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Desaparecidos: historias de padres que buscan a sus hijos en Chiapas

María Alicia busca desde hace siete años a su hijo Lalo, “sustraído” de la puerta de su vivienda en la colonia Francisco I. Madero, de Tuxtla Gutiérrez

Escrito en ESTADOS el

Según datos de la Red Nacional de Madres Buscando a sus Hijos, desde el año 2008 a la fecha han desaparecido cerca de 6 mil 300 menores de edad en el país, lo que refleja una situación de vulnerabilidad en la seguridad de miles de infantes no solo de Chiapas sino de todo México.

Leticia Mora Nieto, representante de esa agrupación, estima que el 60 por ciento de esa cantidad regresó sano, no obstante, aclara que la mayoría fueron sustraídos por familiares, mientras que quienes no son localizados los utilizaron para comercializarlos de forma clandestina o para la mendicidad. Y peor aún: son hasta sacados de territorio nacional para la venta de sus órganos.

Dicha Red, la cual germinó en el 2013, se compone de alrededor de 120 familias que perdieron a un pequeño y que operan principalmente en el Estado de México, Pachuca, Veracruz y Chiapas. A través de su trabajo diario, han localizado a una importante cantidad de niños y niñas “extraviados”.

Ese es el caso de María Alicia Guillén Hernández, quien desde hace siete años busca con desesperación a su vástago Eduardo Meza Guillén, “sustraído” de la puerta de su vivienda en la colonia Francisco I. Madero de Tuxtla Gutiérrez, capital de la entidad chiapaneca. Desde entonces, ella no ha sabido nada de él.

La madre, quien también forma parte de la Red al igual que otras 18 familias chiapanecas, especifica que en su caminar ha “rescatado” a al menos siete menores de edad. Incluso advierte que, hasta el 2016, la autoridad le reportó que en la entidad había 216 desaparecidos, entre infantes, jóvenes, adultos mayores y ancianos.

Como la mayor parte de papás y mamás que van tras sus “retoños”, ella ha tocado infinidad de puertas e incluso ha erogado una suma importante de recursos (más de 3 millones de pesos), tan es así que ya recorrió todos los estados del país, e inclusive viajó a otras naciones como Honduras, Estados Unidos y Panamá, en este último porque, dice, le “avisaron” que al parecer allí estaba “Lalito”; fue hace dos años.

También se trasladó hace algunos años a la comunidad Zacatonal de Juárez, municipio de Huitiupán, en la región Norte de Chiapas, donde supuestamente estaba su menor, pero no fue así. Empero, rescató a dos niños que también estaban reportados como robados; uno era de Nayarit y el otro de Tampico.

Aunque no detiene su andar, sabe que a estas alturas lo único que le quedan son fuerzas, “ya no tengo dinero para moverme, pero no dejo de insistir, porque estoy segura, y lo dice mi corazón, que mi ‘Lalito’ está vivo, que está en algún lugar, lo siento”.

“He estado de bajos recursos, no tengo dinero, porque lo poquito que me debían de mi casa ya me lo acabaron de pagar, y con eso es que caminaba yo, y pues ahorita mi pobre hija vendió su casita para echarme la mano”, reconoce la madre en entrevista con La Silla Rota.

Los hechos

Cada 21 de marzo, doña “Lichita”, como la conocen sus seres queridos, prepara un festejo para recordar a su pequeño (quien hoy tuviera 13), sin embargo, este año las serpentinas, el pastel, los refrescos, dulces y piñatas tuvieron que esperar, debido a que ya le queda poco dinero, e incluso su salud también ha menguado.

A pesar de todo, coloca dos lonas en donde aparece “mi angelito”, pero ahora en la casa de su hija, en la colonia Las Brisas, dice; zapatos, juguetes, entre ellos los favoritos de “Lalito”: unos trompos, los cuales aún están colocados en su cuarto, donde también hay retratos de él y una manta con la leyenda de: “Se busca”.

Saca algunas carpetas, donde aparece de hecho la presunta mujer que estaría implicada en el caso, y el número de expediente o registro ante la autoridad por la desaparición de Eduardo: 403/EXT/2012.

Según la denunciante, esa persona llegó a la colonia pocos días antes de que desapareciera “Lalito”, e incluso se paraba frente a su casa, y en una ocasión, cuando acudió a su negocio, como en “tono de juego” le dijo que cuidara a su pequeño, “porque estaba muy bonito”.

Cuando “Lalito” desapareció, a las afueras de su domicilio solo quedaron unos “tazos” con los que él jugaba. Nadie supo nada, ni los dos amiguitos que en ese momento estaban ahí.

Al mes siguiente, supo que estaba en la colonia Azteca, de esta misma capital tuxtleca, pero tampoco halló nada. De hecho, en una ocasión, de ese mismo año 2012, le llegó un video por medio del teléfono celular, en el que al parecer sí estaba su hijo, pero tampoco hubo resultados positivos; “todo está claro, porque en las investigaciones, se detectó que el número del que me envía ese video es de un hombre que estaba relacionado con la mujer que se aparecía días antes frente a mi casa; detectaron que el número venía de la colonia El Refugio, igual de acá de Tuxtla”.

Sin cifras exactas

La red nacional conocida como “Alerta Amber”, cuyo objetivo es accionar de una forma más rápida para la búsqueda de personas desaparecidas menores de 18 años, advierte que no se tiene una cifra exacta de cuántos están en esa condición, pero advierte que “son demasiados”.

Una prueba de ello fue lo que le sucedió a Daniel Tonatiuh García Flores, originario de San Cristóbal de Las Casas, quien desapareció el pasado 17 de marzo, pero fue encontrado muerto días después por el puente de la autopista San Cristóbal de Las Casas-Chiapa de Corzo.

De nueva cuenta, doña “Lichita” reconoce que con los actuales encargados de la Fiscalía General del Estado, como el mismo fiscal Jorge Luis Llaven Abarca, solo ha habido promesas, pues hasta el momento no le han mencionado nada sobre el caso de su hijo.

Asimismo, reconoce que en estos años ha vivido una serie de “sinsabores”, como las burlas de los ministerios públicos u otras autoridades judiciales, sin embargo, también resalta el apoyo que recibió del exfiscal Raciel López Salazar, quien la respaldó en gran medida.

Aunque ya ha recibido amenazas, incluso algunas recientes para que deje de insistir, advierte que no “bajará la guardia” hasta encontrar a “Lalito”, uno de los tantos miles de niños mexicanos que han sido sustraídos de su hogar; “Ya no tengo miedo, porque, ¿quién me quitó el miedo a mí? ¡Mi hijo! No lo hizo otra persona”.