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Autos carbonizados y rastros de sangre, las huellas del día después

Antes del mediodía, las calles y avenidas principales de Culiacán lucían casi vacías, el miedo aún merma en la actitud de los “culichis”

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Escrito en ESTADOS el

CULIACAN._ Martín y José están cabizbajos junto a una camioneta tornado a unos metros del Congreso del Estado de Sinaloa. También están a unos pasos de un camión de volteo que un compañero suyo operaba hace unas 10 horas cuando fue asaltado.

El camión, despojado por civiles armados, recorrió unos cuatro kilómetros hasta el lugar en que lo encontraron. Son poco después de las 9 de la mañana y todavía humea. Decenas de vehículos disminuyen su velocidad y sus tripulantes aprovechan para sacar sus smartphones para tomar video o fotografías.

Es una de las muchas evidencias que quedan tras la ola de terror que impregnó un amplio sector de Culiacán desde las tres de la tarde del jueves y hasta entrada la noche, debido a un operativo fallido que intentaron realizar los militares contra Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, y que provocó una reacción violenta de varios grupos de civiles armados.

Las acciones, como bloqueos y quema de vehículos, agresiones a policías y militares, y disparar sus armas de fuego para amedrentar a la ciudadanía, las realizaron mientras Guzmán López estaba sitiado en su domicilio en el sector Tres Ríos.

A menos de 20 horas de los sucesos, en un recorrido realizado por Culiacán todavía hay vialidades cerradas y la policía comenzó a retirar lentamente algunos cuerpos y evidencia como casquillos y vehículos quemados.

Quienes observan lo único que quedó de esa góndola, que todavía suelta humo de las ruedas, estima que ésta tenía un costo de entre 200 y 250 mil pesos. Aún en la caja hay restos del último viaje de grava que echó la máquina la tarde del jueves.

“El problema es que al final termina pagándola uno”, dice Martín.

El vehículo, admite, estaba asegurado sólo como daños a terceros y no sabe si levantará la denuncia, Por lo pronto esperan a la grúa que la llevará a la sede de la empresa que es dueña del transporte.

Lo que le pasó al compañero de quienes están esperando la grúa le pasó a otra decena de ciudadanos.

Las calles antes del mediodía lucían casi vacías, el miedo aún merma en la actitud de los culichis.

A unos metros de la Fiscalía General del Estado, que se ubica en el mismo sector que el domicilio en que se realizó el operativo fallido y comenzaron las agresiones, todavía hay media docena de camionetas con impactos de bala, una patrulla militar carbonizada y rastros de sangre y hueso en el pavimento.

Hay casquillos regados y los conductores que pasan por el lugar transitan con precaución. Hay decenas de policías de la fuerza estatal de Sinaloa y preventivos del municipio.

Los de vialidad dirigen en tráfico porque todavía hay cintas amarillas de prevención que usan para resguardar escenas del crimen.

En las paredes de una tienda de telas y mercería hay huecos visibles por impactos de bala. También en las ventanas de un par de restaurantes cercanos.

Por la mañana, el gabinete de seguridad pública nacional encabezó una conferencia de prensa en el Palacio de Gobierno, encabezada por el Gobernador Quirino Ordaz Coppel, para dar detalles sobre la situación que atraviesa Culiacán.

Ahí, el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, confirmó que el operativo sólo sirvió para mantenerlo en su casa para ejecutar una orden de aprehensión para extradición a los Estados Unidos, pero la reacción de grupos armados no permitió a los elementos soportar la espera de una orden de cateo.

Mientras los elementos esperaban comenzaron las agresiones y fluyeron los reportes en redes sociales desde diferentes puntos de la ciudad, que alertaron por personas civiles armadas que amedrentaban a la ciudadanía.

Al poniente de la Fiscalía, minutos después ya buscan retirar la caja carbonizada de un tráiler con una grúa del Ayuntamiento en vano. La estructura está dañada y hay kilos de cenizas y cables y plástico derretido. Apenas al cruzar la calle hay una camioneta de reparto a medio incendiar.

Los civiles armados despojaron con lujo de violencia camiones y otros vehículos para quemarlos y bloquear calles importantes del sector.

A menos de un kilómetro al norte hay una patrulla de Tránsito local carbonizada, un camión de transporte urbano y un camión con revolvedora. La escena está situada en el estadio donde juegan Dorados de Sinaloa de futbol profesional.

En el crucero hay cientos de casquillos de fusiles automáticos regados en el pavimento que brillan por el sol de la mañana y también hay sangre. Uno de los vídeos virales de la jornada se grabó ahí, en la que uno de los civiles recostado en el suelo, disparaba con un fusil Barret.

Poco a poco, la autoridad retira los restos de la jornada infernal.

Alrededor de 100 empleados del Ayuntamiento laboraron hoy en la limpieza del lugar.

Después de mediodía los bloqueos se levantaron, y se retiraron los elementos de la Policía Estatal que resguardaba los lugares.

El Gobernador y los funcionarios del gabinete de seguridad pública coincidieron que los hechos violentos cesaron, sin embargo, en las redes continuaron videos en redes sociales difundiendo miedo.

Los locales comerciales poco a poco levantaron sus cortinas y la gente poco a poco empieza a salir.

El miedo para muchos, aunque reducido, se asoma y mira de reojo después de que Durazo Montaño reconfirmó que la orden de aprehensión contra Guzmán López continúa activa.