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Jojutla: a 3 años del 19S, Martha sigue sin techo ni empleo por covid

En la colonia Zapata, sobre el camellón, vive Martha, en una casa de campaña ampliada, quien permanece ahí desde el 2017 cuando el sismo le quitó su casa

Escrito en ESTADOS el

JOJUTLA. - En la esquina de la calle Francisco I Madero y 20 de noviembre de la colonia “Emiliano Zapata”, en el municipio de Jojutla, sobre el camellón se observa una casa de campaña ampliada -con piezas de maderas, fierros, cartón y plástico-, esté ha sido el hogar de Martha, desde que lo perdió todo a consecuencia del sismo del 19 de septiembre del 2017.

Jojutla se ubica a 40 kilómetros de distancia de la capital de Morelos y fue una de las zonas más afectadas por el terremoto de 7.1 grados.

Ha pasado tres largos años de vivir a la intemperie bajo los rayos del sol, la lluvia, el aire, la inseguridad y en los últimos meses, la falta de empatía de vecinos quienes la critican, le toman fotografías para exhibirla en redes sociales, la discriminan y la maltratan, como si hubiera sido su elección vivir ahí.  

Lo mismo se replica en la radio en voz de una conocida locutora de la región que no se cansa de replicar discursos de odio.

Martha, a sus 47 años, es una sobreviviente del sismo, igual que miles de familias en esta colonia catalogada como Zona Cero, por la magnitud de las afectaciones que sufrió, ya que el 80 por ciento de las viviendas colapsaron o sufrieron daño total o parcial.

El día que tembló, ella estaba dentro de la casa que compartía con sus padres, esposo e hijo.

“De milagro alcancé a salir con algunos golpes en la cabeza”, dijo.

Una vez que logró estar a salvo se encontró con caos, gritos, desesperación y ruinas.

Pero ese episodio sería el inicio del calvario que le tocaría vivir.

Desde la esquina que hoy es su casa, ha atestiguado la solidaridad espontánea de la gente, el dolor de perder a familiares y amigos víctimas mortales del sismo, las rapiñas que no faltaron en medio de la tragedia, la unión y división de familias.

También observa cómo poco a poco su comunidad se ha puesto de pie a pesar de la indolencia de las autoridades de ayer y de hoy.

Construcciones por aquí, viviendas por allá, menos la suya.

Una disputa familiar dejó a su padre con un diminuto terreno, en el que solo se pudo construir una pequeña vivienda a penas para él y su esposa.

Por eso, sigue en esa esquina, acompañada de su esposo e hijo -ambos de nombre Ángel- sorteando el quiebre del negocio familiar y el desempleo.

Ella, forma parte de las cientos de personas que se quedaron sin nada porque vivía en un terreno familiar en el que los padres, el hijo, la hija, el tío, construyeron sus casas sin contar con un documento que avalará la propiedad del inmueble, requisito indispensable para que Fondo de Desastres Naturales (Fonden) o alguna fundación les pueda construir una vivienda.

Tres años en espera y el covid-19

El primer año enfrentó una fuerte depresión que logró sortear con apoyo de sus seres queridos, el segundo año parecía que todo mejoraría.

“No tenía casa, pero tenía trabajo y la promesa del alcalde Juan Ángel Flores de que lograríamos levantar algo”, dice.

Pero al cumplirse tres años, esté 2020 se atravesó la pandemia del covid-19 y todo se paralizó. Entonces perdieron el sustento.

Su esposo de oficio sastre, tuvo que dejar su local en el mercado municipal porque ya no podía pagar la renta; ella fue despedida de la casa donde se encargaba de la limpieza.

Por desgracia, también perdió a su padre y a uno de sus hermanos.

Actualmente vende afuera de su casa refrescos, jugos envasados, cigarros, galletas, lo que se puede. Sus ingresos llegan a cuenta gotas.

“Apenas saco para ir viviendo y medio comiendo, ni pensar en que pueda pagar una renta, comprar un terreno y construir una casa, pero pues qué le hace uno más que seguir”, dijo.

Martha platica desde su casa improvisada en la colonia Zapata

Hay días que vende apenas 60 o 80 pesos, pero no son libres porque hay que juntar para reinvertir.

Su esposo adoptó, en esa misma esquina, en un espacio dentro de la carpa, un taller de sastrería donde cae de vez en vez un buen trabajo de 200 pesos o apenas un cambio de cierre de 40 pesos.

La pandemia lo modificó todo, también su núcleo familiar.

El pequeño Ángel con apenas 13 años no sólo tuvo que adaptarse a las clases en línea, sino que hace malabares para poder tener las herramientas debido a que no tiene computadora, tampoco un buen celular y mucho menos internet.

Así que recurrió a sus primos, quienes le prestan una computadora y le proveen servicios de internet para cursar el primer año de secundaria y el segundo que ha iniciado.

Debido a los horarios pesados, optó por vivir en casa de sus primos y en sus ratos libres visita en la carpa a sus papás.

El abandono institucional

Martha está agradecida por todo el apoyo que la gente solidaria brindó cuando ocurrió el sismo, misma que con el paso de los días fue disminuyendo hasta que ya no llega nada.

Del único que ha percibido empatía es del alcalde de Jojutla y confía en que en algún momento podrá cumplir la promesa de impulsarla para lograr que la fundación “Échale a tu casa” le construya una vivienda en un predio adquirido por el Ayuntamiento.

Pero de las otras autoridades federales y estatales, no ha recibido nada. A pesar de que ha tocado puertas.

“He llevado papeles al Gobierno del Estado, con Cuauhtémoc Blanco, y a la Federación y ni me han dado respuesta que me digan: sabe qué señora aquí no es o no hay apoyo, solo me han ignorado”, dice Martha con un nudo en la garganta.

Visita de Cuauhtemoc Blanco a Jojutla en elecciones, en junio de 2018

A estas alturas ya no espera nada de los gobiernos, ni del federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador y muchos menos del ex futbolista.

“Nos han abandonado a nuestra suerte y a tres años pues ya lo único que veo es que solo con nuestro trabajo podremos hacer algo”, agregó.

Y a pesar de la tragedia y la violencia comunitaria que enfrenta, Martha mantiene vivo su sueño de algún día tener un techo dónde vivir y volver a tener una vida tranquila.

La deuda pendiente

Este sábado se cumple un año más de aquel 19 de septiembre cuando la tierra se cimbró y sacudió a Morelos.

 A tres años de distancia, aún hay familias como la de Martha, sin una vivienda digna y que en condiciones precarias han enfrentado la pandemia del covid-19.

Integrantes de la Comisión Ciudadana de Damnificados del Estado de Morelos denunciaron que sostienen que “las autoridades prácticamente nos abandonaron y el Programa Nacional de  Reconstrucción, que anunció Andrés Manuel López Obrador en diciembre del 2018, aún no ha funcionado porque retomó el censo mal realizado por la administración del expresidente priista Enrique  Peña Nieto”.

El territorio morelense fue uno de los más afectados, principalmente la zona sur de la entidad.

Desde entonces nada ha sido igual. En Jojutla, considerado como la Zona Cero de la tragedia por el nivel de vidas perdidas y daños causados, se lucha por regresar a la normalidad.

“Muchos optaron por irse a rentar a otras partes (en otros municipios), otros viven con algún familiar y algunos permanecen en las calles o terrenos en viviendas improvisadas con casas de campaña o laminas”, sostiene Griselda Contreras Hernández, presidenta de la citada comisión.

De acuerdo con cálculos de la Comisión Ciudadana de Damnificados del Estado de Morelos se tiene un avance en la reconstrucción de un “35 a un 40 por ciento principalmente por el apoyo de fundaciones porque las autoridades simplemente no responden”.

Ana Jiménez, ex presidenta de la misma comisión, destacó que el 11 de diciembre del 2018 cuando AMLO presentó en el Centro de Jojutla el Programa Nacional de Reconstrucción, se prometió que se regresaría la dignidad y esperanza a las familias que lo perdieron todo.

“Eso no ha ocurrido. El problema es de origen debido a que el programa se impulsó con errores de entrada porque se tomó exactamente el mismo censo del que realizó FONDEN y en que se quedaron fuera familias que no tenían documentos como propietario de terreno porque su casa estaba en un predio familiar”, refirió.

Y todo funciona a cuenta gotas, no hay un seguimiento concreto y eficaz de las gestiones.

Para muchas familias, la vida se empeoró con la pandemia y algunos de los damnificados enfermaron de covid y murieron; otros han muerto de cansancio y tristeza por no tener un lugar seguro para vivir.

En tanto, el gobierno estatal encabezado por Cuauhtémoc Blanco Bravo, ha brillado por su ausencia.

Hasta ahora no han hecho nada por los damnificados. De entrada, el fideicomiso Unidos por Morelos desapareció y no se sabe el destino que tuvieron los 70 millones de pesos destinados para reconstrucción, que quedaron como fondo al término de la administración de Graco Ramírez.

Políticos lucran con la tragedia

Las representantes de afectadas y afectados por el sismo del 19S, coincidieron en subrayar que los políticos sólo han utilizado la tragedia del sismo porque vinieron en campaña a pedir los votos y prometieron impulsar la reconstrucción que no ha llegado.

Ejemplificaron con los candidatos, en ese tiempo en 2018, del Partido de Encuentro Social (PES) “como Cuauhtémoc Blanco Bravo, Alfonso de Jesús Sotelo y Jorge Arguelles, hoy gobernador, diputado local y diputado federal, respectivamente, llegaron a sus colonias y comunidades a pedir el voto y después no han regresado”.

“Sabemos que vendrán políticos y algunos ya están viviendo, pero porque están en puerta las elecciones, solo nos utilizan y no hay un interés real en la gente”, destacó Contreras Hernández.

Y lamentó que este sábado ya está programada una visita de Cuauhtémoc Blanco a Jojutla, pero “solo vendrá a la foto como hace un año”, dice.

Por su parte, Juan Ángel Flores, presidente municipal de Jojutla, aseguró que se tiene el 75 por ciento de avance en la reconstrucción.

“Hasta ahora tenemos un 75 por ciento de avance en la reconstrucción de viviendas, con acciones de fundaciones y de la federación, tomando como base el censo oficial que es de 2 mil 400 viviendas afectadas”, dijo.

Admitió que muchas personas optaron por pedir créditos para construir sus casas y otras más que aún no tienen vivienda y no han recibido apoyo por problemas jurídicos o falta de un predio”.