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En Juchitán velan a sus muertos en la calle

Por temor a las réplicas, pobladores prefieren dormir en las calles y afuera de sus casas, que no abandonan por miedo a la rapiña

Escrito en ESTADOS el

OAXACA, Oaxaca.- En la calle Moctezuma, a obscuras, velan a Reynalda Matus, la mujer es una de las 46 víctimas de la catástrofe ocurrida en Oaxaca, en el municipio de Juchitán de Zaragoza.

Más adelante de esta misma avenida se acababa de enterrar a un menor de dos años, víctima también del terremoto de 8.4 grados ocurrido el pasado 7 de septiembre.

Sólo unas cuantas personas se encuentran en el velorio que se realizó en medio de la espesa noche y en plena vialidad. La familia, por temor a entrar a su vivienda, prefirió mantenerse afuera y no correr la misma suerte de Reynalda, en caso de un nuevo sismo.

Un chico llora amargamente en la puerta, tiene unos 22 años. Esta inconsolable, grita con desesperación su pérdida. Era su madre.

La noche del 7 de septiembre, Reynalda Matus se encontraba en su negocio, la farmacia "24 Horas" y base del sitio "heytaxi", junto con dos de sus empleadas cuando sintieron el temblor.

Las tres mujeres salieron de inmediato, pero Reynalda regresó a poner llave a su negocio porque no habían podido sacar el dinero y, cómo la inseguridad en este municipio está a la orden del día, no quería arriesgarse.

Apenas unos segundos tomó cerrar con candado y ante la mirada estupefacta de sus empleadas, la tercera planta del edificio donde estaba su negocio se vino abajo. Las dos mujeres corrieron y Juchitán quedó a obscuras.

A Reynalda se le veía apenas una mano y un pie entre los escombros; no había nadie en ese momento que la auxiliara. Algunos vecinos que se percataron dicen que Reynalda estaba viva, gritaba de dolor y pedía ayuda. A las 2 de la mañana aún se podían escuchar sus lamentos y poco a poco se fueron apagando.

Oscar Matus, sobrino de Reynalda, relata que a su tía la lograron rescatar poco después de las 9:00 horas del viernes, estaba irreconocible, aplastada totalmente. "No pudimos siquiera arreglarla, no había forma, porque todos estamos en la misma situación".

Detalla que su tío y hermano de la mujer solicitaron el apoyo de elementos de seguridad, y fue entonces cuando pudieron remover los escombros y retirar el cuerpo.

"Mi tía era de lo mejor, siempre alegre, fiestera y bailadora, así la recuerda Oscar que, hasta este momento, no concibe la tragedia en su familia y en su querido Juchitán", la recuerda.

La mañana del 7 de septiembre se había despedido sin saber que sería la última vez, "pasó a mi casa, siempre venía antes de irse al trabajo, me dijo: ya me voy hijo, cuídate. No imaginé que no la volvería a ver".

Reyna, como le decían, tenía escasos 50 años de edad, era responsable en su negocio y amaba a su hijo Pablo César. Hoy ya no se encuentra con ellos.

En la calle Moctezuma, entre Benecia y Callejón Mina, la tragedia ha dejado su huella.

Oscar asegura que aún y cuando la afectación es grave, los juchitecos agradecen que el sismo ocurriera de noche y no en la mañana de viernes cuando niños se encontrarán en escuelas, y miles de personas trabajando. "La tragedia hubiera sido mayor", creen.

Sólo un rezo y la compañía de quienes la conocieron despidieron a Reynalda. A las 9:00 horas de este sábado partió hacia el panteón "Miércoles Santo", donde descansará con varias de las víctimas del sismo que dejó una catástrofe en Juchitán.