Main logo

Deudas: la otra pesadilla para los migrantes deportados

Miles de migrantes centroamericanos piden préstamos para juntar el dinero que les piden “polleros” para intentar cruzarlos a Estados Unidos

Escrito en ESTADOS el

Hace nueve meses, los hermanos Matías, originarios de Quetzaltenango, Guatemala, decidieron migrar, tenían la ilusión de llegar a Estados Unidos y para hacerlo pagaron más de 50 mil pesos mexicanos cada uno, por un viaje que resultó en tragedia y que ahora lamentan por la pérdida de un ser querido en el Río Bravo.

Según relató Erick Matías, uno de los hermanos, el incidente en el que murió su familiar ocurrió en septiembre pasado cuando intentaron cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.

Hace seis meses, el esposo de Diana empacó una pequeña bolsa, les dio un abrazo a sus tres hijos y se despidió para emprender un viaje de más de 1,900 kilómetros a Estados Unidos. Ese era su sexto intento de cruzar la frontera, sin documentos legales, para buscar trabajo y una mejor calidad de vida.

La pareja pidió prestado a un amigo el equivalente a 150 mil pesos mexicanos para pagarle el viaje a un traficante, a un “pollero”. La mujer afirmó que su esposo era consciente de los peligros —traficantes sin escrúpulos, peligrosas travesías por el desierto y posibles secuestros a manos de los letales cárteles de la droga— pero sentía que tenía pocas opciones en Guatemala, donde estaba muy endeudado después de que su negocio fracasara.

El esposo de Diana logró cruzar la frontera, pero fue detenido hace un par de meses en Los Angeles, California, y deportado en días pasados a su país.

Él forma parte de los 132,843 guatemaltecos que trataron de emigrar, sin éxito, a Estados Unidos de octubre de 2017 a la fecha. Y todos ellos volvieron a toparse en Guatemala con las mismas condiciones miserables que les forzaron a buscar salida hacia el norte.

Deudas y más deudas

En Guatemala es fácil conocer a personas que han emigrado o que desean hacerlo y todos saben que el viaje cuesta un “ojo de la cara”, con todo y que no representa ninguna garantía de que podrán llegar a suelo americano.

Así, cada migrante que contrata a algún traficante de personas tiene que suscribir documentos que respaldan la deuda contraída, y que en la mayoría de los casos tiene que ser la primera obligación para quien logra establecerse en alguna parte de Estados Unidos.

En opinión de algunos migrantes centroamericanos, si para quien logró cruzar la frontera de EU el pago al “coyote” es una pesada carga, resulta mucho más pesada para quienes son deportados.

Datos oficiales destacan que cada semana entre 8 y 10 vuelos llegan a Guatemala con migrantes deportados desde Estados Unidos. Todos vuelven con incertidumbre del futuro a afrontar, ahora con frustración y con la deuda adquirida de un viaje peligroso.

Préstamos informales

Un reportaje de La Hora de Guatemala revela que todos los migrantes guatemaltecos recurren a créditos con los “polleros”, es decir, de tipo informal.

Úrsula Roldán del Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT), explica que “el mismo coyote puede hacer el préstamo, es decir el viaje se lo van pagando cuando esté allá o los prestamistas de la comunidad, incluso empeñan terrenos o sea son mecanismos más del tipo informal”.

Los riesgos de la migración irregular, afirmó, son altos, pues no solo se enfrentan al peligro del tránsito, sino que además se enfrentan a deudas que deben cumplir a su regreso al país.

Según la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, alrededor del 76 por ciento de la población en el altiplano occidental de Guatemala está empobrecida, y el 67 por ciento de los niños menores de 5 años padecen desnutrición crónica.

Más de un millón de guatemaltecos en las áreas rurales de la región no tienen electricidad. Debido al constante descenso de los precios de los productos agrícolas, muchos obtienen pocas ganancias, o ninguna, del café, el maíz, el frijol y otros cultivos.

Además, los residentes mencionaron que el tráfico de drogas, la corrupción generalizada en el gobierno local y la extorsión de las pandillas han contribuido a su decisión de abandonar los pueblos y las ciudades del altiplano occidental.