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El mago, el vendedor de lotería con más suerte

Ha vendido decenas de premios “gordos” y cientos de millones de pesos en premios; ninguno en el país como su famoso expendio de lotería nacional en Monterrey

Escrito en ESTADOS el

Nuevo León (La Silla Rota).- “El Mago de la Suerte”, ha vendido decenas de premios “gordos” y cientos de millones de pesos en premios; nadie en el país como el famoso expendio de lotería nacional, que ha repartido – y lo sigue haciendo- la Diosa fortuna  para engrandecer cuentas de quienes ya tienen dinero o para sacar de la pobreza económica a quien nunca lo tuvo.

Hasta el local de apenas cuatro metros de longitud por uno de ancho, en el paseo peatonal Morelos – anterior transitada avenida vehicular- llegan empresarios, profesionistas, académicos, amas de casa, obreros, todos con la fe de obtener un premio.

Fue en 1922 cuando el primer Esteban Salazar inició en la venta de lotería; sin embargo, la muerte lo sorprendió años después y en 1947 toma la estafeta su hijo Esteban quien se estableció con una tabla donde colocaba los billetes en las afueras del primer Sanborns en Monterrey, en la avenida Morelos. Desde entonces y hasta la fecha, han repartido más de 200 premios principales con valor superior a los 800 millones de pesos.

Antonio Salazar recuerda que luego su padre se trasladó a la acera de enfrente en el año 1970, al local que actualmente ocupa donde donde junto a sus hermanos Esteban, Ángel y Juan José atienden el negocio tras la muerte de su padre en 1979 a los 69 años de edad, aunque ya laboraban directamente con él cuando vivía. Mario, otro hermano, ya fallecido, también trabajó ahí.

Tras los primeros premios repartidos en los años 40, un conocido de la familia le dijo a su padre que era el mago de la suerte y así nació el famoso nombre de “Esteban Salazar, El Mago de la Suerte”.

Empresarios y trabajadores han ganado por igual

Conocidos como los maguitos, a los hermanos Salazar además de la bonhomía, les distingue la rectitud, la honradez, que les inculcó su padre. Pruebas, hay muchas, como cuando millonario empresario  mandó con su gente checar unos boletos que tendrían un reintegro.

En aquellos años, cuando los grandes patrones empresariales convivían con los obreros y la gente en general, el hombre de negocios recibió a don Esteban Salazar en su despacho. “Vengo a decirle que tiene un premio de 400 mil pesos”, le dijo.

Luego el hombre que tenía una junta preguntó a su gente: “Ustedes entregarían una cartera que estuviera repleta de dinero y supieran que es mía? La respuesta la dio él mismo, “la honradez vale mucho” y enseguida regaló al mago el billete. “Quédese con él- le señaló ante la negativa de don Esteban-.Luego me manda otros números”.

Antonio cuenta que al morir su abuelo, su padre que era transportista acudió a pagar a la Lotería Nacional una cuenta pendiente, y el gerente le pide que se quede con la dotación de alrededor de quince series de billetes, los que junto a su señora madre vendía a los clientes en su propia casa. Esos fueron los inicios del famoso expendio.

Arturo, que pide omitir su apellido, vecino de la colonia Independencia recuerda que su padre del mismo nombre laboró por años como obrero en una empresa tubera local. Asiduo comprador de lotería con El Mago, obtuvo importante premio que le permitió dejar el trabajo y poner su propio negocio de torno.

Historias y anécdotas hay muchas; de personas agradecidas que otorgan generosa propina, de quienes se arrepienten de haber ofrecido un porcentaje o los que dilapidaron el dinero.

Una muestra: “Un cliente acostumbrado a llevarles pan a diario le pidió a Ángel determinado número pero al no tenerlo le dio otro, “juega cualquiera”, a lo que recibió la promesa de dar el 10 % de propina si salía el premio mayor.

La suerte le sonrió con el 8294 y ocho millones de pesos. Pasaron los meses, regresó y dijo retractarse de  la promesa, hizo un cheque por 50 mil pesos pero más tarde volvió a arrepentirse y lo solicitó para dar solamente 20 mil pesos en efectivo.

Otro caso: A principios de la década de los setenta otro cliente prometió pagar la boda de dos de los hermanos maguitos que se casarían; también un terreno extendió la promesa. Buscó su número acostumbrado, no lo tenían, le dieron el 28148, testigo el futbolista Alberto Echeverri. “No lo quería, decía que el ocho había llegado tres veces”. “Juégalo”, le dijo Ángel. Ganóvarios millones, pero no regresó.

Pasado un tiempo retornó casi llorando, que le había ido mal, que su esposa perdió un bebé en el vientre. Ofreció perdón y  solicitó cachitos con un valor de 11 mil 500 pesos, los pidió a crédito y en el sobre anotó que debía al Mago a manera de pagaré.

Llegó el sorteó y obtuvo reintegró solamente, pero ese día murió. Un hermano dijo tener el sobre y el mensaje, más la viuda que aceptó la deuda aseveró que no pagaría o que lo haría a razón de mil pesos por mes. “No lo cobramos”, recuerda Antonio.

Famosos acuden al Mago de la Suerte

Artistas y deportistas famosos acuden también en busca de su número de la suerte. Gratos recuerdos tienen los maguitos de Pedro Vargas, Emilio Tuero, Antonio Aguilar, los hermanos Soler y de beisbolistas como Lázaro Salazar, Alejandro Carrasquel, Juan delis, Coyota Ríos, Eddy More y muchas más que apreciaron a don Esteban.

Políticos de diversa camada también son asistentes como lo fueron los ex gobernadores José Vivanco, Eduardo Elizondo, Alfonso Martínez.

Al lugar también llegan otros vendedores de lotería que en las afueras ofrecen sus boletos, luego de que con El Mago se han terminado.

De basurero a millonario

En diciembre pasado, un recogedor de basura adquirió cinco cachitos, eran de cien pesos, él pensó que costaban 30; “Démelos dijo”  luego de que una mujer pidió quedarse con ellos.

Cayó el premio principal, se llevó varios millones. “Lo acompañamos a cambiar el boleto, luego al banco, se les abrió una cuenta. Nunca he tenido ni cinco mil pesos”, les dijo. “Fue generoso con una propina”.

“Es la Diosa fortuna, la suerte, todos juegan”, explica Ángel quien convalece de una fractura.

“La gente nos tiene fe y ellos juegan con mucha fe”, fue la respuesta que don Esteban dio al periodista Jacobo Zabludovsky cuando éste le entrevistó vía teléfono.

 Inclusive, hay quienes acuden hasta la tumba de El Mago,  para pedirle su ayuda. Entre otros muchos, “una mujer lo hizo, don Esteban deme el premio, lo ganó”.

“Hay billeteros que venden muchos más billetes que nosotros, e inclusive tienen una cadena de expendios, pero nosotros vendemos más premios gordos”, agrega Antonio Salazar.

Todavía se recuerda la historia de William  Bartón, jefe de perforaciones  en Minas de Barroterán, Coahuila, que según rezan las crónicas ya en redes sociales, enviaba giros telegráficos para comprar billetes de lotería a Monterrey, pero anexó Úrgeme premio.

Eran los años sesenta. A vuelta de correo Esteban Salazar le mandó el número solicitado. Misión cumplida, le dijo vía teléfono, cayó el premio.

"Se acaba de sacar el premio mayor", 500 mil pesos, cuando en ese tiempo una camioneta último modelo costaba alrededor de 60 mil.

Hace meses el director de la Lotería Nacional, Pedro Pablo Treviño, llegó de visita al local, saludó y reconoció la labor de los maguitos. Historias hay muchas, la fe es bastante, la confianza en El  Mago de la Suerte se fortalece. “Suerte, mañana cobra”, dicen a sus clientes.