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Impunidad y olvido en feminicidios de Puebla

Mientras la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres se niega a emitir la alerta en el estado, las muertes no dan tregua

Escrito en ESTADOS el

PUEBLA (La Silla Rota).- La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres se niega a emitir la alerta de violencia de género para el estado y las autoridades estatales aseguran no le temen; los empresarios dicen que la medida ahuyentará a los turistas; la Iglesia Católica considera que es innecesaria y la Comisión Estatal de Derechos Humanos es omisa.

Diputados locales sugieren reformas  para que todo asesinato de una mujer sea tipificado como feminicidio; los ministeriales imputan por igual la muerte de mujeres y le llaman feminicidio cumpla o no con las agravantes, mientras el Poder Judicial no ha sentenciado ni a una decena a partir de 2012 que el Congreso Local tipificó como delito grave el feminicidio, con una sanción de 30 a 50 años de cárcel.

En respuesta a una solicitud de información, el Tribunal Superior informó que de 2013 al 30 de junio de 2017 tiene sólo 46 casos reconocidos como feminicidios y sólo cinco han tenido sentencias condenatorias, el resto está en proceso.

Las organizaciones exigen se declare ya la alerta de género y las personas enloquecen cada vez que una mujer se ausenta de su casa o no avisa sobre su paradero porque temen que lo que han visto en la noticias, se convierta en la peor pesadilla de su vida.

Las redes sociales hacen su parte, y al igual que los medios de comunicación se están llenando de avisos de desaparecidas.

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Los padres de las víctimas en cambio, a lo largo de los últimos meses y años vieron como sus hijas, sus sueños y hasta sus nombres los borraron. Todo, se redujo a un número.

Mientras estaba la búsqueda de la estudiante de la Upaep, Mara Fernanda Castillo, su padre el señor Alejandro lamentó que en el país la impunidad permita que los desaparecidos queden en el olvido y manifestó: "No sé qué es lo que pasa pero lo dejan y entonces la desaparición se vuelve estadística, cosa que espero aquí no suceda.” No obstante, su hija fue reconocida por la Fiscalía General del Estado como el feminicidio 58 del año en curso.

Y es que mientras todo lo anterior ocurre en la entidad poblana, y cada institución o persona fija postura, en las calles las mujeres siguen desapareciendo y están siendo asesinadas, en especial en la capital y el municipio de Tehuacán, donde se concentra el mayor número de ataques contra personas del sexo femenino.

Al margen que sean feminicidios o no, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabilizó de 2011 al año pasado un total de 500 asesinatos de mujeres, sumando los accidentales y violentos.

En tanto, la Fiscalía General del Estado ya contabiliza más de 60 feminicidios en 2017, sin contar las muertes accidentales de mujeres.

Desaparecen más poblanas

Algunas desaparecidas en los últimos días ya fueron localizadas por sus familias como María Fernanda de 21 años de edad, cuya hermana agradeció el apoyo y se limitó a informar que su hermana ya estaba en casa.

Sin embargo, otros padres en la última semana iniciaron la búsqueda de tres chicas de 18, 26 y 28 años de edad.

12 de octubre

Ana Laura Flores Jácome de 28 años de edad estudia Repostería en la escuela Candy & Cake, en la colonia La Paz.

Su esposo la busca desde el 12 de octubre, cuando salió de la escuela porque se sentía mal, pero ya nadie supo de ella y ahora en casa la espera su hija de dos años de edad.

En la Fiscalía General del Estado ya iniciaron la carpeta de investigación 16522/2017/ZC.

14 de octubre

Valeria Huanitl de 18 años de edad despareció por la mañana del sábado pasado en la 3 Poniente y 11 Sur en la capital, donde tomaría el transporte público.

16 de octubre

Julieta Cortázar de 26  años de edad salió el lunes por la mañana de su casa pero no llegó a trabajar.

Ella conducía un automóvil Chevrolet Spark, color rojo, con placas de circulación UAP-28-35.

Su familia pidió ayuda a través de las redes sociales para localizarla y días después fue colocado sobre el anuncia el sello de LOCALIZADA.

El tormento de las familias de las desaparecidas

El problema en Puebla y el país es mayor a la muerte de miles de mujeres, cientos permanecen desaparecidas y sus familias no han recibido ni el consuelo de llevar sus restos al panteón.

Lloran no la muerte, sino la desaparición de ellas porque viven con la esperanza de que un día llamarán y al mismo tiempo, con la zozobra de saber si aún están con vida, qué será de ellas ante la cifra alarmante que tiene el país en trata de personas.

“A pesar de su juventud, mi hija para mí es una mujer. Fue una mujer muy fuerte, con decisión. Ella se embaraza, decide tener a su bebé, habla con nosotros (sus padres), con él (José María Sosa). La invita a abortar y le dice que no, porque tomó la decisión de tener a su hijo”, manifestó María del Rocío Carmen Limón, madre de Paulina Camargo Limón.

El caso de la desaparición de Paulina es uno de miles en el país. A dos años de la denuncia, el presunto responsable de su muerte, José María Sosa sigue sin ser sentenciado y su cuerpo sin aparecer.

“Chema” y Paulina supieron en mayo de 2015 que la chica de 18 años de edad estaba embarazada, pero él se molestó porque su prioridad era concluir sus estudios de Ingeniería en Mecatrónica en la Universidad del Valle de México, Puebla.

Tras ausentarse varios meses, el 25 de agosto de 2015 quedaron de ir a una revisión médica para conocer el estado del bebé en un consultorio ubicado en el Circuito Juan Pablo II y la 18 Sur. Fue el día en que por última vez vieron con vida a Paulina Camargo.

Tras la denuncia por la desaparición de la joven embarazada ante la Fiscalía General del Estado, el presunto responsable se presentó voluntariamente a declarar y fue detenido. Un año después le imputaron los delitos de homicidio y aborto, pese a que no hay “cuerpo del delito”, porque nunca han localizado el cadáver de Paulina Camargo.

Tras su desaparición, la autoridad estatal removió escombros en el relleno sanitario de Chiltepeque, donde se presumía estaban los restos de Paulina Camargo, pero no los encontraron.

“José María confesó que los asesina, los pone en bolsas de basura y los tira en un contendor que está a unos metros de su departamento”, recordó la madre de Paulina.

Mientras el abogado del acusado en reiteradas ocasiones ha señalado que no existen elementos jurídicos para responsabilizarlo de la desaparición de Paulina Camargo, la familia de la joven teme que en breve sea liberado porque la FGE no haya aportado elementos suficientes para sentenciarlo.

“Él ya ha ganado amparos importantes porque los jueves en Puebla adjudican que la Fiscalía afectó sus derechos. Sí, las inconsistencias y esos huecos de los que escuchamos mucho cuando entramos dentro de esta línea, es lo que ahorita estamos enfrentando en mi familia…mi esposo y yo no hemos dejado ni un solo día de trabajar, porque hay muchas pruebas en contra de él y hemos pedido que sea una ejemplo, que se le dé una sentencia ejemplar”, indicó la madre de la víctima.

Desde su trinchera

Ante el incremento de feminicidios y desaparecidas en Puebla las posturas sobre la necesidad de la alerta de género y las medidas que se deben aplicar para modificar la realidad son diversas.

Antonio Gali Fayad, gobernador de Puebla.

“Si hay una alerta bienvenida, no es algo que tiene que normar el estado, lo tiene que aprobar el gobierno federal, en Puebla estamos totalmente abiertos”.

Adolfo López Badillo, presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Puebla.

“Recuerden que la media nacional (en muertes de mujeres) es 4.4 y Puebla está por debajo con 3.4, es lastimoso que por agresión a los derechos humanos tengamos que recurrir a estadísticas pero obviamente la Alerta de Género es un mecanismo jurídico a nivel nacional que se tiene que sustentar, no únicamente es pedirla por pedirla, sino fundar la realidad en datos estadísticos”.

Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla.

“A veces no es porque sean mujeres (que las maten), a veces es por asalto o a veces hasta por problemas de venganza, problemas de pareja”.

“La petición es que se trabaje, estamos desbordados por la violencia y la inseguridad, necesitamos vivir en paz”.

Antonio Quintana Gómez, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

“Creo que hay que tener cuidado con el hecho de etiquetar al estado con una alerta de género, porque sí podría ser factor para que el desarrollo económico, el turismo y nuevas inversiones se pudieran detener o espantar de venir a Puebla”.

Jorge Aguilar Chedraui, presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado.

 “Con alerta o sin alerta, el trabajo se tiene que hacer y se está haciendo. Me parece que, de fondo, lo que debiésemos estarnos preguntando todos es qué tenemos que hacer como sociedad para ser una mejor sociedad, un mejor lugar para vivir. No concibo que el tema (feminicidios) se vaya a resolver con alerta; es un tema de valores, es un tema de cultura, es un tema de hasta de convivencia familiar”.

Víctor Carrancá Bourget, titular de la Fiscalía General del Estado (FGE).

"Se puede revisar la tipificación, como ya sucede con el infanticidio y el aborto; ante el contexto de violencia de género, sería una señal muy positiva sancionar todo homicidio de mujer con las penas del feminicidio (como lo sugirió el diputado Jorge Aguilar)".

Y así, sobre la última muerte de una mujer, esta semana la Fiscalía General del Estado indicó que el asesinato de la estudiante de la BUAP, Mariana Fuente Soto es un feminicidio.

Sin embargo, el líder del Congreso, Aguilar Chedraui le corrigió la plana a la dependencia estatal y precisó que no existe marco legal que permita tipificar en este momento el asesinato de la joven de 20 años como feminicidio porque se trató de un asalto.

“No hay forma legal de hacerlo sino hay una reforma previamente. Al día de hoy lo ocurrido es específicamente un homicidio doloso.”

Mientras las autoridades y los ciudadanos acatan sus propias medidas, las mujeres siguen vulnerables no sólo en las calles de Puebla, también en sus hogares.