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Iglesia Católica de Tierra Caliente, entre el cielo y el infierno

La notificación de la suspensión de los derechos como sacerdote del Padre Goyo, abre una vieja rencilla entre sacerdotes en Tierra Caliente michoacana

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Escrito en ESTADOS el

APATZINGÁN.- La suspensión de los derechos ministeriales del sacerdote Gregorio López Gerónimo, mejor conocido como “El Padre Goyo”, abrió la caja de pandora de la Iglesia Católica, con las llaves para entrar al cielo o al infierno.

El pasado martes, el iniciador del movimiento de autodefensas en el municipio de Apatzingán, fue notificado de su suspensión por el obispo Cristóbal Asencio García.

El Padre Goyo (Cuartoscuro)

El líder de la grey católica en esa diócesis de la Tierra Caliente, argumentó que el Padre Goyo había incurrido en una serie de faltas graves a los principios de esa institución.

Es decir, que fue sancionado por “faltas repetitivas graves, dentro y fuera de la Diócesis en la administración de los sacramentos”.

Además, “faltas graves que han ocasionado serios problemas en la comunidad eclesial y que también han sido faltas a la dignidad de los sacramentos”, señaló el obispo.

Esa decisión reabrió una vieja rencilla que un grupo de sacerdotes de la Tierra Caliente michoacana tiene con Cristóbal Asencio desde su llegada en noviembre del 2014.

Desde que fue nombrado en el cargo a la fecha, el obispo ha suspendido a 10 sacerdotes de esa diócesis.

El religioso intentó evitar que los sacerdotes de esa Diócesis se inmiscuyeran en movimientos de civiles armados, pero Gregorio López no acató las indicaciones.

Michoacán y en específico Apatzingán, vivían momentos de crisis social y económica por la violencia generada por el entonces cártel de Los Caballeros Templarios.

La historia del Padre Goyo

Desde antes, el Padre Goyo ya era una figura pública polémica. Su sotana se difuminaba en el pectoral del sacerdote, por su chaleco antibalas.

Así, blindado del cuerpo y con un lenguaje coloquial, el cura salía a las calles, oficiaba misa y celebraba cualquier tipo de eucaristía.

López Gerónimo ya llevaba un año al frente del Movimiento de llamado Concejo Ciudadano Responsable de Impulsar el Sano Tejido del Orden Social (Cristos).

Esa Asociación Civil era la parte intelectual del movimiento civil armado que combatió y desterró al grupo criminal preponderante.

El Padre Goyo se convirtió, incluso, por su popularidad y claridad a la hora de hablar, en uno de los voceros del movimientos de autodefensas de Michoacán.

Hipólito Mora en acompañamiento del padre Goyo para liberar la ciudad de Caballeros Templarios 2014 (Cuartoscuro)

Uno de los principales objetivos de Gregorio López, era sacar del poder a los alcaldes vinculados directamente a los templarios, entre ellos, Uriel Chávez Mendoza.

Chávez Mendoza, de Apatzingán, detenido el 14 de abril del 2014, gracias al movimiento Cristos que lo señaló a través del sacerdote, desde el atrio y sus discursos.

La Paz del señor no llegó

Así como El Padre Goyo, hubo muchos sacerdotes que respaldaron abiertamente la lucha de los pueblos levantados en armas para acabar con el crimen organizado.

Por lo vivido y el temperamento propio de los curas de esa región, fue imposible que se ciñeran a la forma de trabajo de Cristóbal Asencio, proveniente del estado de Morelos.

El nuevo obispo, hizo que al interior de la diócesis de esa región se polarizara y al poco tiempo, iniciaron las acusaciones de unos contra otros grupos internos.

Cristóbal Asencio, se ganó poco a poco la apatía y solidaridad de sus sacerdotes y acusó a varios de desacato y violentar las reglas de la Iglesia Católica.

(Cuartoscuro)

Más aún, luego de que varios sacerdotes de la Tierra Caliente, señalaron que el obispo defendía y escondía a algunos sacerdotes denunciados penalmente por pederastia.

Desde entonces, la Iglesia Católica de Apatzingán pasó del cielo al el infierno y esta semana la situación se agudizó. 

Sacerdotes de diferentes partes del estado se volcaron en apoyo al Padre Goyo, quien advirtió que apelará ante el tribunal eclesiástico, la sanción del obispo.

Alfredo Gallegos Lara, párroco de Chucándiro, se dijo sorprendido por la suspensión de su amigo Gregorio López Gerónimo.

A su estilo, el también conocido como "El Padre Pistolas" anunció su solidaridad con el padre Goyo y con los demás sacerdotes suspendidos por el obispo de Apatzingán.

“No pues hay que chingar a ese obispo; yo no le tengo miedo a ningún cabrón, como chingamos a Marcial Maciel, que tenía tanto dinero y poder el cabrón”, expresó.
 

Ahora, en esa zona de Michoacán, los feligreses padecen la disputa entre carteles y al mismo tiempo, la pelea de sacerdotes antagónicos al interior de la iglesia.


bl