CHILPANCINGO.- La niña Ayelin Iczae, de 13 años de edad, desaparecida desde el 15 de octubre, fue hallada sin vida este lunes, en una barranca, a las orillas del municipio de Tixtla, Guerrero.
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La mañana del sábado, familiares, amigos y conocidos de la familia de la menor, bloquearon la carretera Tixtla-Chilapa, para exigir la búsqueda inmediata de la menor a las autoridades competentes.
La movilización fue apoyada por estudiantes de la escuela normal rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa; el mismo sábado por la tarde, los manifestantes marcharon por las principales calles de la ciudad. En su demanda, la madre de la menor, Flora Marcelo, denunció apatía por parte de la FGE.
Tixtla de Guerrero
— Jesus Hernandez R. (@JesusHR82) October 18, 2020
Marcha y protesta en tixtla, por la desaparición de Ayelin Iczae Gutiérrez Marcelo, de 13 años de edad. pic.twitter.com/1B1V9L28mR
La menor de edad desapareció en circunstancias aún desconocidas, por lo que su familia interpuso una denuncia para su localización y fue un día después que las autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE), activaron la alerta Amber.
El hallazgo fue realizado por personas que se integraron de manera voluntaria a la búsqueda de la menor, y reportaron la presencia de restos humanos en una barranca, ubicada a 500 metros de la vivienda de la menor.
Desde Save the Children condenamos el asesinato de Ayelín Iczae, llamamos a poner un alto a la violencia contra niñas, niños y adolescentes. Nos solidarizamos con la familia de Ayelín y hacemos llamado a las autoridades para hacer justicia #AltoalaGuerracontralaNiñez #NiUnaMenos pic.twitter.com/7FHpMsbpz1— SavetheChildrenMx (@SaveChildrenMx) October 19, 2020
En el lugar solo se hallaron algunas partes del cuerpo de la víctima y se cree que las dejaron recientemente, pues en días pasados el sitio fue objeto de búsqueda y no se había encontrado nada.
Los restos fueron trasladados a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) en Chilpancingo para su identificación y la entrega a su familia.
La familia apunta como principal sospechosa a Sandra Iris “N”, con quienes reconocen que tenían problemas personales, los cuales se agravaron a inicios del 2020, a tal grado de que existían amenazas de muerte.