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Comerciantes en Bahía de Kino, los olvidados de la pandemia en Sonora

Tres historias de comerciantes reflejan la crisis económica que ha dejado la pandemia en uno de los lugares más turísticos de Sonora: la Bahía de Kino

Escrito en ESTADOS el

HERMOSILLO.- Los comerciantes de Bahía de Kino, el principal destino turístico de Hermosillo, están en el olvido: con deudas de hasta 10 mil pesos, inversión en mercancía y sin comida en su alacena.

Desde el cierre de las playas en Sonora, el 17 de marzo, tras el primer contagio de covid-19 en el estado, a los vendedores se les prohibió instalarse en el muelle, en el área de palapas o en cualquier otro lugar.

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Algunos ya habían comprado la mercancía que ofrecerían durante los días de Semana Santa, que comenzarían en abril. Sin embargo, no sucedió así y la prohibición de la venta de comida, artesanías y ropa de playa se extendió por cuatro meses.

Ahora que Sonora se encuentra en Semáforo Naranja de acuerdo con la Secretaría de Salud federal, ven una luz de esperanza con la llegada de algunos turistas de la ciudad y de los campos agrícolas aledaños, pero piden que se les permita trabajan en un horario más extenso, para lograr recuperar sus pérdidas.

La Silla Rota realizó un recorrido por este punto turístico de la capital sonorense, donde se alcanzan a ver algunos turistas, pero los puestos de comerciantes solitarios.

El gobierno estatal ha otorgado más de 960 millones de pesos en créditos para más de 8 mil empresarios.

“Tuve que vender gelatinas en Facebook para comer”

María Acosta es madre de dos pequeños de 6 y 4 años. Ella y su esposo venden todo para el “outfit” perfecto de los turistas en un día de playa: traje de baño, sombreros, blusas, shorts, lentes de sol y también algunos juguetes para los niños como pelotas, flotadores y cubetas para hacer castillos de arena.

Sentada bajo la sombra de su puesto móvil, cuenta a La Silla Rota que, como todos los años, antes de las vacaciones de Semana Santa, la familia se preparaba con estos artículos, y en el mes de marzo, tramitaron préstamos para comprar la mercancía, pero no esperaban una pandemia que dejaría miles de muertos en el país y una parálisis económica y de actividades.

María Acosta

El ayuntamiento de Hermosillo cerró el paso a los turistas y prohibió a los comerciantes que se colocaran en la playa. María y su esposo se quedaron sin ingresos.

Durante estos cuatro meses, han sobrevivido con la venta de gelatinas que ella elabora y las ofrece en Facebook, pero los cobros a los servicios de agua potable o luz, no han parado.

“Me puse a vender gelatinas, la subí al Face y nos ayudó mi suegro, mi mami. Con lo poco que vendía de las gelatinas y otras cositas, nos alcanza, solo la comida y apenas, si no las vendo, nos quedamos sin comer. No hemos pagado agua, ni luz, ni hemos abonado a las deudas”, relata.

Hace unas semanas, María intentó instalarse en la playa, después de que vio que “se relajaron las medidas” y algunos hermosillenses visitaron Bahía de Kino, ubicado a 114 kilómetros de la ciudad, pero los inspectores del gobierno municipal le pidieron que se retirara.

La madre de familia se arriesgó ese día porque buscaba sacar ganancias para pagar la cuota del jardín de niños donde estudia uno de sus pequeños, porque la condicionaron para darle el certificado de graduación, pero no lo logró.

“Me dijeron que no podía trabajar, les dije que estoy endeudada en el kínder, si no pago, no me van a dar los papeles de mi niño, por eso me vine a trabajar, y le dije: no puedo, de verdad nos estamos muriendo de hambre, no podemos. Pero no me dejaron y hasta ahorita no he pagado por los papeles”, contó.

La comerciante no ha visto apoyo de las autoridades, a ellos no les han llegado los créditos anunciados por el gobierno federal ni el estatal. Ella no forma parte de los 2 mil 754 vendedores informales que ayudó la Financiera para el Desarrollo de Sonora (Fideson) con un fondo de 25 millones de pesos.

Pero, en lugar de créditos, María pide que no les cobren la luz, el agua potable y los servicios básicos para poder sobrevivir mientras la reactivación sea completa y pueda vender sus productos a los turistas del Mar de Cortés y ganar de nuevo 5 mil pesos en un fin de semana y no los 500 pesos que vende hoy.

Carmen se tuvo que ir a otro pueblo a trabajar de pizzera

Otra comerciante, María del Carmen Rivera, tiene un puesto de frituras: tostilocos, tostielote, coco preparado, mango con chile y “duros” (o chicharrones) con verdura.

Mientras pica limones para exprimirlos en un coco, relata que la cuarentena y el cierre de turismo en las playas le “vino pesado” para ella como viuda y madre de tres hijos. También intentó instalar su puesto móvil varias veces, pero fue retirada por funcionarios de Inspección y Vigilancia del Ayuntamiento de Hermosillo.  

María del Carmen Rivera

Los habitantes de la comunidad de Bahía de Kino se dedican a dos cosas: la pesca o turismo, y ella vende para turistas, por lo que, sin ellos no tiene ingresos.

Carmen tenía que buscar cómo ganar dinero para mantener a sus hijos pequeños y para enviarle también a su hija mayor, que estudia en la Universidad de Sonora, en la capital sonorense.

“Habemos pocos vendedores, esa señora vende lo mismo que yo, le hacemos todos la lucha, dios quiera y todo se componga, pero la mera verdad solo queremos trabajar, no pedimos despensas que nunca nos llegaron, solo esto, que nos dejen poner nuestros puestos y no nos quiten”, señaló a este medio.


La madre de familia también aspiró a uno de estos créditos que ofrece el gobierno. Se despertó muy temprano, tomó el autobús a las 5:00 de la mañana que la lleva a Hermosillo y se formó en una fila kilométrica para registrarse a estos apoyos.

Pero, cuando estaba a punto de ser su turno y después de casi 10 horas de espera, dejaron de recibir más registros y perdió esa oportunidad.

“Hicieron gastar 120 pesos en camión de ida y otros 120 pesos de vuela, más ponle que un agua que me compré, ahí se fue lo que iba a comer en el día. Me fui a las 5:00 de la mañana y cuando iba a llegando un policía me dijo que, hasta aquí, que ya no podía meter mis papeles… hasta a las 3:00 de la tarde. ¡Dios mío bendito, pero por qué!, ¿qué está pasando? Después vinieron a la casa unas personas a hacer trámites, pero nada, hasta ahorita no hemos sabido nada de los apoyos”, lamenta.

Carmen tuvo que viajar a San Pedro El Saucito, otra comunidad cercana a Hermosillo donde encontró trabajo en una pizzería. Ahí, los restaurantes estaban abiertos y podía trabajar.

También laboró en un local de elotes y cóctel de elote (esquites), para obtener un poco de dinero y enviárselo a su hija para continuar con sus estudios de Trabajo Social.

“Me fui a San Pedro, porque sí están dejando trabajar, me puse a trabajar de pizzera, ni modo, de todo le hace uno para ganar dinero, después a una coctelería, porque tengo a mi hija en la escuela para que ella coma en Hermosillo, ella estudia, necesita internet”, cuenta.

Carmen cumple con las medidas de higiene, porta un cubrebocas y en su carreta tiene un contenedor para que sus clientes se laven las manos.

Y a las autoridades, lanza un llamado para que les permitan operar por más tiempo, para alcanzar a vender lo más posible de sus productos.

Anselmo ve una luz en el camino con la apertura de playas

El clamor es uno en los comerciantes y vendedores de Bahía de Kino. La falta de turistas ahorcó sus ganancias, pero Anselmo Hernández ya ve una luz en el camino: la apertura de las playas.

Él y su hijo ofrecen piñas preparadas con salsa y chile picante. El joven se queda en la carreta, ubicada cerca de la playa, y su padre recorre la arena, donde hay algunos viajeros para ofrecerles la fruta en 100 pesos.

Antes de que abrieran las playas, con ciertas medidas, Anselmo no podía trabajar y con lo poco que ganaba en algunas ventas apenas les alcanzaba para comer.

El hombre acomoda las piñas en una caja de madera para llevarlas a vender, mientras recuerda que algunas personas lo apoyaron con despensa alimentaria.

“Hemos estado chambeando, apenas sacando para la comida, a veces ni para las tortillas; sí algunas personas nos apoyaron con despensas, como sopa, frijol, aceite, café y azúcar”, recuerda.

Ahora, con la apertura de las playas don Anselmo espera que su economía mejore y más turistas visiten en mar, ya que, de los 800 pesos que ganaba libres por día, con las piñas, ahora solo obtiene 250 pesos.

La semana pasada, el Ayuntamiento de Hermosillo anunció la apertura de playas, pero con estrictas medidas para evitar el aforo de multitudes, después de que cada vez se veía a más hermosillenses viajar unos kilómetros para pasar un día en el mar.

Circularon algunas imágenes en el área de palapas y en la orilla de la playa con familias enteras muy cerca, unas de otras. Por ello, volvieron a implementar filtros en la carretera para permitir sólo el paso a personas que comprobaran la renta de alguna casa o condominio para pasar el fin de semana y clausuraron las áreas comunes en Bahía de Kino.

“Se acordó mantener el área de palapas cerradas, así como la participación del Cuerpo de Bomberos para desalojar las zonas restringidas de la bahía. Las Brigadas de Vida se encargarán de orientar y hacer cumplir los protocolos sanitarios en restaurantes, mismos que deben respetar el cupo de hasta el 30% máximo y los horarios establecidos”, señaló Joaquín Rodríguez Vejar, secretario del Ayuntamiento.

Otras playas en el estado, como San Carlos, en el municipio de Guaymas, o Puerto Peñasco, también iniciaron con la reactivación; este fin de semana se logró ver una afluencia de viajeros en estos lugares.

Sin embargo, el titular la Secretaría de Salud, Enrique Clausen, alertó a los sonorenses a cuidarse en estos lugares y protegerse del virus que ha acabado con vidas de amigos y familiares.

"Qué pena, que tristeza, que coraje, esa falta de obediencia y solidaridad con las familias de las personas que han fallecido y seguimos incrementando los contagios y creemos en esta desobediencia que estamos todos de vacaciones”, declaró en el informe diario de este domingo. 

Esto, debido a que de manera oficial, el Estado no ha dado luz verde para la apertura total de las playas en Sonora.

De acuerdo con las últimas cifras de dependencia, en la capital sonorense se han registrado 9,335 casos de covid-19 y 483 fallecimientos, mientras que, en todo Sonora, las cifras alcanzan los 20 mil casos y casi dos mil muertes.


bl