Cd. Victoria, Tam.- “Llegamos aquí hace 15 días. Dormimos en el suelo sobre algunas cobijas que nos han dado pues no hay camas. Todo está lleno”, dice Francisca.
Juan José Kan, guatemalteco de 29 años, arribó acompañado de su esposa Francisca y sus dos hijos menores de edad seis y cuatros años. “Entramos a México como parte de una caravana, pero nos separamos y nos venimos a Nuevo Laredo, pues nos dijeron que por aquí es más fácil pasar”, dicen.
Tras la llegada de las caravanas, las casas de migrantes en Tamaulipas se encuentran sobresaturadas y sin los recursos necesarios para poder brindar ayuda a los migrantes, por lo cual podrían cerrar.
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Las casas “Nazareth” y “Amar” tienen entre ambas una capacidad para atender a 230 migrantes, pero se tienen registrados más de 800 que acuden diariamente a tomar los alimentos.
Ante el problema de la falta de espacios, las administraciones de las casas han tomado medidas como dar prioridad a las familias que viajan juntas, luego a niños y mujeres, así como personas de la tercera edad y enfermas.
“Si no estás a tiempo a la hora en que sirven la comida pues te quedan sin comer pues es muchísima la gente que hay ahí”, dice Francisca. “En ocasiones nos hemos salido a la calle a pedir un taco, una limosna, a pedir caridad para darle de comer a los hijos”.
Desde que la secretaría de Gobernación suspendió la ayuda de 26 millones de pesos anuales para apoyar a las casas de migrantes que prestan ayuda se han tenido dificultades para poder atender a todos los migrantes que arriban a la frontera de Tamaulipas.
Además, el Instituto Tamaulipeco del Migrante informó que la afluencia de migrantes a Tamaulipas con el propósito de cruzar hacia Estados Unido se ha incrementado en un 60 por ciento , por lo cual las casas de ayuda a migrantes se ven rebasadas en su capacidad.
Las casas del migrante lanzaron un llamado al Gobierno y la sociedad pues enfrentan problemas de falta de alimentos, artículos de limpieza, ropa, colchonetas, cobertores y demás para atender a los migrantes.
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Las administraciones de las casas han advertido que podrían cerrar, pues en vez de aliviar una situación se agrava al no poder prestar ayuda a todos aquellos que lo solicitan.
En las casas del migrante se encuentran albergados 400 migrantes, pero otros 400 deambulan por las calles de Nuevo Laredo, viviendo en plazas, parques y lugares públicos a donde otras organizaciones no gubernamentales les llevan alimentos.
En las inmediaciones del puente internacional de Juárez-Lincoln se encuentran apostados alrededor de 150 migrantes cubanos, africanos, así como guatemaltecos, hondureños y salvadoreños en espera de que los Estados Unidos les conceda una visa para poder ingresar de manera legal.
Juan José, a pesar de las disposiciones de los Estados Unidos para con los migrantes, tiene esperanzas. “Dicen que los gringos de aduanas ya se están poniendo más flojitos y están dando ya visas humanitarias. Lo único que venimos es a trabajar no ha cometer delitos”.
bl