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Calandrieros venden sus caballos por falta de turistas en Guadalajara

De un grupo de 40 caballos, ahora quedan 10; Rafael tuvo que vender uno de los dos caballos que tenía para pagar deudas y comprar comida para su familia

Escrito en ESTADOS el

La falta de trabajo, de clientes y de dinero ha orillado a los calandrieros del centro de Guadalajara, en Jalisco, a vender 10 de los 40 caballos que tenían.

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Rafael Méndez Barajas, de 41 años, representante de los calandrieros, dijo que “un promedio como de diez caballos que hemos tenido que vender, pues para seguir sosteniendo los que quedan y parte de la familia también”.

Según los calandrieros, por la pandemia llevan ya casi cuatro meses sin trabajar y sus caballos se están muriendo de hambre.

Por lo anterior, la situación de los calandrieros de Guadalajara es insostenible y algunos han decidido pedir prestado para alimentar a sus familias, mientras que otros tuvieron que tomar empleos mal pagados.

Ahorita hay muchísima gente que vive el día a día y dicen que el préstamo que hicieron lo va a utilizar en los hospitales, pero de ahí en más, en seguridad no tenemos nada, está el robadero donde quiera, siempre ha habido, nunca hemos tenido seguridad

Dijo que sí recibió el apoyo de 5 mil pesos para el programa emergente a quienes perdieron su empleo por la contingencia, pero prácticamente sólo le alcanzó para pagar sus deudas.

Rafael consideró triste y desolador ver el centro de Guadalajara sin las tradicionales calandrias que la llenaban de color y tradición, sobre todo porque no saben cuándo les van a permitir regresar, porque las autoridades los consideran actividad no esencial.

 

Rafa, como lo conocen sus compañeros, dijo que una de las decisiones más difíciles que tuvo que tomar fue vender uno de sus dos caballos, porque para él, más que un animal, un instrumento de trabajo, era un integrante de su familia.

Desde abril pasado, Pedro Aguilar, presidente de la asociación de Calandrias Turísticas Tapatías, advirtió que los carruajes jalados por caballos son los que más han batallado en estos tiempos de contingencia sanitaria.

Los compañeros con caballos andan desesperados. Andan consiguiendo fiada la pastura, andan comprando con crédito o consiguiendo hojas de elote en los mercados. Andan moviéndose lo que pueden porque los caballos no saben de coronavirus, ni de crisis, ellos tienen que comer. Esta crisis está afectando muchísimo a los compañeros con caballos

De manera generalizada, señaló que varios han optado por buscar otras fuentes de empleo, y si bien un par se ha logrado posicionar en taxis o en la obra la situación no les ha ido mejor, ya que en todos lados escasea el trabajo.

Esta crisis por ausencia de turismo en Guadalajara se comenzó a vivir desde marzo, cuando ya se veía la fila de calandrias sobre la avenida Hidalgo. Ante la falta de turistas, los propietarios de los carruajes se ponían a leer el periódico, escuchaban música o limpiaban las calandrias.

José Antonio Aceves Flores, quien espera clientes afuera del Museo Regional de Guadalajara, relataba que por esos días apenas hacía un viaje de $300 pesos, lo que resulta insuficiente para comprar la pastura de su caballo y llevar dinero para la alimentación de su familia.

Ha estado muy tranquilo, la mera verdad ha estado muy solo estos días. Yo llego aquí a las 10 de la mañana y me voy a las 5 de la tarde. Hoy no ha caído nada. Ayer solo me eché una vueltita en todo el santo día. Con un vueltita no sale pa’ comer, porque es la familia y los animales. Está canijo, con una vuelta no ajustamos

Las calandrias cobran $300 por un recorrido de 40 minutos y $400 cuando el paseo dura una hora.