Main logo

El ángel que salvó a Emmanuel en el terremoto del 19-S

El 19 de septiembre Emmanuel, de 11 años de edad, salió de su casa rumbo a su escuela sin saber que su vida sería salvada por Bertha, quien murió aplastada

Escrito en ESTADOS el

JOJUTLA, Morelos (La Silla Rota).- El sismo del 19 de septiembre le arrebató casi todo a la familia Ortega Salgado: su casa, sus trabajos, sus pertenencias y su estabilidad emocional, pero no pudo quitarles la vida de Emmanuel, el integrante más joven de la familia que se salvó gracias a su vecina Bertha, la señora que murió al protegerlo de los escombros.

La familia Ortega Salgado es una de las decenas de familias damnificadas de la Colonia Emiliano Zapata, en Jojutla, una de las comunidades más golpeadas por el sismo.

“Me paro aquí en la puerta, lo veo irse, le pido a Dios que le de entendimiento en la escuela, ahí Estoy parada  cuando empieza a moverse la tierra y yo enseguida, luego, luego fue  ‘regresa, Emmanuel, regresa porque está temblando’, le gritaba, pero empecé a ver que una casa cayó de dos plantas, una asa que tenía tres pisos se hizo de lado, cae encima de una tienda que estaba al lado y yo le decía ‘Emmanuel, regresa, aquí te estoy esperando’, pero cuando yo vi la tercera casa que se cayó yo pensé que ahí había quedado mi hijo y nada más le dije ‘recuerda que siempre te quise’”, así recuerda Elizabeth Salgado, madre de Emmanuel, los primeros segundos tras el sismo.

Para Elizabeth ésta era la segunda vez que la vida intentaba arrebatarle a su hijo.

Al nacer los médicos solo le daban a Emmanuel 17 horas de vida, tiempo que fue aprovechado por Elizabeth para despedirse de él.


“Mi hijo Emmanuel tiene un testimonio desde que él nació, a los 8 meses, él nació a los 8 meses de embarazo, él nació con 17 horas de vida, me dijo el pediatra ‘contemple a su hijo porque él va a vivir 17 horas nada más’”, recuerda su madre.

En el sismo a Emmanuel le cayó una casa encima y quedó atrapado entre los escombros y debajo de una losa.

“Cuando yo llego a la esquina de la calle una persona me dice ‘tu hermano está ahí con la señora Bertha’ cuando giró mi mirada hacia donde me habían dicho que estaba, yo veo nada más de la cintura hacia los pies de mi hermano que estaban saliendo a la calle", recuerda José Miguel, el hermano mayor de Emmanuel, quien de inmediato intentó rescatarlo.

José Miguel, empleado de un taller mecánico, consiguió un gato hidráulico de su trabajo para levantar la losa que cubría el cuerpo de Emmanuel, pero la herramienta fue insuficiente para rescatar al niño de 11 años.

También pidió ayuda a policías que se encontraban en el lugar, pero su respuesta fue que no podían hacer algo hasta que llegaran autoridades de Protección Civil a evaluar el riesgo.

Vecinos, amigos y familiares consiguieron más gatos hidráulicos, polines y herramienta para sacar a Emmanuel de los escombros.

“Yo trabajaba en un taller mecánico, voy, pido un gato hidráulico, vengo hacia donde estaba la losa, la trato de levantar, pero fue imposible, es porque era un gato para dos toneladas y esa losa no es tan bofa que digamos, está muy pesada, cuando incluso pido más ayuda y mucha gente se acercó, amigos, familiares, vecinos se acercan al lugar y les digo ayúdenme, mi hermano está atrapado empezamos a quitar varias cosas que estaban en la losa y hartas personas llegaron y unos fueron a traer gatos hidráulicos más grandes”, contó.}

Finalmente, la losa fue levantada y Emmanuel pudo salir por sí mismo.

“Cuando él llega a salir yo la verdad me quebré, me quebré y le di gracias a Dios porque me dejó y me dio las fuerzas para sacarlo cuando me agarra y me dice ‘¿sabes qué hermano? Ya salí, gracias’ y me da un abrazo y lo que me reanimó más fue cuando me dice ‘no se te olvide mi mochila, porque ahí traigo mis cuadernos y mi agua’ y me sacó una sonrisa”, contó su hermano.

Sin embargo, debajo de la losa quedó el cuerpo sin vida de Bertha, la vecina que abrazó y protegió a Emmanuel para que no muriera.

“La señora Bertha fue quien sufrió más porque le cayó prácticamente toda la losa cuando cubrió a mi hermano y la verdad, yo también le di muchas gracias a ella cuando la estábamos sacando del lugar, yo le di muchas gracias y le dije que Dios la bendijera mucho y a su familia igual por el acto que hizo, la valentía o que Dios la haya puesto como ese ángel para mi hermano, para que no le pasara nada, y sí, fue algo increíble”, dijo José Miguel.

Aún con las secuelas del sismo en el cuerpo, Emmanuel recuerda cómo Bertha le gritó que se moviera del sitio donde cayó la primera casa, cómo lo abrazó y ya debajo de la losa movió una de sus piernas para evitar que muriera aplastado.

“La señora que me dijo que me viniera, vive en el callejón, me dijo que me fuera porque se iba a caer la casa, pero yo me fui para allá y me cayó la losa y a ella le cayó un muro aquí y mis papás y mi hermano fueron a acompañar”, cuenta.

Casi dos meses después Emmanuel no ha podido regresar a la escuela.

Tras el terremoto la familia Ortega Salgado vive en carpas de plástico habilitadas como refugio.

La ropa y los pocos muebles que tienen, así como los alimentos que consumen son producto de donaciones ciudadanas.

De acuerdo con sus familiares, el miedo que dejó en Emmanuel el terremoto le ha impedido retomar sus clases pues solo pone excusas para evitar ir a la escuela.

“Escuchaba que le cerraran al gas y mi hermano me estaba diciendo por un hoyito ‘hermano, te voy a sacar, no te preocupes, yo te voy a sacar’, pero yo sentía mucho miedo porque sentía que esto ya estaba temblando, sentía que estaba temblando, y le quitaron todos los escombros de encima para que la sacaran porque no se podía levantar la losa porque era de cemento”, recuerda.

Dos meses después del sismo la rutina no ha podido ser retomada por las familias damnificadas, entre ellas la de Emmanuel.

La casa en la que vivían fue destruida por el terremoto.

Para cubrir los gastos de su hogar, Elizabeth, la madre de Emmanuel, vendía antes del sismo gelatinas y yogures, pero con el terremoto se destruyó el refrigerador y desde entonces no puede elaborar esos productos.

Además la energía eléctrica no ha sido restablecida en la Colonia Emiliano Zapata.

El taller mecánico en el que trabajaba José Miguel, el hijo mayor de la familia, también se destruyó, por lo que desde hace dos meses no tiene trabajo porque la actividad económica en Jojutla no se ha reactivado.

Chelin Ortega, papá de Emmanuel, era operador de una unidad de transporte público colectivo que se descompuso y el dueño del vehículo no ha podido repararla, por lo que tampoco tiene empleo.

“Tenemos que trabajar, mi hijo trabajaba en un taller aquí a la vuelta, pues ya  todo se cayó, ya el dueño de ese lugar pues ya no sé si ande buscando otro para poner el taller, pero no tiene trabajo, mi esposo la combi se descompuso, yo no tengo refri, no tenemos luz, entonces mejor nos sentamos a esperar la tarde, así estamos, pero con mucho entusiasmo y pidiéndole a Dios cada día que no se olvide de nosotros, ni la gente”, dijo Elizabeth.

A pesar de las condiciones en las que vive, la familia Ortega Salgado no ha recibido apoyo de las autoridades.

Por ahora permanecen a la espera de los recursos que los gobiernos estatal y federal prometieron a las familias damnificadas para reconstruir sus viviendas.

Lo que agradecen que es a pesar de la tragedia, la familia está completa y unida.

“Yo le doy gracias a la señora y a su familia que me salvaron porque yo quería vivir un año más de vida”, dijo Emmanuel.




kach