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Consulta en Yucatán: pobladores deciden que granjas de Kekén apestan

Los habitantes del municipio de Celestún y de la comisaría de San Fernando, en Maxcanú, rechazaron que las granjas de cerdos de Kekén sigan operando

Escrito en ESTADOS el

MÉRIDA.- Los habitantes del municipio de Celestún y la comisaría de San Fernando, en Maxcanú, rechazaron, en una consulta indígena, que las granjas de cerdos de Kekén sigan operando en sus territorios. Kinchil optó porque la empresa siga trabajando.

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De acuerdo con grupos ambientalistas, el establecimiento de las granjas representa graves problemas de salud y ecológicos para las comunidades, sobre todo por la contaminación del aire, ya que la crianza de cochinos a gran escala produce olores desagradables a varios kilómetros de distancia, además de también contaminar el agua.

La decisión no fue fácil y dividió opiniones; por ejemplo, el señor Luis Armando Tzu Borges, apicultor, está consciente del daño ambiental que causa la granja de Kinchil a las abejas y a los recursos naturales pero, por otro lado, reconoce que es una fuente de empleos.

Me afecta porque con el tiempo dañará a las abejas, creo que será en cinco y diez años que veamos el daño, pero también lo pienso por los que trabajan y tienen familias ahí. Nosotros tenemos abejas, aunque no solo hay que pensar por nosotros sino también por los demás compañeros

José Adalberto Estrella Pech trabaja en la granja de Kinchil desde hace tres años y tiene miedo de perder su empleo. Lamentó que no existan otras oportunidades.

Es algo un poco injusto para los que trabajamos en las granjas ¿quién nos va a dar trabajo? No existe una fuente de trabajo cerca, esa es la única, si cierra tendremos que viajar lejos y no es fácil

El joven reiteró que, como él, existen otras 300 personas cuyas familias dependen de la granja, como Mildred Tzuc, quien señaló que si existiera otra fuente de empleo no tendrían que decir entre cuidar de los recursos naturales y el trabajo de cientos de personas.

“Estaría a favor de que se cierre si existiera una propuesta de empleo, aquí hay muchos obreros”.

En Kinchil, 576 personas votaron para que continúe operando la granja y 423 se opusieron. 

El ejercicio tiene un valor simbólico, que va de la mano con los procesos legales interpuestos para exigir su clausura. 

EN SAN FERNANDO, MUJERES MAYAS ORGANIZARON LA CONSULTA

En tanto, en la comisaría de San Fernando, de Maxcanú, el ambiente fue tenso; de hecho, un grupo de ejidatarios se pronunció abiertamente en contra de la consulta indígena. Alegaron que la granja no les afecta, pues está en los límites de los terrenos ejidales.

“No es terreno de la comisaría de San Fernando, la granja forma una letra L en los límites. No nos perjudica porque no está a lado de nuestro terreno”, enfatizó en entrevista el comisario Secundino Pech Chan.

Aquí fueron algunas mujeres de la comunidad quienes organizaron la consulta, su objetivo era informar a la población de los riesgos de la granja.

“Lo toman como si nosotras queremos que se cierre la granja y no es así, no es motivo de pleito, no estamos quitando trabajo, es para que ellos decidan así el día de mañana que esto afecte para que nadie se queje. Pero la gente lo toma a pleito”, dijo Cinthia Cocomo Canul.

La participación fue poca, pero Rita María se encargó de explicarle a cada persona que se acercaba a la casilla en qué consiste el proceso. Finalmente, en En la comisaría de San Fernando, 59 personas se pronunciaron contra la granja y 58 a favor.

EN CELESTÚN LAS GRANJAS CONTAMINARON LA RÍA

Manuel Valdemar Pérez Suárez es pescador y tiene 72 años de edad; preocupado por la contaminación que la granja causa al manglar y al mar, acudió a votar en contra de que la granja de Kekén siga trabajando. 

Mejor que se quite porque perjudicará a los niños, nosotros somos pescadores y con el poquito que sale nos mantenemos. Los niños crecerán y no habrá agua, estará contaminada, no queremos que siga, si no se revelará el puerto y los vamos a sacar a como dé lugar. La Ría de Celestún está quedando fea, como lodosa, pero es porque ya llega el excremento de los cerdos

También Sonia Solís Chuuc, de 64 años, coincidió en que los manglares y la belleza del puerto se verá comprometida si la granja continúa abierta.

“No queremos la contaminación que acaba con los manglares, hay que pensar en el futuro ¿qué pasará con los niños? venden los terrenos, pero nosotros como pueblo somos los que pagamos”.

En Celestún, 1,101 personas votaron para que no continúen las granjas y 7 a favor de que sigan trabajando.

Las tres consultas indígenas contaron con observadores para garantizar el respeto de los derechos humanos de las personas, para esto participó personal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Guardianes de los Cenotes, el Centro de Derechos Humanos Pro Juárez y Artículo 19.

 

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