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Julián, el niño que sobrevivió a un secuestro del CJNG

El 7 de octubre de 2019, Julián, de 10 años, viajaba con su papá cuando un taxista los entregó a una célula del CJNG; él fue liberado pero su papá no

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MORELIA.- La franja de Michoacán y Jalisco se ha convertido en una zona de secuestros y reclutamiento forzado del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en la que una de las características de las víctimas es ser de Tierra Caliente o ser chofer de tráiler.

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La Silla Rota recorrió diferentes municipios de Michoacán de la franja fronteriza, donde familiares de los desaparecidos revelan la situación que priva en esta zona de la entidad.

En esta primera entrega se cuenta la historia de un niño de 10 años de edad que sobrevivió a un secuestro; sin embargo, su papá sigue desaparecido.

PLAGIO Y DROGAS

Julián tiene apenas 10 años de edad y ya vivió en carne propia lo que ser privado de la libertad por un grupo armado.

Era un 7 de octubre de 2019, cuando viajaba con su padre de Guadalajara a un municipio de la Tierra Caliente michoacana. Su padre se detuvo en La Barca, Jalisco, para comprar droga, pues es adicto. Desesperado, pidió ayuda a un taxista de ese municipio, el cual se negó a proveerlo.

El padre de Julián arrancó y el chofer del transporte público los persiguió, narra el menor de edad, quien todavía tiembla al recordarlo.

Después nos alcanzó, nos dijo que ya había conseguido (droga) y nos llevó a una parte; iba hablando (por teléfono), después venía una troca gris y se bajaron cuatro batos encapuchados y nos apuntaron a mi papá y a mí”, cuenta Julián

Recuerda que los bajaron del automóvil en el que viajaban y les cubrieron el rostro, para llevárselos a una casa de seguridad, de quienes se dijeron pertenecer al CJNG.

Indica que a su padre lo interrogaban y le exigían que subiera un video para enviar un mensaje a uno de los enemigos del CJNG.

“Le decían que si subía el video lo iban a dejar ir, si no lo iban a matar. Después nos llevaron a otras casas y nos daban de comer bien”, describe el niño.

Julián recuerda que en momentos pudo escuchar, mientras estaba acostado junto con su padre, que en esa casa había otra persona secuestrada.

Detalla que al señor lo torturaban los sujetos fuertemente armados: “parece que lo quemaban y lo golpeaban, le aventaban limonazos”.


Julián recuerda muy bien que hubo momentos en los que logró descubrirse el rostro y ver que el señor que torturaban estaba amarrado y no lo dejaban mover.

Mientras a su padre lo tenían atado de las manos con unas esposas y lo presionaban para que les diera información que el señor no tenía, pues es residente estadounidense.

Para el niño fueron cinco o seis días los que él estuvo privado de la libertad, pero en realidad fueron dos semanas las que vivió bajo el yugo criminal, cuenta su madre.

Informes de seguridad refieren que la última ubicación del teléfono del padre del menor fue en Atotonilco El Grande, Jalisco.

LA LIBERACIÓN Y EL RETORNO A CASA

Después, se dice Julián extrañado, ya que de repente lo sacan de la casa donde lo tenían secuestrado y lo suben a un taxi al servicio del grupo criminal.

Es decir, que el taxista que lo llevó a su casa, una vez liberado, recorrió más de 300 kilómetros para llevarlo hasta el pueblo de sus familiares en la Tierra Caliente de Michoacán.

“Me dejaron con el taxista y le dijeron que me llevara a mi casa, si no lo iban a buscar, si no me llevaba”, platica el niño de 10 años.

Julián recuerda que iba tapado del rostro, muy nervioso, con temor de que lo fueran a asesinar y con la incertidumbre de lo que le fuera a pasar a su padre.

Dice que el taxista solo le hablaba para preguntarle si quería algo de la tienda.

La madre del menor relata que el niño les contó a detalle lo que había sucedido hasta seis meses después de que regresó a su casa.

En ese tiempo Julián cambió mucho y aunque antes del secuestro era un niño alegre, después se convirtió en un menor reservado, introvertido y temeroso.

Ahora estoy mal. En veces no duermo, en veces sí. Sueño con mi papá que llega aquí vivo, golpeado, pero vivo y me despierto llorando. Lo quiero mucho

La familia solo pide al CJNG que lo liberen para que pueda regresar a su casa, igual que Julián, un sobreviviente del embate criminal del cartel liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.