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Las manos de Don Mariano, quemadas por el fuego de la plata

"Lo que me gusta es engarzar piedras, algunas argollas porque es bonito e interesante, me gusta mi trabajo”

Escrito en HIDALGO el

Para creer lo que cuenta, basta con mirar los negros ojos de Don Mariano Hernández Carmona brillosos y pequeños como una canica, es suficiente con observar sus manos morenas, con cayos y quemadas por el fuego que reflejan el trabajo que desde hace más de 20 años realiza como artesano precursor de la platería en el pueblo minero por excelencia: Real del Monte.

Para sacar provecho de pequeñas bolitas de plata, que en su mayoría consigue en Pachuca o en la Ciudad de México, requiere de pinzas de calor para tomar las piezas que arden en el fuego al momento de soldar o mezclarlas en ácido sulfúrico, material de manejo especial que puede llegar a rasgar la ropa e incluso, quemar las manos si no se tiene cuidado.

Aunque dice Mariano, que ya está acostumbrado a la comezón que genera el ácido cuando cae en contacto su piel, que tras años de trabajo se nota desgastada con manchas de tonalidades rojizas casi imperceptibles en las manos.

Un compás simple botado sobre su improvisada mesa de madera le ayuda a sacar medidas a la pedacería de plata, que en su mayoría ocupa para engarzar dijes y pedrería, aunque con franqueza reconoce que su especialidad son los anillos.

Tras más de 20 años de trabajar con este material, Mariano explica que cuando se trabaja con plata de pedacería sólo requiere limpiarse para comenzar a realizar las piezas; pero cuando es pura, necesita de combinaciones con cobre para realizar aleaciones de metales, como si fuera una especie de receta para crear joya fina.

Tomar la plata con pinzas para mojar el anillo en elementos químicos, soldarlo con paciencia por ser una pieza pequeña y sumergirlo en el ácido sulfúrico previamente preparado en un pequeño recipiente para limpiar las argollas, son los pasos claves para el trabajo que realiza este artesano hidalguense en un tiempo que no rebasa los 10 minutos por pieza.

Para Mariano Hernández no fue sencillo aprender esta actividad, cambiar de lugar de origen y trabajar desde la adolescencia, sus inicios se remontan a la empresa ‘Real del Monte Porteles’, donde después de otorgar años de trabajo fue despedido por recorte de personal.

Estamos en este trabajo, desde esa época para acá, lo que me gusta es engarzar piedras, algunas argollas porque es bonito e interesante, me gusta mi trabajo”, dice Don Mariano con su timbre de voz que suena franca, sincera, que entre líneas denota el trabajo de un artesano de joyería de plata.


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