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Así vivió el sismo la comunidad muxe en Juchitán

Miembros del también llamado: tercer género, relatan cómo sacan adelante a sus familias después del sismo que destruyó Juchitán, en Oaxaca

Escrito en ESTADOS el

Oaxaca (La Silla Rota).- En Juchitán, tener un muxe en la familia es una bendición. Después del sismo que abatió, literalmente, a este municipio, estas personas consideradas el tercer género,  nacidos hombres que juegan un rol femenino, son quienes han buscado la forma de sacar adelante a su familia.

Su particularidad en su forma de vestir, algunos como mujeres, actuar y enfrentar la desgracia demuestra que la unidad es lo que mantiene fuertes a los habitantes de este municipio, el más afectado en la región del Istmo.

En el núcleo de la cultura zapoteca la unidad familiar está organizada en un sistema similar al matriarcado. Los hombres se hacían cargo de cazar, cultivar la tierra y tomar decisiones políticas; mientras, las mujeres controlaban el comercio y las decisiones económicas. Una muxe podía participar en decisiones que por lo general se reservaban para las mujeres de la familia.

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Jade Peralta es una chica (o) de 26 años de edad, ella es vendedora de ropa típica en el Mercado 5 de Septiembre, pero por las afectaciones que sufrió la construcción, ya que parte del palacio municipal que se vino abajo afectó la estructura del inmueble y junto con sus compañeras se vieron obligadas a instalarse en el parque central.

Jade (su nombre artístico), pide a los oaxaqueños no dejar solo a Juchitán solidarizarse con la necesidad que atraviesan los habitantes, que es mucha.

Ella es el sustento de su familia, desde que ocurrió el sismo lo poquito que vende es para comer, pues a pesar de que poco a poco se ha reactivado la vida económica la gente tiene miedo de un nuevo temblor similar al del pasado 7 de septiembre.

¡Ay manita! ese día yo sentí que nos íbamos a morir”, “Ya nos íbamos a dormir, cuando mira… se sintió el mendigo jalón y de un brinco me pare, como pudimos salimos mi hermano y yo”.

A Jade le gusta posar para la foto, pero no se interrumpe y sigue “estábamos en el patio escuchábamos puro grito, porque todo estaba oscuro, nosotros corrimos a ver a nuestra vecina porque es una persona ya mayor, como pudimos la sacamos de su casa”.

“Yo grité, entré en pánico pero ese día traté de controlarme para apoyar a mis vecinos, porque el cuarto donde nos quedamos no sufrió daños”.

Vecina de la colonia Mártir, en la calle 31 de Julio, agrega “pensé que se trata de un sueño, solo en las películas lo había visto, pero cuando amaneció ya vimos que sí, si era realidad”.

Italia, también vendedora afectada del sismo de 8.2 grados del pasado 7 de septiembre, recuerda que ese día estaba sola y no pudo más que pensar en su familia, “en ese momento, cuando ves que puede ser el fin, rezas y pides perdón, lo primero que se viene a tu mente es tu familia”.

El joven agradece que está vivo porque se encontraba en la casa de sus abuelitos, una casa que tiene más de 100 años de construcción, que afortunadamente, resistió.

“El jueves nos dimos cuenta de la gravedad del asunto porque empezaron a pasar y pasar las ambulancias, mi primero es paramédico y dice que durante los cuatro días siguientes trabajó noche y día”.

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Hoy, este muxe, señala que se han fajado aún más su falda, han tenido que ser los más valientes en la familia y dar ánimos para no caerse, “muchos en mi familia lo perdieron todo, pero no la vida así que será difícil reconstruirnos, pero no imposible”.

Para José el sismo del pasado 7 de septiembre, ha sido algo que jamás había visto en su vida, pues el terremoto no solo fracturó su casa, también lo dejó sin trabajo.

Siempre hay temblores acá pero luego pasan, esta vez no, la sacudida estuvo brutal, yo me puse mal, pero me repuse”.

Relata que la impresión llegó al paso de los minutos cuando todo Juchitán entro en caos, “todo era gritos, pedían auxilio, otros más buscaban la forma de sacar a sus familias, afortunadamente no nos pasó nada”.

Solo puedo decir que, tengo en mi corazón una inmensa tristeza que no termina, mucha gente perdió lo que más quería: familiares, y aunque el gobierno quiera engañarnos, lo cierto es en que no sabemos cuándo nos vamos a reponer.