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Gina, la diseñadora chiapaneca encarcelada por un delito que no cometió

Desde hace algunos meses enseña a compañeras reclusas a crear bolsas y accesorios para sobrevivir

Escrito en ESTADOS el

Encerrada desde hace cinco meses en el reclusorio número 14 conocido como “El Amate”, en Cintalapa, Chiapas, acusada de un delito que no cometió, Gina Vega Aguilera comenzó a enseñarle a sus compañeras internas lo que sabe hacer, bordado de bolsas y otros accesorios, y de paso, llamó a ese proyecto “Ámate”.

De acuerdo con una de sus amigas, la joven madre de dos hijos (Gian, de 3, y Eek de 13) ha demostrado su inocencia ante las autoridades, sin embargo, su caso al parecer “se hundió en la burocracia penal”. De hecho, fue involucrada en un juicio mercantil interpuesto hace años en contra de su padre, quien ya falleció.

A través de una carta pública, cuenta que la mañana del sábado 29 de junio de este año, Gina salía de su casa en la Mágica Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, acompañada de sus “retoños” y de su pareja Gabriel, cuando de cuatro autos blancos, con vidrios polarizados, descendieron hombres armados y, sin identificarse, la subieron y se la llevaron.

De esa manera, comenta que la trasladaron a la Fiscalía General del Estado (FGE), ubicada en Tuxtla Gutiérrez, donde le informaron de una orden de aprehensión en su contra, para luego encerrarla en dicho Centro Estatal de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS).

“Todos los que la conocemos sabemos que es inocente, porque desde siempre la hemos visto vivir de una forma honrada, sencilla y transparente. Ella es la jefa de su familia, la protectora de sus hijos, y su alegría es el mejor gen que les ha dado. Sin embargo, los días pasan, los tiempos legales se acumulan, lo injusto perdura y Gina sigue en ‘El Amate’”, refiere su conocida.

De hecho, Gina tiene una trayectoria como diseñadora textil desde hace como ocho años, y prueba de ello es la marca que ya patentó: “Nucú”, por medio de la cual trabaja junto con artesanas de la región Altos de la entidad. Y es con la comercialización de sus bolsas y otros accesorios por internet que, la joven mamá, se gana la vida a diario.

Por ello, Gina comenzó, desde prisión, a enseñarles a otras compañeras reclusas a crear sus propias bolsas y con ello obtener recursos para sus familias que aún esperan el final de sus respectivas sentencias.

No obstante, familiares y amigas y amigos demandaron a las autoridades correspondientes liberarla lo antes posible, “que la dejen retornar a su hogar, a sus hijos y a su trabajo, porque ningún inocente debe pagar por algo que no cometió”.

Sin duda, este llamado “ha hecho eco” en las propias redes sociales, desde donde cientos o miles de personas se han solidarizado con el caso de Gina quien, sin deberla ni temerla, está encarcelada de forma injusta.