Main logo

"El Club Pollo", la perversa red de trata en Chihuahua

La detención de Jaime Avelino exhibió una trata de menores de edad que eran utilizados para la producción y comercialización de contenido sexual en Chihuahua

Escrito en ESTADOS el

CHIHUAHUA. - “El Club Pollo” es una red de pedofilia que opera en el estado de Chihuahua. Se trata de un club secreto que funciona a través de la red social Facebook, donde las personas compran contenido sexual de menores de edad.

Tras dos años de investigación por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE) se logró la detención de Jaime Avelino “N”, quien era el presunto líder de esta red de trata y quien por seis años almacenó en dispositivos tecnológicos y medios remotos de su propiedad, diversos videos y fotografías con contenido sexual explícito donde aparecen al menos tres víctimas menores de edad.

Jaime Avelino operaba desde una vivienda ubicada en la calle 5 de mayo en la colonia Villa Juárez en la ciudad de Chihuahua. Fue ahí donde se aseguraron equipos tecnológicos y evidencia que pudiera estar relacionada con trata de personas. 

Jaime Avelino N (Foto: FGE)

Lo recabado en redes sociales refieren que Jaime Avelino invitaba a sus clientes a través de Facebook, quien organizaba los encuentros sexuales con extraños y sin que los menores estuvieran enterados de que recibirían una remuneración económica.

Según El Heraldo de Chihuahua, entre sus clientes figuraban personajes de la política y empresarios de la Ciudad de Chihuahua.

Aunque hasta el momento solo se tiene conocimiento de tres víctimas, la titular de la Fiscalía Especialidad de la Mujer (FEM), Wendy Chávez señaló que habría muchas víctimas, por lo que pidió a quienes fueron violentados por esta persona que se acerquen a presentar las denuncias correspondientes que permitan engrosar las investigaciones.

“A mi hijo lo contagiaron de VIH”

El testimonio de una madre de una de las víctimas, contó para El Heraldo lo que sufrió su hijo cuando era menor de edad, incluso, que fue contagiado de VIH.

“Mi hijo fue víctima de ese infeliz, el tipo que les digo se llama Joel. Me quiero mantener en anonimato, mi hijo ya tiene 18 pero vivió una pesadilla cuando era menor. Tenía como 16 años, fue violado y contagiado de VIH. Lo anexe para que no lo siguiera molestando ese tipo, pero está a punto de salir. El joven valiente que decidió dar la nota me dio más fuerza para que mi hijo hable. Él tiene miedo, pero lo voy a convencer”, relató la madre.

Pero la trata que fabricaba Jaime Avelino desde su domicilio, era confidencial y los vecinos aseguraron nunca darse cuenta de ello. Según contaron, fueron sorprendidos con la detención de Jaime.

“Nosotros lo conocemos como alguien que no se mete con nadie y que vive con su mamá y hermano”, manifestaron.

"Nos sorprende mucho, sobre todo por el riesgo que corren las niñas y niños, así como los adolescentes que habitan aquí, pues nadie se imaginaba a lo que se dedicaba", continuaron declarando al medio local.

El pasado 8 de octubre, la Fiscalía informó sobre la detención de este hombre por el presunto delito de trata.

Los vecinos contaron que las autoridades rodearon las calles ese día, catearon el domicilio y ejecutaron la orden de arresto. Ahí aseguraron equipos tecnológicos y evidencia sobre este delito.

(Foto: El Heraldo de Chihuahua)

Durante las investigaciones ministeriales se requirió la intervención de especialistas en análisis de tecnología digital, quienes detectaron que el procesado contaba con un perfil falso en Facebook donde rifaba los contenidos.

Por mandato judicial, el imputado permanece bajo la medida cautelar de prisión preventiva en tanto se define su situación jurídica, y cabe señalar que de ser encontrado culpable de los hechos que se le atribuyen podría alcanzar una pena que va de 45 a 90 años de prisión.

Así operaba el Club Pollo en Chihuahua

Jaime Avelino creó entre 2014 y 2015 un perfil falso en Facebook con el nombre de Hugo Martínez, para contactarse con sus clientes y con los “pollos” (sus víctimas menores de edad).

A través de ese perfil publicaba imágenes, mensajes, ubicaciones y otros temas más relacionados con la actividad de pedofilia, así como resultados del año, posadas y demás cuestiones vinculadas con este negocio ilícito que presuntamente dirigía.

Este club recibió el nombre de “pollo”, porque lo integran decenas de “pollitos” que eran niños entre 10 a 17 años de edad, quienes eran captados Jaime, a quienes llegaba a través de perfiles falsos, con engaños, ofrecimientos de dinero y promesas, que al final solo terminaban en abusos sexuales y reuniones con adultos.

Las personas que encabezaban el grupo eran conocidos como “los gallos”. Ellos también eran quienes contrataban los servicios con los menores de edad.

Algunos solo observaban, otros sostenían encuentros sexuales y los más depravados hacían rituales de golpes y otras cuestiones más explícitas.

Para hablar entre “los gallos” se adaptó un lenguaje específico que les permitiera identificarse como cliente. Así se comunicaban qué niño se vendía y dónde se iba a realizar el encuentro, además de otros significados como eventos masivos, catálogos y ventas a través de internet o rede sociales.

Un testigo también declaró al medio local citado que Jaime ingresaba a los menores y sostenía encuentros en algunos moteles de la ciudad y para evitar que fuera denunciado o alertaran a otras personas, los videogrababa y los amenazaba con hacerlos públicos si decían algo al respecto.

“Se ganaba la confianza de los menores, los enamoraba después de que los violaba, les daba dinero, drogas y todo lo que pidieran, también les ofrecía dinero a los pollitos si traían más amigos para meterlos al club”, refiere el testigo anónimo.

Además, señaló que el contenido gráfico se guardaba en carpetas que enviaban a los clientes.

Todo el material se difundía a través de WhatsApp y Facebook, luego de que los interesados se pusieran en contacto a través de perfiles falsos y también podían escoger al menor que ellos desearan, pues solo deberían pagar tres mil 500 pesos por encuentro y verse en hoteles en la ciudad, ya que para las citas no se usaban los moteles como se hacía para “reclutarlos”.