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Brenda hace tarea en la calle mientras su mamá vende jugos, en Coatza

Esther vende jugos en calles de Coatzacoalcos, es madre soltera y no tiene dónde dejar a su hija, quien hace su tarea sobre una hielera

Escrito en VERACRUZ el

Coatzacoalcos, Ver. –  Es común observar sobre la calle Hilario Rodríguez de la colonia María de la Piedad en Coatzacoalcos, a Esther quien vende jugos de naranja y piña pero ahora llama la atención la presencia de su hija.

Desde finales de agosto Brenda lleva a su pequeña de 7 años al puesto y la espera sentada en una pequeña silla de madera, aprovecha las horas para estudiar sobre la nevera donde su mamá enfría las botellas.

Debido a que Esther es madre soltera no tiene donde dejar a su hija, por lo que todos los días la lleva al cruce para cuidarla ayudarla en sus tareas mientras trabaja, algo que a decir de la señora no es nada fácil.

“Yo tengo que estar vendiendo y no puedo dejarla solita en la casa para que haga su tarea, soy madre soltera y pues la ayudo y si no vendemos no comemos, por eso es por lo que nos organizamos para salir temprano y pues ya que haga su tarea aquí”, señala Esther.

La pandemia del covid-19 obligó a los estudiantes a tomar clases a distancia, algunos en televisión, otros en computadora y la gran mayoría como Brenda con el celular de su mamá. 

La niña recibe las indicaciones de su maestra vía internet y toma clases en televisión.

Esther copia las actividades para que su hija las realice en el cuadernillo de tareas, mientras ella ofrece los jugos de piña y naranja.

“La maestra nos manda todo por línea, en el celular, y nosotros sacamos copias para que pueda estudiar. No nos queda de otra, porque antes yo la llevaba a la escuela y la recogía cuando terminaba, pero ahora no puedo”, expresó.

El sonido de los automóviles interrumpen a Brenda

Debajo de una sombrilla y en el camellón central del crucero esta sentada Brenda coloreando un paisaje con animales y árboles. Es mediodía y casi termina todas sus tareas, pero se detiene a pintar con mayor detalle las mariposas, pues son sus animales favoritos. 

“Mira, estoy dibujando y pintando, haciendo mi tarea, y pues tomo clases por teléfono en línea y aunque a veces me aburro me gusta mucho pintar”, dice sonriente la niña.

Brenda estudia el segundo grado de primaria en la escuela María Enriqueta Camarillo.

Dice que ya extraña su salón de clases, donde podía jugar con sus compañeritos y esperaba a que su mamá vendiera sus jugos para después recogerla.

La niña se olvida que su centro de estudios está en la calle y se concentra en pintar y aprender a leer, lo cual puede llevarle horas, aunque la concentración se pierde cuando algún cliente toca el claxon o los automóviles pasan muy cerca de ella.

“Pues no me agrada mucho estar estudiando aquí, pero sí me gusta estar con mi mamá así le ayudo y pues me divierto viendo a las personas”, menciona mientras trabaja en su cuadernillo de tareas.

Las ventas están bajas y Brenda sin televisión ni útiles escolares

Desde abril pasado, las ventas han caído en más de un 50 por ciento para Esther quien vive al día.

Señala que con el paso de los días la situación se complica más, pues en ocasiones gana menos de 100 pesos, lo cual divide en comida y gastos de su casa, pues tiene toda la responsabilidad.

Hace unos días la televisión donde Brenda tomaba clases se quemó por un cortocircuito, por lo que tuvieron que pedir prestada otra a una vecina.

“Ahorita pedimos una prestada y pues sí estamos juntando para comprar otra porque hace falta para sus tareas y en ocasiones ella quiere ver alguna caricatura y la entiendo porque es una niña, ella no sabe bien cómo están las cosas, pero está difícil ahorita con esto del coronavirus”, reconoce Esther.

Además, Brenda requiere de útiles escolares y una mochila, pues su madre admite que tuvo que reciclar los del año pasado, al no poder comprarles nuevos.

Pero eso no desanima a Brenda quien guarda sus colores gastados y sus lápices en una cajita de plástico de color rosa que su madre le compró en meses pasados.

Si quiere apoyarlas, puede encontrarlas en el cruce de las calles Malpica y Aldama donde diariamente venden jugos, mientras la pequeña estudia.

“Pues me falta una mochila porque la mía ya se va a romper, y unos colores porque me gusta pintar”, finaliza Brenda.

ygr