

A don Gregorio le queda la esperanza de alcanzar a cosechar la otra mitad de plantas verdes todavía de pie, sembradas unos metros arriba, sobre una extensión apenas elevada, que la ha salvado, porque también está dentro del vaso natural de la laguna, según la última medición de Conagua.

Detrás de los surcos secos, amarillosos y pantanosos, se ve completa la laguna de Tixtla, que en tiempo de lluvias pelea por su extensión natural y se mete en las casas de quienes la invadieron con autorización de gobiernos.

El desbordamiento más reciente ocurrió en septiembre de 2013, con Manuel e Ingrid. Los barrios de Santuario, San Antonio y Santa Cecilia quedaron inundados, ni siquiera los techos de las casas se veían porque el nivel del agua fue más alto; la gente tenía que comunicarse en lanchas.

Cada año, los habitantes de estas zonas, o sea la parte  baja de la cabecera municipal o dicho de otra manera, el vaso natural de la laguna invadido, están en la incertidumbre de las lluvias, aunque muchas veces libran la inundación. Los dos últimos años las autoridades no han reportado inundaciones altas.

Desde inicio de este mes la laguna dio algunas alertas. El 5 de agosto pasado se inundaron más de 30 casas por la crecida de un arroyo, y a mediados del mes otras dos, también por la misma causa.  

Quienes casi nunca la libran, pero tienen sus métodos para que el daño no sea total, son los campesinos de esa misma zona. David Catalán, otro cultivador de al lado de las tierras de don Gregorio, sí cosechó toda la media hectárea de maíz sembrada para su padre, sólo en una parte de su terreno, de la misma extensión, ubicado más atrás, se secaron algunos surcos de tanta agua estancada por el leve desbordamiento de la laguna.

Para salvar la primera cosecha, dijo, sembraron en mayo, antes del primer porrazo de agua del temporal de lluvias. Es decir, la mitad de los dos o tres meses que dura en madurar el elote, surtieron por sistema de goteo y la otra mitad con las lluvias, para evitar que el exceso de agua arruinara la siembra. “Si nosotros hubiéramos sembrado con el temporal, no hubiéramos cosechado nada”, comentó esta mañana de miércoles 30 de agosto, antes de comenzar a limpiar el terreno y abonar otro pedazo sembrado aún seco.

  

Esta estrategia de “sembrar en tiempo de resequedad”, le permitió a David y su familia vender en julio cada gruesa de elote, entre 250 y 300 pesos, el mejor precio que se puede conseguir en el mercado al año por él, porque, en Tixtla, a diferencia de otros lugares, las lluvias encarecen la siembra. Por ejemplo, el costo que recibirán por la otra siembra que cuidan y esperan cosechar, es 80 o 100 pesos por gruesa.

La probabilidad de desbordamiento de la laguna depende de la lluvia, y el pronóstico de acuerdo a la Secretaría de Protección Civil en el estado es que seguirán en las siete regiones. Este día, a causa de las lluvias, la carretera Chilpancingo a Tixtla estuvo cerrada por más de 17 horas, porque un derrumbe de piedras tapó el paso desde anoche.

Para el campesino Gregorio, quien también es habitante del barrio del Santuario, el pendiente de inundación pudo evitarse si las autoridades no hubiesen autorizado convertir el vaso de la laguna en zonas habitables, a sabiendas de los riesgos: “las autoridades (ayuntamiento) han dado el permiso para los asentamientos a orilla de la laguna. Todo Santa Cecilia es el vaso de la laguna”.

Los mismos campesinos también le van midiendo al agua que sale de la laguna. Si les alcanza, ya ni siquiera se acercan por el sembradío. Don David, dudó que don Gregorio llegara esta mañana a sus tierras, pero desde muy temprano limpiaba las matas paradas. Ambos, al final, cuidan igual lo que queda de las siembras: don David, con la consigna de que la suerte continúe de su lado, y don Gregorio, de que no le abandone otra vez.

Aunque el sitio de siembra situado entre la laguna y el arroyo Cocuilpa, ya limita a los campesinos a cosechar sólo elote, porque de esperar a que seque la mazorca para maíz, perderían todo.

Don Gregorio, con sus 68 años y su experiencia de maestro jubilado, tiene una propuesta para aminorar el problema de inundación en Tixtla: que las autoridades de todos los tres niveles se coordinen para limpiar profundamente el resumidero principal, abierto desde hace semanas, pero, a su juicio, ni lo prevén.

Por ejemplo, él mismo le informó a personal de la Conagua y el ayuntamiento sobre lo que le dijo su padre hace varios años: el resumidero principal de la laguna, o sea por donde se desfoga el agua cuando los niveles crecen, no es natural, como las autoridades suponen, se construyó entre 1943 y 1944 en el gobierno de Juan Catalán. Hasta hoy ninguna autoridad lo ha confirmado, pero los riesgos de inundación continúan altos.