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El robo del siglo en Monterrey que jamás se pudo resolver

El único sospechoso que pudo haber hablado del hecho se suicidó a días de robar un comando mil 700 millones de pesos

Escrito en ESTADOS el

MONTERREY, Nuevo León  (La Silla Rota) - Luis Alfonso Borges, hoy retirado de la policía, tiene grabada en su mente la imagen de un hombre que dentro de su vehículo se suicidó en 1992.

Pero para un comandante de la entonces Policía Judicial del Estado acostumbrado a todo, esa muerte no fue una más. El occiso era uno de los autores del robo del siglo en Monterrey, en el que se sustrajeron mil 700 millones de pesos, caso que nunca logró esclarecerse.

En un café, Borges acompañado del también retirado comandante Nelson de la Rosa recuerda el caso en donde al menos participaron ocho personas, de las que nunca más se supo, mucho menos del dinero.

"El Robo del Siglo” fue contra la empresa de seguridad Sinorsa, donde un grupo de asaltantes, en complicidad con tres guardias, se apoderó de los millones que estaban guardados en la bóveda el 26 de julio de 1992.

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En el asaltó el comando asesinó a dos guardias de la empresa. También se llevaron un camión de valores y al poniente de la ciudad le prendieron fuego con unos 50 millones de pesos en el interior para tratar de despistar a la policía.

El ex policía recuerda también que pese a utilizar todos los adelantos de la época y del que más resultados da hasta la fecha: el de los soplones, a los asaltantes se los tragó la tierra.

“En las investigaciones supimos que Jesús Arturo de León Rodríguez habría sido uno de los participantes en el robo, pues gastaba a manos llenas y hablaba de más, sin embargo, se nos esfumó”.

“Luego sabemos que tiene una amante en la ciudad de Torreón, Coahuila y hasta allá llegamos, pero volvió a escapar. Nos llevaba la delantera”, explica Borges.

En las investigaciones detectaron lugares que frecuentaba y le pusieron vigilancia, pero fue en un lote de autos de la colonia Santa Fe donde adquirió al contado una camioneta Cheyenne y a donde debería pasar por los documentos días más tarde que casi lo atrapan.

Cuando se entrevistaron con el encargado del negocio éste les dijo a los policías que acaba de retirarse escasos tres minutos antes por la avenida Churubusco al oriente.

“Después fuimos a la casa de una mujer con la que tenía relaciones y a la de familiares, pero no lo localizamos”, rememora el comandante quien acompañado del agente Raúl Valdivia Murillo conducían un auto Tsuru para no despertar sospechas y ser evidentes en la patrulla.

La suerte les sonrió a los policías que pensaron en un ascenso o al menos en una compensación económica por el triunfo: Vieron a su presa circular en la camioneta nueva en la avenida Santo Domingo del municipio de San Nicolás de los Garza cuando viajaba a unos 200 metros detrás de ellos.

“Tal vez estaba nervioso, no sé si nos reconoció como policías, pero nos rebasó. Dio vuelta a la derecha en Corregidora y dos calles adelante en Las Palmas se atravesó y se quedó parado”.

“Lo alcanzamos y paramos atrás, sonamos el claxon para que se moviera y no sospechara que lo seguíamos, esperábamos refuerzos, pero nunca se movió”.

Al no moverse la camioneta bajaron del auto y avanzaron con precaución y arma en mano, pero metros antes de llegar escucharon la detonación. “Se dio un balazo en la sien derecha con una pistola calibre 38, por la puerta del conductor escurrió sangre”.

“El sospechoso estaba recostado sobre la puerta, muerto, con el clima puesto, los seguros activados y música del grupo Liberación a todo volumen en el radio”.

En la inspección del vehículo encontraron una maleta con ropa de hombre y mujer, facturas de hospedaje de un hotel de Torreón y dos cajas de parque calibre 38.

En las bolsas del pantalón traía De León Rodríguez, tres millones 700 mil pesos.

Con su muerte se mantiene hasta la fecha el misterio del robo del siglo y del paradero del resto del comando.



kach