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Católicos oraron al paso de la ''Marcha de las Putas'' en Puebla

Cientos de poblanas dieron forma a la ''Marcha de las Putas'' que del Gallito al Zócalo exigieron se respete el derecho, su innegociable derecho a decidir

Escrito en ESTADOS el

Cuerpos convertidos en lienzo para protestar. Senos y espaldas desnudos. Máscaras de huehue. Gritos. Tambores. Batucada y pole dance en las puertas de la Catedral. Cientos de poblanas dieron forma a la Marcha de las Putas que del Gallito al Zócalo exigieron se respete el derecho, su innegociable derecho a decidir. Ese que les negó una iniciativa nacida en el Poder Ejecutivo y avalada por un Legislativo que en nada se diferencia de los legisladores sumisos al morenovallismo.

¿Quién era el Biestro en la legislatura pasada?

¿Quién fue el José Juan?

¿Quién el Cacique?

¿Quién fue el Héctor Alonso de Rafael Moreno Valle Rosas?

Si antes se quiso restar atención a las protestas feministas con una aparente defensa de los edificios históricos de Puebla, ahora hubo un elemento nuevo: decenas de católicos oraron al paso de la Marcha de las Putas. Rosario en mano, rodearon templos de un dios cuyos representantes en la tierra se han mostrado intolerantes con el aborto y el amor entre personas del mismo sexo.

¿Quién organizó a los católicos que salieron a proteger inmuebles históricos?, ¿por qué no se les ve orar con el mismo fervor para que las autoridades reparen los casi 500 edificios históricos afectados por los sismos del 19 de septiembre de 2017? Todos sabemos que el 90 por ciento de esos inmuebles dañados son ¡ay, dios!, templos.

Caras lívidas, de enojo, sorpresa y hasta descontrol, en uno y otro bandos: unas gritando “¿Te indigna la pared?, ¿Cuándo te van a indignar los feminicidios?”, “Nací guerrera y lo seré hasta el día que me muera”. Otros rezando Padres Nuestros, Aves Marías que se perdían entre sudorosos cuerpos de mujeres que apuestan por la libertad, por su derecho a decidir sea o no con banderas rosas, o moradas o verdes; sea o no con batucada; sea o no con trazos verdes, negros y morados en la piel: “Puta el que lo lea”. “Ni una más”. “Siempre vivas”. “¡Aborto!”.

Los católicos aparecieron en la marcha justo en la parroquia San Marcos Evangelista, ubicada en la avenida Reforma y la 9 Norte. Con los brazos enlazados simularon una cadena humana y en sus manos sostenían rosarios, crucifijos y oraban, como si se sintieran amenazados. Ellas, las feministas, se pararon frente a quienes oraban y les extendieron brevemente una tela verde con la leyenda “será ley”. Ese es uno de los motivos de la marcha: que se despenalice el aborto.

Al también histórico edificio donde sesionan los diputados nadie lo resguardó: ni católicos, ni cristianos, ni evangélicos. Nadie quiso frenar las pintas en ese lugar donde el 8 de octubre de 2019 el Legislativo avaló reformas enviadas por el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta para prohibir el matrimonio igualitario y evitar la despenalización del aborto. Ahí donde la mayoría de los diputados de Morena jugaron a ser tan conservadores como sus antecesores. Ahí sí hubo pintas, “asesinos”, en rojo, una de ellas; otra, “cuna de machos”, en morado; una más, gritada a todo pulmón: “las putas, las putas somos conscientes, Biestro, Biestro, Biestro delincuente”.

Y en la Catedral, punto sagrado para los católicos, cuatro mujeres semidesnudas subieron a la puerta principal y usaron los barrotes para ejecutar una suerte de pole dance. Cuando ellas se fueron, los católicos, muchos de ellos hombres, comenzaron a rezar otra vez con los brazos entrelazados.

Las feministas llegaron hasta al Zócalo y recordaron que un 8 de octubre el Congreso jugó ''una vez más en nuestra contra..."

kach