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Dejan sin pensión a viuda de camillero muerto por covid en Tabasco

Florinda Córdova Montiel lleva un año y siete meses de dar "vueltas" para solicitar al ISSET la pensión de su esposo, víctima de la pandemia

Escrito en ESTADOS el

VILLAHERMOSA.- “Para poder sufragar los estudios de enfermería que realiza mi hija”, doña Florinda Córdova Montiel clama que el gobierno de Tabasco le entregue la pensión que le corresponde por la muerte de su esposo, un camillero del Instituto de Seguridad Social del Estado de Tabasco (ISSET), quien hace un año y siete meses perdió la vida en la segunda ola de la covid-19.

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La viuda de Cipriano Magaña Arias narra que desde el deceso de su cónyuge ha sido interminable el suplicio por viajes, trámites y entrega de oficios para solicitar el apoyo de los funcionarios en todo tipo de dependencias, hasta en Palacio Nacional, para pedir que el ISSET le pague esa prestación a que tienen derecho.

En todo este lapso que lleva de fallecido su esposo, afirma, ella ha logrado sobrevivir por el apoyo económico de familiares, sus dos hijos mayores que trabajan y del sindicato al que pertenecía el desaparecido camillero del ISSET.

Doña Florinda, con domicilio en la ciudad de Cárdenas, a 45 kilómetros al norte de Villahermosa, relata que con sacrificios ha logrado también que su hija Alondra, de 19 años, continuara su carrera en la licenciatura de Enfermería en la UJAT, campus Comalcalco, gracias a que las clases se han efectuado por internet a causa de la pandemia, pero que ahora ya ha anunciado la Universidad que las cátedras serán presenciales.

Su hija tramitó ser beneficiada con una Beca Bienestar para estudiantes universitarios, pero el gobierno federal de la “Cuarta Transformación” no se la autorizó. “Mi hija es y ha sido una buena estudiante de calificaciones de dieces” y por ello aprobó su examen de admisión para la carrera, afirma la afligida madre.

Para acudir a la escuela, su hija tendrá que viajar diariamente Cárdenas-Comalcalco-Cárdenas, con una erogación por día de cerca de 150 pesos por día, lo que les será difícil que puedan pagar si no tienen ingresos.  

Desde la desaparición de su esposo, su viuda Florinda Córdova Montiel se ha pasado un año y siete meses entregando oficios en oficinas gubernamentales y clamando públicamente le entreguen la pensión a que tiene derecho y con ello poder garantizarle los estudios de enfermería a su hija, reitera.

El último reporte de la Secretaría de Salud federal de octubre del año pasado sobre “Personal de Salud Covid-19”, Tabasco ocupaba el sexto lugar nacional de trabajadores sanitarios afectados por la pandemia, y la entidad en el décimo lugar en cifras absolutas de defunciones, con alrededor de 150 decesos, entre ellos el del camillero del ISSET.

La viuda, de religión presbisteriana, asegura que a pesar de solicitar audiencias con el director general del ISSET, Fernando Mayans Canabal, hermano del “consejero independiente” de Pemex, Humberto Mayans Canabal, quien es cuñado del actual secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, “nunca me recibió ni atendió”.

“No le deseo ningún mal a nadie, pero Dios les dará a cada quien lo que se merece”, dice resignada a pesar de todo lo que ha enfrentado con viajes, trámites burocráticos y “más de 50 vueltas que he dado”.

Aunque en diciembre pasado le comunicaron verbalmente que ya, a partir de este año, empezaran a depositarle la pensión, aún tiene que acudir a las oficinas centrales del ISSET a recoger la tarjeta de afiliación para que le realicen los depósitos, pero aún no le proporcionan la fecha en que debe presentarse, para lo cual previamente ha solicitado la cita por internet.

También en diciembre le llamaron para pedirle el número de una tarjeta bancaria para realizarle un depósito informal de seis mil pesos, pero sin darle el comprobante y concepto de ese pago, por lo que desconoce de que se trató ese “abono”.

Cipriano Magaña laboró durante 20 años en el Hospital del ISSET, en esta capital, siete de ellos en suplencias hasta el 2000 cuando le dieron su base como empleado de planta, y que son los 19 años 10 meses y medio, por lo que lo reconocieron la pensión por antigüedad, sino sólo por empleo de alto riesgo.

TODA LA FAMILIA CONTAGIADA

La “pesadilla” en la familia Magaña Córdova inició cuando el camillero del ISSET empezó con malestares, tos, se hizo la prueba de covid donde resultó negativo, pero a los cuatro días se presentó a consulta en su centro de trabajo y le dijeron que podría ser enfermo de la pandemia; tres días después falleció, el 2 de mayo del 2020.

Al día siguiente del deceso del empleado del Hospital del Instituto de Seguridad Social del Estado de Tabasco, toda la familia se realizó la prueba de laboratorio y les pidieron presentarse al ISSET al otro día donde les confirmaron que eran positivos a covid y sólo les recetaron paracetamol.

Ellos, por su cuenta, tuvieron que buscar a un médico particular, adquirir medicinas para el tratamiento y una enfermera que los nebulizó. Fue uno de sus tres hijos el más afectado y sufrió trastornos de ansiedad.

Aunque, relata que al iniciar la pandemia y por el trabajo que su esposo realizaba con enfermos de covid del ISSET, empezó a “apartarse” un poco de ellos cuando retornaba a casa del trabajo.

Se quitaba los zapatos afuera, se bañaba en el patio y ya no comían juntos por temor a que los contagiara con la pandemia. Finalmente, todo fue en vano.

Igual recuerda que, al principio de la pandemia, en su trabajo no les proporcionaron equipo especial para protegerse, sino que los propios empleados tuvieron que comprar implementos, y aunque les prometieron que les otorgarían 20 mil pesos, para esas comprars, finalmente sólo les entregaron cinco mil pesos.

Doña Florinda recuerda que luego de las exequias y guardar luto por su esposo, el 8 de junio del 2020, efectuó la primera solicitud de pensión y partir de julio de ese año, inició con los viajes a Villahermosa y “empezaron las vueltas” que aún no acaban de “tramitología”.

“Es por mi hija menor que peleó la pensión, para que pueda continuar sus estudios”, insiste la madre de tres hijos, dos de ellos mayores y casados.

 

 

 

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