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Covid agudiza crisis y hacinamiento en La Villa de los Niños, en BC

El aislamiento necesario y la falta de visitas han provocado peleas, fugas e intentos de motón en este albergue para menores en Mexicali, Baja California

Escrito en ESTADOS el

MEXICALI.- El albergue temporal “La Villa de los Niños”, de la colonia Guajardo, huele a pólvora. Desde hace cuatro meses está sumido en una crisis que amenaza con estallar el lugar. Hacinamiento, aislamiento y la suspensión de visitas familiares han causado inconformidad y desesperación en muchos de ellos.

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A partir de marzo, cuando comenzó la emergencia sanitaria en el país por coronavirus, en el lugar se han registrado conatos de motín, peleas y fugas, además de una aglomeración que duplica su capacidad.

El objetivo del albergue es brindar atención integral sicológica y médica, nutricional y educativa, que permita favorecer el sano desarrollo de los niños puestos a disposición del DIF por la autoridad competente.

De acuerdo con Zeta, la directora de DIF, Blanca Fabela Dávalos, asegura que desde el inicio de la pandemia la situación se ha agravado, por lo que se han modificado varios protocolos y medidas para intentar resarcir las adversas condiciones en que recibieron los inmuebles de la pasada administración.

Ingresos ilegales

Desde el inicio de la actual administración, la Fiscalía General del Estado (FGE) ha documentado 36 denuncias por egreso no permitido de menores de edad, en las que se han visto involucrados 62 niños y adolescentes. La mayoría de los casos se registraron durante los periodos de pandemia.

Fabela Dávalos reconoció la treintena de solicitudes de búsqueda de jóvenes que huyeron, los cuales -en su mayoría- ya se encuentran de nuevo bajo cuidado del Estado, y reconoció la complicada situación en que fue “abandonado” el albergue durante la pasada administración, por lo que han tenido que ir implementando nuevas medidas, atenciones y protocolos para resarcirlo.

Sin embargo, hay realidades que no se pueden ocultar, como el hacinamiento en que viven niños y jóvenes dentro de las paredes de “Villa de los Niños”, construido para atender a 120 menores de edad, pero que actualmente tiene una población de 246 internos.

La funcionaria achacó la situación a dos temas: las adversas condiciones en que fue entregado el albergue a la actual administración y a las restricciones generadas por la COVID-19 en la entidad.

Durante los meses de pandemia, los menores se han visto afectados con la suspensión de toda actividad en los patios del inmueble, aunado a las restricciones que se generaron para tener contacto con sus familiares, lo que ha causado gran inconformidad y desesperación en muchos de ellos, pues como se sabe, gran porcentaje tiene tíos, hermanos o madres con los que habitualmente mantienen comunicación.

Se limitaron las órdenes de visitas para aquellos menores que reciben visitas, pero con el fin de mantener limpios los albergues de COVID.19, implementamos videoconferencias, pero a veces no es suficientes. Están desesperados, bajaron las autoridades escolares, no hay escuela normal, las actividades físicas; todo eso se limitó para evitar brotes en el albergue, eso ocasiona estrés, incluso en las condiciones normales; todos ya queremos salir

Menores invisibles

“Nosotros no somos nadie aquí en el DIF”, comentó un adolescente a un elemento de la Policía Municipal de Mexicali que atendió un conato de motín ocurrido en mayo, luego que supervisores “sometieron” a unas jóvenes recluidas dentro del albergue, debido a que “no se querían meter” al área habitacional.

“No, no digas eso”, replicó un oficial al infante durante una conversación grabada en audio en poder de esta casa editorial, en la que los jovencitos se quejan de malos tratos, hacinamiento y del encierro que viven todos los días, ahora agravado por la pandemia, puesto que las visitas se volvieron un beneficio imposible para los menores.

“La directora es buena onda, los malos son los supervisores, el personal que entró, a ese señor que está ahorita, ese señor todos lo traen… nos tiene hasta la madre, nos trata bien culero, les dice un chingo de cosas”, se abunda en la entrevista realizada en mayo, cuando los adolescentes y vigilantes del albergue protagonizaron una gresca.

“Las morras (trabajadoras) metieron más temprano a todos, y pues todos se desesperaron. Entonces las niñas se salieron, empezaron a pasar afuera, les dijeron que se pasaran al área (de dormitorios), las morras no quisieron y las sometieron, y ya cuando todo se calmó, las morras se movieron; lastimaron a las morras”, es la atrabancada declaración de un joven.