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En Nuevo León, casi el 90% de los municipios se mantienen en sequía

Según datos publicados por la Conagua, al menos 20 municipios padecen de sequía moderada, 21 sequía severa y 3 más registran sequía extrema

Escrito en ESTADOS el

MONTERREY.-  La zona metropolitana regiomontana ha mantenido por más de tres décadas el riesgo de que se acabe el agua potable de sus presas; paradójicamente, Monterrey ha registrado por lo menos seis inundaciones desde 1909 y se debate entre el exceso y la escasez del líquido. 

Pese a todo ello, en el 2020, la escasez de agua pinta un panorama complicado para Nuevo León y, según datos revelados en el Monitor de Sequía en México, publicado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se advierte que el 86 por ciento de los municipios enfrentan algún tipo de sequía en la entidad.

Con datos al 31 de marzo de este año, establece que 20 municipios padecen de sequíamoderada, 21 sequía severa y 3 más registran sequía extrema.

La cantidad de municipios afectados este año contrasta con el reporte de marzo del 2019, el cual detalla que, apenas 10 municipios tenían sequía moderada.

El incremento de territorio con sequía se da mientras se viven los meses de temperaturas más altas en la localidad.

Sin embargo, Agua y Drenaje ya había alertado de un mayor consumo de agua, en buena parte por el confinamiento registrado desde mediados de marzo por la contingencia sanitaria por coronavirus.

“Tenemos entre un 25 a 30 por ciento de incremento en el consumo. En esta temporada deberíamos de estar por el orden de 13.2 metros cúbicos por segundo, y un primer consumo alto fue de 16.3 metros cúbicos por segundo", indicó Gerardo Garza, director de la paraestatal Agua y Drenaje de Monterrey.

“Una semana pasada tuvimos 13.7 meses de disponibilidad 24/7, si seguimos con este consumo, en esa proporción se disminuirá la disponibilidad 24/7, siempre y cuando no caiga una gota más para almacenarla en nuestros embalses”, añade.

Todavía está en el recuerdo la década de los años ochenta cuando tuvo que racionarse el agua y, entregarse sólo por algunas horas diarias ante la sequía y la disminución de los embalses. 

Hanna “alivia” la sequía en presas

Ahora, tras el paso de la Tormenta Hanna, las tres presas abastecedoras del Monterrey metropolitano, que estaban con agua por debajo del 40 % de su capacidad, tienen un respiro y, de esta forma, El Cuchillo acumula 89%, es decir, mil 044 millones de metros cúbicos; Cerro Prieto alcanza apenas 30% de su totalidad, de unos 800 millones de metros cúbicos, mientras La Boca almacena 97.7% de su llenado, poco menos de 400 millones de metros cúbicos. 

(Cuartoscuro)

“Monterrey tiene agua para doce meses próximos sin llover”, celebra Garza las cifras de Conagua. 

Una cuarta presa, la Libertad, se inició en construcción en enero pasado y estará lista días antes de concluir el mandato del gobernador Jaime Rodríguez Calderón, en octubre del 2021.

Se pretende un volumen de 50 millones de metros cúbicos por año y aumentar el suministro en 24 de los 51 municipios por diez años, con un abasto de 1.5 metros cúbicos por segundo. 

El contraste: las inundaciones

Las inundaciones provenientes del cauce del río  Santa Catarina que atraviesa cinco municipios conurbada, han sido cuatro en el siglo XX; en 1909 – la más dolorosa-, 1938, 1967 y 1988, ésta última  que dejó más de 250 víctimas y acabó con la infraestructura de la ciudad. La de “Alex” fue la primera del siglo 21 y luego, hace semanas las fuertes lluvias de Hanna

Todavía está en el recuerdo de los ancianos e historiadores la más catastrófica de las inundaciones, el desbordamiento del afluente el 27 de agosto de 1909, que dejó  cerca de seis mil víctimas, tres mil de las cuales, murieron en el famoso barrio San Luisito, ahí donde ahora está el citado puente y la misma zona que azotó “Alex”  en 2010.

(Cuartoscuro)

El  fallecido historiador y cronista de la colonia Independencia, Daniel Sifuentes, recuerda en un análisis que el 10 de agosto de 1909  un torrencial aguacero “hinchó las aguas del río” y arrastró decenas de casas; “un presagio de lo que ocurriría días después”, agrega.

En un estudio sobre la colonia Independencia, ubicada frente al escenario de las catástrofes, Sifuentes recuerda que la inundación del día 10, respetó las construcciones sólidas, lo que dio confianza a los pobladores del barrio y no tomaron las precauciones cuando a partir de las 10 de la noche del 27 de agosto y hasta el 28 de ese mes, el río elevó sus agua para lanzar torrentes y arrasar con puente y viviendas.

Gerardo Merla, historiador y geógrafo, autor de El Río Santa Catarina en el Valle de Monterrey, publicado en 1996 por la UANL y el Municipio de Santa Catarina, recuerda que el caudal puede alcanzar una velocidad superior a los 60 kilómetros por hora. Y sostiene, que “Gilberto”  y “Alex” parecieran ser los preludios de un gran ciclón. 

El exsecretario de Obras Públicas del Gobierno Estatal, Lombardo Guajardo Guajardo, consideró en su oportunidad como urgente un replanteamiento en el uso del cauce del Río Santa Catarina y la construcción de otra cortina  en el cañón de Ballesteros, pues, dice, de no haber existido la Rompe Picos, el desastre de inundaciones hubiera sido mayor.

“Aquí el problema es que la naturaleza nos da la lección que el agua tiene sus márgenes y sus límites y la propuesta es aumentar la capacidad del canal de estiaje del río de perdido hasta mil metros cúbicos, ahora tiene 500”, señala.

Mientras los historiadores plantearon en sus escritos en el riesgo de olvidar la historia, pues podrían repetirse las inundaciones, cada verano con temperaturas que oscilan en los 40 grados centígrados, las autoridades en turno muestran el temor porque se acabe el agua. Pese a todo, los regios aprendieron a vivir entre la escasez y el exceso de agua.


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