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Huérfanos, las víctimas colaterales de los feminicidios

Hijas e hijos de mujeres asesinadas sufren la indiferencia de autoridades gubernamentales, a pesar de que sus derechos están garantizados en la Constitución

Escrito en ESTADOS el

Bengy Romeo tiene cinco años y es huérfano. Hace dos años, su mamá Serymar fue atropellada por un automóvil que le quitó la vida y su papá Jorge está en la cárcel acusado de feminicidio, por conducir la unidad que mató a su mamá.

Los hechos que le cambiaron la vida a Bengy Romeo ocurrieron la madrugada del 28 de enero de 2017, en Torreón, Coahuila. Desde entonces, el menor vive con sus abuelos debido a que las autoridades estatales no le han otorgado ninguna clase de apoyo económico.

Esta situación es la que llevó a la tía a interponer una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y así exigir al gobierno de Coahuila el apoyo para Romeo, así como apoyo psicológico, el cual no recibió el menor pese a perder a su madre en un hecho de violencia.

Del Estado Mexicano recibe mensualmente 300 pesos y eso porque el gobierno de Coahuila le tramitó a la madre de Romeo un seguro de vida de un programa federal después de que ya había muerto.

Lo anterior pese a que, de acuerdo al artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Estado otorgará facilidades a los particulares —ascendientes, tutores y custodios— para que coadyuven al cumplimiento de los derechos de la niñez.

Según el mismo apartado de la Carta Magna, los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral.

La pesadilla de Alan

La medianoche del 9 de septiembre de 2015, Alan, de 10 años de edad, llegó corriendo a casa de sus abuelos, a unos metros de su domicilio, en el municipio de Tlajomulco, Jalisco, para pedir ayuda porque su padre, Alberto, quería asesinar a Betsabé, su madre.

Alan contó angustiado a sus abuelos que él y sus hermanos, de 9, 3 y dos años de edad estaban durmiendo cuando los gritos de su madre y su padre los despertaron. En medio de la violencia, su mamá le pidió que fuera corriendo a traer a los abuelos para que la auxiliaran, pero en ese momento su padre lo detuvo, lo aventó violentamente y lo amenazó con asesinarlo junto a sus hermanos. 

Pudo huir, pidió ayuda, pero cuando regresó con sus abuelos, el cuerpo de su mamá estaba ya en el suelo, con heridas de cuchillo en el pecho. De eso pasaron ya casi 4 años y desde entonces él y sus hermanas y hermanos viven con sus abuelos, quienes tratan de cubrir sus necesidades de salud, educación y les dan la oportunidad de conservar una familia.

Sin embargo, Alan tiene miedo de que su padre, prófugo de la justicia, regrese y cumpla su amenaza de matarlos. 

Al día siguiente del asesinato de Betsabé, los abuelos de Alan fueron a la Procuraduría Social de Tlajomulco a tramitar la custodia de sus cinco nietos, donde les dijeron que  tendrían que “pagar ocho mil pesos por cada niño si realmente los querían”.

Para que pudieran quedarse con ellos, fue necesaria la intervención del DIF, donde se agilizó el trámite de custodia ante la Procuraduría Social.

Violencia interminable

En los últimos ocho meses, los feminicidios en México han dejado 3 mil 400 menores de edad huérfanos, según datos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

Apenas la semana pasada, Fabiola Alanís Sámano, titular de la Dirección para una Vida Libre de Violencia del Inmujeres apuntó que estos datos son preliminares.

“Estamos calculando que se trata de alrededor de 3 mil 400 niños, niñas y adolescentes que han quedado en la orfandad en los últimos ocho meses”, dijo la funcionaria. 

Será hasta abril de 2020 cuando se tendrán las cifras exactas derivadas de un censo con el número de huérfanos que ha dejado a su paso la violencia feminicida en México. 

El compromiso Alanís se inscribió en el marco de la instalación de 32 mesas de acceso a la justicia para las mujeres y niñas en casos de muertes violentas. 

Atención, protección y seguridad a las mujeres y a sus hijos, son los otros propósitos de la instalación de mesas. 

Para el monumental trabajo que implica el censo en un país como México, donde nueve mujeres son asesinadas cada día, trabajan las fiscalías especializadas en feminicidios de los estados.

Así como la Comisión de Atención a Víctimas, los institutos municipales y estatales de la Mujer y el Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.