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Este juez condenó a muerte a quien inspiró personaje Hannibal Lecter

Marco Antonio Leija también procesó al famoso “Capitán Fantasma”, célebre ladrón que escapó de Lecumberri y Topo Chico

Escrito en ESTADOS el

MONTERREY.- El pasado fin de semana murió, a los 91 años de edad, Marco Antonio Leija Moreno,  el padre de la criminología en Nuevo León. Destaca en su carrera el haber dictado la última pena de muerte en México y haber procesado al famoso "Capitán Fantasma", que escapó del Penal del Topo Chico.

La pena de muerte dictada contra el médico Alfredo Ballí, que luego fue conmutada por 20 años de cárcel, fue un caso de fines de los años 50 del siglo pasado y que después sería la inspiración para la adaptación del Silencio de los Inocentes y el personaje del doctor Hannibal Lecter.

El 8 de octubre de 1959, el doctor Ballí, de entonces 28 años de edad, asesinó a Jesús Castillo Rangel. Le aplicó una inyección de pentodal sódico para paralizarlo, después con un bisturí lo degolló y posteriormente descuartizó su cadáver.

El juez del caso, Marco Antonio Leija Moreno, lo condenó a muerte pero la pena nunca se ejecutó, pues le fue conmutada gracias al servicio médico que brindaría durante su estancia en el penal, donde pasó 20 años recluido. Recuperó su libertad en 1981.

Un día se encontraron ambos en un supermercado, relató en una entrevista meses después que obtuvo su libertad el médico.

"Un día estaba yo en una tienda Soriana y me echaron un grito: "Marco Antonio Leija Moreno", era el doctor Ballí quien murió en 2010.

"Me dio un abrazo y me dijo que tenía cuatro meses de haber salido en libertad. Todos me maltrataron, el único que fue atento fue usted, me dijo", recordó.

En 2013, el autor de "El Silencio de los Corderos"  Thomas Harris, reveló que el personaje principal de la historia adaptada para el cine con El Silencio de los Inocentes, el Doctor Hannibal Lecter, está basado en Ballí, a quien entrevistó en 1963 durante una visita al Penal del Topo Chico.

Santiago Reyes Quezada, "El Capitán Fantasma", que escapó de cárceles de Tamaulipas, Michoacán, Estado de México y de Lecumberri, entre otras prisiones, también huyó del Topo Chico, a dónde había ingresado sentenciado por Leija Moreno.

El 4 de noviembre de 1959 ingresó al penal del Topo Chico, que en esa época contaba con uno de los sistemas de alarma más modernos y cables de alta tensión. En la torre principal los guardias contaban con diferentes armas largas y binoculares para vigilar.

Sin embargo, el 28 de agosto de 1962 el ladrón escapó oculto en un mueble que él mismo fabricó dentro del penal, para una señora de las familias más ricas del Estado.

Leija Moreno fue catedrático por 55 años, fundó la carrera de Criminología en el País, ocupó la presidencia del Tribunal Superior de Justicia, escribió libros sobre la materia y creó los códigos penales y de procedimientos penales para Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Nayarit y Tlaxcala.