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La misteriosa muerte de un joven en una banca de parque

El joven de 35 años murió en una banca de un parque, nadie ha reclamado su cuerpo y aún se desconoce su identidad

Escrito en ESTADOS el

Coahuila (La Silla Rota).- Murió solo y en el olvido.  Con 35 años de edad, un hombre murió sentado en una banca en la Plaza de Armas de Monclova, Coahuila. Nadie ha reclamado su cuerpo ni conoce su identidad.

Debido a las misteriosas circunstancias en las que un hombre que murió sentado en una banca de la Plaza de Armas, la Fiscalía General del Estado amplió sus averiguaciones y postergaron la necropsia para establecer las causas que originaron el deceso.

Personal de la dependencia comentó que hasta el momento los restos del infortunado, de aproximadamente 35 años, siguen sin ser reclamados por nadie, pero se cuenta con evidencias importantes que podrían otorgarle identidad en las próximas horas, pues algunas personas indicaron que era conocido como don Pancho, aunque entre sus pertenencias no fue encontrada ninguna clase de identificación.

Aunado a eso, el agente del Ministerio Público maneja la teoría de que el hombre pudo haber muerto a causa de un paro cardiaco.

Esto porque a decir de la autoridad, el cuerpo no presentaba rastros de golpes o lesiones que pudieran evidenciar alguna agresión o su participación en una riña, como aseguraron personas que dijeron haber hablado con el infortunado en sus últimos minutos de existencia.

Investigadores ampliarán sus diligencias hasta esclarecer lo ocurrido con el solitario individuo.

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Con la información obtenida hasta el momento se espera que este mismo día las autoridades ministeriales puedan conocer el origen del hombre que pereció en la completa indiferencia de las autoridades, que le habrían negado ayuda en el momento más crítico de su vida.

Sin rastros de identidad

Su fallecimiento fue pública aunque siempre vivió en el olvido de la sociedad. A don Pancho, como lo han llamado, se le veía pasear por la plaza, todos los días se sentaba en esa banca donde su vida terminó. 

Nadie lo conocía, nadie sabe de dónde vino ese hombre que primero les daba los buenos días y después les pedía una moneda para comprar alcohol.

Apenas el sol iluminaba y don Pancho cruzaba el callejón Santos Rojo, algunos dicen que dormía en las escaleras de la iglesia.

Esperaba siempre afuera de la paletería, cuando la encargada llegaba le pedía unos pesos para comprar alcohol. 

La encargada de la tienda de conveniencia de Plaza de Armas, refirió que don Pancho se paseaba hasta que era hora de venta de alcohol y compraba un litro de tequila “de ese que te deja ciego”. 

Pero no a todos les caía bien don Pancho, incluso los guardias del Palacio Rosa lo despreciaban, siempre que se acercaba a las puertas del edificio lo corrían, tal vez por eso lo ignoraron cuando se acercó a pedir ayuda diciendo que se sentía mal.

Nadie platicó con él, de saber quién era, de conocer la realidad de este hombre que se paseaba en la plaza, lugar en que pasó sus últimos minutos.

Con información de Zócalo