Main logo

Katy, la enfermera jubilada de Chiapas que atiende enfermos de covid

Sin ninguna remuneración económica, Katy sale y ayuda todos los días a contagiados de coronavirus, pese a padecer de diabetes y artritis

Escrito en ESTADOS el

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- A pesar de que “colgó la cofia” y la vestimenta blanca hace 12 años, cuando se jubiló, a Reyna Catarina Toledo Vázquez la mueve esa necesidad de ayudar a quienes la necesitan: desde hace como mes y medio, decidió atender a vecinos o conocidos que se contagiaron del SARS COV-2, el nuevo coronavirus.

SIGUE AQUÍ TODA LA COBERTURA DE CORONAVIRUS EN MÉXICO

Amor, servicio y fe, manifiesta en entrevista con La Silla Rota, es lo que se requiere para hacer bien tu trabajo, sin cobrar un solo peso; por ello, en la actualidad no duda en salir de su casa, ubicada en la 15ª Oriente Sur de Tuxtla Gutiérrez, y auxiliar a la gente, a pesar de que su misma familia le advierta que está enferma de diabetes y artritis y que corre serio peligro.

No obstante, ella cree que tiene que “dar la talla” en estos momentos, pues está consciente de que en los hospitales de la entidad chiapaneca no hay espacio para más enfermos y, peor aún, el personal médico y de enfermería también se ha escaseado, pues se sabe que muchos también ya se contagiaron del coronavirus.

Su primer caso fue una amiga que vive cerca de su domicilio, quien estuvo grave porque no solo se enfermó de covid-19, sino que padece cáncer, lo que complicó la situación. Sin embargo, la enfermera jubilada “sacó todo su conocimiento” y, asesorada también por un sobrino que es médico en la Ciudad de México, libró a esa mujer de la muerte. 

“Ella sufrió de insuficiencia respiratoria, estaba a punto de fallecer y lo más lamentable es que nadie la recibió en ningún sanatorio, por eso me puse ‘manos a la obra’, y la comencé a canalizar, nebulizar, y aplicar todo lo que sé, y gracias a Dios la rescatamos”, apunta la mujer de estatura mediana y de 62 años de edad.

Katy, una mujer salvavidas

Hasta el momento, doña “Katy” ha atendido al menos a seis conocidos, e incluso las llamadas son más frecuentes a su teléfono celular, pues “de voz en voz” se ha regado que ella posee una de las “panaceas” para tratar de salvar a las personas de la pandemia: su amor a la profesión que le dio tanto. 

En todo momento, doña “Katy”, como le llaman de cariño quienes la conocen, emite algunos chistes, como el de decir que “No soy la Madre de Calcuta tampoco… ¡eh!”, para luego soltar una carcajada.

Tras afirmar que lo mejor es “hacerle frente” al coronavirus, sin miedos, recuerda que si algo aprendió en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por varias décadas es saber manejar las enfermedades infecto-contagiosas, pero sobre todo la técnica.

“Insisto, mi hijo Carlos (el mayor de cuatro) me dice que no me arriesgue, pero le contesto que no puedo dejar morir a mis pacientitos”.

Aunque también se ha topado con la incredulidad de la ciudadanía ante el coronavirus, como le sucedió con su primera paciente, al final de cuentas le creen. “El esposo de la enfermita decía que no era eso, pero al paso de tres días, y al ver que se estaba yendo en diarrea (sic) y que luego le costaba respirar, me habló de nuevo, y le dije que era covid, y me dejó trabajar; por eso la salvamos”.

Antes de acudir a algún llamado de emergencia, “y meterme donde no me importa (se ríe)”, se encomienda a Dios, se coloca su cubrebocas, careta, además de portar gel antibacterial y otras medidas de protección para no contagiarse. Sin embargo, aparte de atender a enfermos, también los asesora para que adecuen sus espacios para evitar contagios; “que quede como un minihospitalito”, refiere. 

Lo que más le duele a doña “Katy”, originaria del municipio zoque de Ocozocoautla y egresada del Instituto Superior de Estudios de Enfermería en el estado, es que la mayoría de consultorios particulares hayan cerrado sus puertas en estos momentos de crisis sanitaria, debido a que para ella dejan a la deriva a cientos o miles de contagiados.

Reyna Catarina Toledo Vázquez 

De hecho, rememora que eso le sucedió a una comadre que vive en Chiapa de Corzo, ciudad ubicada a 15 minutos de la capital de Chiapas, quien tampoco “tuvo suerte” y, por ello, acudió a ella.

De inmediato, advierte, le dijo a esa persona que era Covid-19 y que se tenía que hacer, si era posible, un estudio, para de inmediato empezar a tomar los medicamentos adecuados para controlar los efectos del virus, no sin antes hidratarla. También se recuperó, pero para ello pasaron al menos seis días.

A todas las personas que ha atendido, les deja en claro que si no obedecen sus recomendaciones lo más seguro es que “caigan” en insuficiencia respiratoria con consecuencias seguramente graves, “que Dios los bendiga, les digo”.

“No sé si continuar, porque me pueden decir: o soy muy valiente, o soy muy pende... (risas). O más bien, creo que sí seguiré, porque lo que tengo es valor, un corazón lleno de ética profesional y mucha fe”, remata la entrevistada, quien en la actualidad también se dedica al comercio, “porque no puedo estar quita, así como lo es el servirle a la gente”.