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"Mi vida peligra porque defiendo a las mujeres": feminista indígena

La feminista tseltal trabaja para defender sus derechos y el de las mujeres de las comunidades de su tierra natal donde impera el machismo y misoginia

Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ. - La vida de la joven feminista tseltal, Leticia Sánchez Méndez está en serio peligro. Desde hace días, simpatizantes de Morena, encubiertos en una agrupación llamada “Jlumaltik Bachajón”, y trabajadores del actual Ayuntamiento de su tierra natal, Chilón, en la región Selva de Chiapas, comenzaron una campaña de difamación en su contra, incluso de amenazas de agredirla sexualmente.

La estudiante de la carrera de Derecho, en una institución privada de Monterrey, Nuevo León y madre de dos hijos, cuenta a La Silla Rota las vicisitudes que ha sorteado desde que, hace 3 años, alzó la voz para defender no solo sus derechos, sino el de las mujeres de las comunidades de su tierra natal donde, según ella, impera el machismo, la misoginia y la violencia.

En una videoentrevista con La Silla Rota, Leticia lamenta que, como desde agosto pasado comenzó a organizar una protesta por el feminicidio de una niña de 14 años de edad, su imagen en la actualidad se vea envuelta en descalificativos graves: sus agresores virtuales, entre ellos su propio hermano Pedro, la señalan de “puta”, “perra” e incluso utilizan algunas fotografías para denostarla o para advertirle que la agrederán de manera sexual o la raptarán o “le partirán la madre”.

LOS ATAQUES CONTRA LETICIA

En una de estas imágenes, ella aparece con un cartel verde cuya leyenda dice: “No estamos solas”. No obstante, los orquestadores de esta campaña modificaron la frase por la de: “3 palos por 100 pesos” en su idioma, el tseltal, en referencia a que puede tener tres relaciones sexuales por esa cantidad de dinero.

Además de su consanguíneo, la activista originaria de Guadalupe Paxilá, Chilón y representante de la Colectiva “Mujeres Tseltales, esperanza viva”, señala a otros personajes detrás de esta “cacería de brujas”: el actual alcalde Carlos Idelfonso Jiménez Trujillo y a Alfredo Moreno Díaz, administrador del grupo “Jlumaltik Bachajón”.

Las crónicas del Tatik 2, Estrellita Díaz2, Fernando AguilarMayi Ruiisita, Johon Connor y Pedro Sanchez son algunas de las decenas de cuentas de la red social Facebook desde donde la han atacado.

“Hay una razón por la cual odio a mi hermana y estoy (en) guerra con ella, y sí, está pendiente este pedo, por eso así como lo digo, ella odia a los hombres, hasta su propio hermano le hace estas pendejadas”, escribe, al parecer, su pariente en la cuenta Sanchez Mendez Piter Brath.

El mismo Pedro, su hermano, es quien se ha encargado de hablar mal de ella, e inclusive proporcionarle información a los grupos que violentan a las mujeres.

SU LUCHA “BAJO EL AGUA”

Leticia, a sus 30 años, proviene de una familia humilde. Su padre, advierte, ha sido un hombre violento, a tal grado de que a ella, a los 16 años cumplidos, la casó a la fuerza con otra persona, de acuerdo con los usos y costumbres de ese pueblo indígena. 

Tras vivir todas estas situaciones, junto con otras 3 conocidas de su comunidad crean la Colectiva “Mujeres Tseltales, esperanza viva”, por medio de la cual han ayudado, desde hace 6 meses, a una gran cantidad de mujeres, sobre todo jóvenes, que sufren discriminación, violencia e incluso abuso sexual.

Pero ella sabe que esto ha generado molestia en un alto porcentaje de habitantes, sobre todo porque, de igual forma, acompañan a aquellas compañeras que desean abortar. 

Para colmo y para denostar su lucha, también la relacionan con personajes de la política chiapaneca, como la diputada local Flor Guirao, cuyo hermano es señalado de crear un clima hostil en Chilón. De hecho, en esta “guerra sucia” con ella, la involucraron en la participación de un homicidio. 

“Hacemos esto a escondidas, de hecho quienes me apoyan se mantienen en el anonimato, y pues como yo salí al frente de la Colectiva, me atacaron de inmediato, prueba de ello es que un día antes de manifestarnos por el feminicidio, recibí una llamada de una persona por parte del presidente municipal para que no la hiciéramos, quería negociar conmigo…”, cuenta.

Esa situación le causó miedo porque, de hecho, nadie sabía que planeaban protestar. A pesar de ello, el 24 de agosto encabezó la manifestación pacífica contra la violencia y el acoso sexual que permea en el lugar.

La impunidad sobre su caso

Aunque Leticia rememora que hace varios años formó parte del grupo “Jlumaltik Bachajón”, se salió del mismo cuando la querían obligar a hacer cosas con las que no estaba de acuerdo, relacionado con cuestiones políticas.

De hecho, en el año 2011 participó en la administración de Rafael Guirao como policía municipal, pero se retiró porque, recuerda, también sufrió violencia y el acoso sexual era constante. “También denuncié, pero nunca procedía; por desgracia las mujeres no valemos nada ahí”, externa. 

A su edad, ha batallado en gran medida, primero, para salir de su pueblo y estudiar en otra entidad del norte del país, donde ha tenido que trabajar de sol a sol para costear su educación (desde seguridad privada, vendedora de pizzas hasta como integrante del Concejo Indígena del Norte) y, segundo, contra la misma discriminación y la falta de acceso a la justicia.

Esto último lo vivió con los ataques cibernéticos recientes: su denuncia ante el Ministerio Público de la región no prosperó, pues el fiscal le puso trabas para atenderla, y por ello ya no continuó con ese objetivo. 

Ante este panorama, advierte que hoy más que nunca no está dispuesta a bajar la guardia y que, en un futuro no lejano, espera que más mujeres de su natal Chilón alcen la voz y se empoderen.

Sobre todo, porque el clima es hostil para ellas: no pueden salir a las calles de forma libre, pues existe el miedo de que, como ha ocurrido, una camioneta se les atraviese y las desaparezca, o porque sean víctimas de la delincuencia. “Están tirando mucha droga en el municipio”, ataja quien, a pesar de todo, su comunidad Guadalupe Paxilá se ofreció para proteger a su familia.