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Chiapas: Anívar fue torturado y encarcelado por un delito que no cometió

Durante los enfrentamientos entre normalistas y policías de Chiapas, Anívar, quien atiende su pequeño negocio enfrente de la escuela, fue detenido y encarcelado de forma arbitraria, denuncian sus familiares

Escrito en ESTADOS el

El jueves 31 de octubre pasado se cumplían tres días seguidos de “enfrentamientos” entre policías y estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá. Agobiado por el constante olor a gas lacrimógeno y las pedradas que caían del cielo, don Anívar Gómez Vázquez decidió cerrar su tiendita y proteger a su familia. Lo que nunca imaginó es que entre seis u ochos policías estatales lo detendrían y golpearían hasta el cansancio.

A casi tres semanas de ese hecho, el originario del municipio de Venustiano Carranza, Chiapas, está encerrado en el Centro Estatal de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS) número 14, conocido como “El Amate”, en Cintalapa, y a punto de ser vinculado a proceso por delitos fabricados como: robo, secuestro y daños a las vías de comunicación.

Desde el día que lo agarraron cuando “huía” por la calle Tamaulipas de la colonia Plan de Ayala, ampliación norte, en Tuxtla Gutiérrez, su esposa y dos hijos (una de 15 años y un varón de 10) decidieron refugiarse en casa de una de sus hermanas.

Calle Tamaulipas

Para sus familiares y conocidos, él es una especie de “chivo expiatorio” que sería condenado, “sin deberla ni temerla”, por irregularidades que nunca cometió. Su pecado, como dicen, fue tener su negocio desde hace como siete años enfrente de la Normal, en donde son constantes los “agarrones” entre normalistas y uniformados.

Negocio de Anívar

Guadalupe Pérez de la Torre, su cónyuge, está sentada en el establecimiento ya casi vacío porque tienen miedo del constante acoso y persecución que viven por parte, al parecer, de policías vestidos de civiles y de coches sin placas que los siguen día y noche.

“Solo vine a la entrevista y nos vamos; nos llevaremos las últimas cosas (productos como dentífricos, refrescos y galletas) que quedan, y no sabemos si volveremos por estos rumbos… tenemos miedo”, confiesa la joven mujer, quien no puede contener las lágrimas.

Esposa de Anívar

"Mi esposo no es un delincuente"

Acompañada de sus vástagos y su cuñada Irma, cuenta que el estado de salud de Anívar, de 44 años de edad, es “sumamente delicado”: presenta golpes en varias partes del cuerpo, desde la cabeza —donde los policías lo sometieron a “toletazos”— hasta en uno de sus testículos, el cual permanece inflamado e, incluso, le colocaron una sonda para que pueda orinar.

La “estocada” para el comerciante, quien para colmo está enfermo de diabetes, es que permanece en la enfermería de ese penal y, peor aún, no hay avance en su caso. “Solo nos prometen, o nos citan a audiencias, pero nada”, lamenta su mujer, quien asevera que no han podido ver al fiscal general Jorge Luis Llaven Abarca.

No obstante que personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) está “al pie del cañón” para acompañarla, asegura que la incertidumbre va en aumento porque su marido sigue encarcelado; “no es justo, mi esposo era todo, atendía su tienda, a los niños los llevaba a la escuela; no tiene nada que ver con los normalistas, no es un delincuente”, externa.

De pronto, Irma Gómez interrumpe la entrevista para criticar a la Cuarta Transformación: “Pura mentira que iba a cambiar el país… mi hermano está preso sin haber hecho nada malo, cuando otros bandidos, los narcos, están libres… ¿En qué país vivimos pues?”.

Tras el hecho de ese 31 de octubre, rememora que también su hermana Martha Yolanda recibió una pedrada en una de sus rodillas, lesión de la que aún no se recupera; “no se vale, en todo caso debieron detener a los normalistas, ¿a Anívar por qué?”, se cuestiona.

Martha Yolanda, hermana de Anívar

Para ella, las desgracias “se vinieron en cascada”, pues tres días después de la aprehensión de su consanguíneo, fallece su hermana Matilde, también afectada por la diabetes, “le impactó mucho lo que pasó, y todo se complicó y murió”, dice.

Guadalupe está preocupada porque, en sus constantes visitas a “El Amate”, Anívar aún presenta inflamación en el testículo y uno de sus ojos quedó “muy dañado”, además de que se le aflojó un diente y no puede masticar sus alimentos porque le duele la mandíbula.

“Fueron duros los golpes que recibió, porque lo agarran, y luego lo llevaron a una tanqueta, en donde lo humillaron, lo amenazaron de muerte, que se iba a morir, y ahí lo dejaron en mal estado, hasta rematarlo con un macanazo en la cabeza, momento en que perdió el conocimiento; fue lo que me contó”, evidencia.

Por unos momentos la hija de Anívar se pasa el antebrazo en los ojos: las lágrimas ruedan por sus mejillas a cada minuto que pasa, de escuchar cómo su madre cuenta la situación de su papá. 

“Ya hablamos con el director de la Normal, y nos mostró documentos y toda prueba para comprobar que mi marido no tiene nada que ver con ellos, que no es trabajador o algo por el estilo”, confiesa Guadalupe, quien aún no entiende por qué Anívar está preso.

Irma vuelve a interrumpir la entrevista, apresurada, para evidenciar que tienen miedo, y que mujeres se pasean por ese lugar para tomar fotografías, sobre todo en un pequeño restaurante que tiene Martha, su hermana también lesionada desde ese día, cerca del negocio de Anívar, quien antes era taxista. “Nos han tomado fotos, o hasta graban video”, advierte.

Podría pasar 40 años de prisión por una injusticia

De acuerdo con expertos en derecho, si al comerciante lo vinculan a proceso alcanzaría hasta 40 años de prisión, “aunque tendríamos que revisar las carpetas, para saber más del caso; pues solo el delito de secuestro está penadísimo”, comentan.

Ante este clima de incertidumbre, Guadalupe, su cuñada e hijos suplican a las autoridades, pero sobre todo al fiscal general, “que se pongan la mano en el corazón” y hagan justicia. “Y eso que el gobernador (Rutilio Escandón) es nuestro paisano, ¡es de Carranza pues! Que nos eche la mano, mi hermano es inocente, tiene que ser liberado y atendido, porque si no su salud empeorará”, ataja Irma, quien tiene fe en Dios de que se aplicará la ley.

La última de las promesas de algunos funcionarios de gobierno, entre éstos José Alfredo Castellanos Domínguez y Neftalí Granados, de la Unidad de Apoyo y Seguimiento de la Ciudad de México, es que Anívar sería llevado al Hospital Público “Dr. Gilberto Gómez Maza” para que lo atiendan.

“Me dijeron que tengamos paciencia, que están haciendo lo que el Tribunal (de Justicia del Estado) no hizo, y que según mi esposo ya comenzó a evolucionar, y que quizá no necesite el traslado (al nosocomio), pero no es cierto, yo lo he visto seguido, y está mal”, revela.