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Daniel y Sergio: platicar, el secreto de conservar el amor

Daniel Alberto y Sergio se conocieron en el verano del 2000, en una fiesta, y desde entonces han estado juntos

Escrito en ESTADOS el

CD. VICTORIA.- “Tenemos 20 años de estar juntos y seguimos platicando como el primer día. Nunca nos aburrimos, ese ha sido el secreto. Pero casarnos no, eso es para un hombre y una mujer”, cuenta Daniel  Alberto.

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Como en toda  relación, hay cerezas y limones, altas y bajas. “Si ha habido violencia, imagina dos hombres, me avergüenza, lastima, pero ya luego pido  perdón o me pide perdón. Y es que el coraje es siempre por celos absurdos sin razón”.

En el verano de 2000, en una fiesta, Daniel Alberto y Sergio se conocieron. “Tú fuiste a sentarte junto a mí”, interrumpe y sonríe Sergio y así dice: “no nos hace falta nadie para ser felices, para divertirnos”.

Y sigue Sergio: “otro secreto es que nunca ni habido ni celos ni reclamos. Aunque a veces es bonito el celo, el reclamo, pues te sientes querido. Pero no llegar al extremo al enojo, ira que se sale de control, pues se cometen torpezas, errores de los cuales hay después el arrepentimiento”.

-¿Amor a primera vista?

“No. Entre las parejas gay lo primero es lo físico, si es guapo, buen cuerpo, buena nalga. No se ve el lado sentimental, afectivo. Te vas por lo visual, lo que se ve”, dice Daniel.

Continuó diciendo que a diferencia las mujeres, que siempre buscan lo sentimental y es así que únicamente encuentran lo malo de una persona. “Las mujeres buscan príncipes azules, no los hay. Son muy pocos. Te quedas con lo que encuentras en el antro, cine, gimnasio y conforme, únicamente vas buscando mejorar la relación”.

Sergio agrega: “salíamos como un acompañante, un simple amigo con quien platicar, ir al antro, a bailar, al cine. Pero si me gustaste desde el principio”.

Luego le tiende la mano, la estrecha y Daniel menciona: “fue como al tercer año que me empecé a dar cuenta de que estaba  enamorado. Cuando supe que estaba saliendo con otro chavo, me caló, me dolió. No era el orgullo herido.  Me di cuenta que lo quería en verdad, que estaba enamorado”.

Ellos vivieron en la Ciudad de México, Cuernavaca, Acapulco, Monterrey. “Anduvimos aquí y allá juntos. Trabajar en una u otra cosa  para poder sostenernos”.

Ambos coinciden en que no tuvieron problemas para la aceptación. “Yo con mi mamá no tuve  problemas. Mi papá se enojó pero luego se le pasó. Solo me pidió que estudiara, trabajara y que no cometiera errores en lo que hacía”, dijo Daniel.

Y Sergio comentó: “conmigo fue al contrario, mi papá me aceptó y mi mamá fue la que se puso a llorar, se enojó, se puso furiosa, pero al final acabó también por aceptarme. Hoy tenemos muy buena relación, es mi mejor amiga. Le cuento todo hasta los cuernos que me ponía este”.

¿Matrimonio?

A Sergio sí le gustaría casarse. “A mí no”, dice Daniel. “Eso es para una mujer y un hombre. Lo mismo que tener hijos. Los niños deben tener papá y mamá”. Sin embargo, si le gustaría  adoptar un niño para darle amor, cariño, afecto, ayudarlo  a crecer. “Hay muchos niños esperando un poco de amor cariño”.

E insiste: “casarme no, pero si me gustaría dejarle algo a él, como una casa, algo de dinero. Ya nos hemos soportado aguantado mucho y  bien se lo merece”.

Sergio  se acerca y le da un beso en la mejilla a Daniel. “Después de 20 años  la relación ha madurado. Y he cambiado, no soy el mismo pero si feliz. Hoy veo  cosas que antes no veía. Valoro otras cosas, ya no es necesario andar en los antros para estar a gusto, contento sencillamente nos quedamos en casa a ver una película y ya eso nos basta”.

¿Cortejo?

Daniel  es el primero en responder: “nunca he  andado conquistando a alguien.  Me daba flojera. Nunca he suspirado por alguien”.

Sergio suelta la risa: “Tú no te dabas cuenta pero lo hacías, me invitabas al cine, a cenar, al antro o al café”.

A Daniel Alberto y Sergio les gustaría caminar por la calle tomados de la mano, no tener que esconder sus besos o dárselos en público con una señal que sólo ellos entienden.

“Hoy la gente usa laptos de última generación, celulares 5G, hay casas y edificios inteligentes, pero la mentalidad es retrograda, conservadora, de prejuicios y perjuicios”, insiste Daniel.

Y Sergio de incipientes canas, de treinta  y más, agrega: “si la gente tan solo entendiera que se trata de respetar y que si se respeta es un buen principio para el amor”.

Si no tenemos miedo a expresar manifestar el amor abiertamente tal vez será posible que logremos una mejor convivencia. Si se respeta la libertad, el amor no habrá miedo no habrá el odio que jode esta sociedad” coincidieron tomados de la mano con sus señales, su lenguaje que sólo ellos entienden

Ellos, los  que se meten juntos al baño para no dejar de platicar, que tras de estar 20 años juntos se llaman por teléfono cinco veces y se envían otros tantos mensajes durante las horas, que no se ven para seguir platicando aunque se trate de cosas de poca importancia, pero que siempre les hacen reír.