La tarde del 6 de abril, Juan Manuel García Bejarano, hijo de Jesús García, encabezaba la cabalgata inaugural de la Feria Cuernavaca.
El joven empresario de 26 años de edad había ganado la concesión de esa feria.
Montado en un caballo sobre la Avenida Plan de Ayala, una de las más transitadas de la ciudad, escoltado por otros jinetes, seguido por decenas de personas, entre ellas agentes armados de la Policía Montada de la Comisión Estatal de Seguridad, Juan Manuel fue atacado por la espalda por José Fierro Escobar, un hombre de 36 años de edad originario de Atoyac, Guerrero.
Tras abrirse paso entre los acompañantes de García Bejarano, Fierro Escobar apuntó su pistola calibre 9 milímetros hacia el empresario, quien recibió cinco balazos.
El asesino huyó hacia la retaguardia de la caravana, donde fue detenido por escoltas de Juan Manuel y los elementos de la Policía Montada.
Tras un proceso judicial el asesino de Juan Manuel fue sentenciado a 45 años de prisión y a pagar una multa de más de 840 mil pesos, así como un pago por reparación de daño de 1 millón 460 mil pesos.
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Como a su hijo, Jesús García también fue asesinado a balazos por la espalda
Justo en el momento en que reporteros entrevistaban al secretario de Desarrollo Social, el ex árbitro de fútbol Gilberto Alcalá, comenzó el ataque.
Primero cayeron heridas otras dos víctimas. Luego, mientras reporteros y Jesús García huían hacia el oriente sobre la calle Gutemberg, el asesino, identificado como Maximiliano, de 22 años de edad, disparaba contra el líder sindical.
Herido por la espalda García cayó al piso sobre una reportera. A un costado, agazapado, quedó el Secretario de Desarrollo Social.
A pesar de los esfuerzos de algunos comerciantes, el agresor logró huir del lugar, tal como lo intentó hace dos años el asesino de su hijo.
En la carrera disparó por la espalda a un periodista quien también quedó herido en el lugar.
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Maximiliano cruzó la Plaza de Armas de Cuernavaca frente al Palacio de Gobierno, pro metros más adelante, a pesar de seguir disparando, fue detenido por los guardias de la sede del Poder Ejecutivo y por policías estatales.
En ambos casos se presume la participación de un autor intelectual de los homicidios.
Hasta la fecha, en el caso de Juan Manuel, las autoridades no han logrado confirmar esa versión.
En esta ocasión fue el propio gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo quien sugirió la posibilidad de que el sicario fue contratado para matar a las víctimas.