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Así celebrarán la Navidad en algunos pueblos de Michoacán

Diversas comunidades han hecho suya la tradición cristiana, pero bajo conceptos muy particulares

Escrito en ESTADOS el

MICHOACÁN.- Las tradiciones decembrinas en Michoacán poseen un toque de singularidad frente al resto del país, no solo por la concepción religiosa que originó la fusión de la cultura purépecha con la ibérica, sino además por la ancestral tradición artesanal de sus pueblos.

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Información de la Secretaría de Turismo en la entidad revela que América aportó a la colonia europea la manera festiva de ver la vida.

Relató que Vasco de Quiroga, el primer Obispo de Michoacán insistió en que las celebraciones se realizaran con aportaciones de todos los sectores de la sociedad, a fin de que todos fueran partícipes.

En diversos pueblos de la Meseta Purépecha sobrevive la tradición de colocar una estrella en lo alto de un poste y encenderla por la noche para señalar los lugares donde se están organizando las fiestas.

Diversas comunidades han hecho suya la tradición cristiana, pero bajo conceptos muy particulares.

Por ejemplo, en Tarímbaro se realiza la fiesta del “Takari”, una tradición en la cual un grupo de danzantes recolecta de heno para elaborar el lecho del Niño Dios, mientras bailan por las diversas calles del pueblo, a lo largo de su recorrido.

Otra variante ocurre en Quinceo, un pueblito de Paracho, en la Meseta Purhépecha, donde se efectúa la fiesta “Uarokua”, que centra su atención en la ceremonia que representa el momento en el que se corta el cordón umbilical al Niño Dios.

Por otra parte, durante la temporada navideña aún se preservan en Michoacán las figuras de diversos personajes que tienen a su cargo variadas funciones y destacan entre ellos:

“Huanánchechas”. Responsables de mantener las tradiciones y quienes dado el momento eligen o fungen como “cargueros” encargados de la custodia de las imágenes religiosas y tradiciones que cambian cada año).

“Encendedoras”. Son el grupo de mujeres que tiene bajo su responsabilidad el cuidado de las velas de las iglesias.

Danzantes. Todas las regiones michoacanas conceden gran importancia al folclor musical como parte de sus festividades.

En ese sentido destacan los kúrpites en la zona de San Juan Nuevo, aledaña a Uruapan; “las huapanas” en Ihuatzio, cerca del Lago de Pátzcuaro, o los “turicha” en Quiroga.

Los nacimientos michoacanos

La Secretaría de Turismo contó que la tradición de representar la natividad surgió en Italia, promovida por San Francisco de Asís, alrededor del año 1226, aunque en aquélla época se trataba de “cuadros vivientes” en los que tomaban parte los pobladores de la región para caracterizar a los personajes bíblicos.

Más tarde bajo el nombre de “belenes”, también en Italia, comenzó la elaboración de las figuras de cerámica que según el Evangelio tomaron parte en la escena de la natividad de Cristo.

Recordó que la tradición de los nacimientos llegó a México con los conquistadores españoles en el Siglo XVI, cuando se realizó la labor evangelizadora de los frailes misioneros.

En Michoacán, la costumbre adquirió un matiz particular porque se vio enriquecida con la destreza y el ingenio de las manos indígenas para la elaboración de las figuras.

Aun en nuestros días Michoacán está considerado como el estado de mayor variedad artesanal de México, afirmó la dependencia estatal.

En ese sentido, destacó, que en diversas regiones del estado desde la época colonial se elaboran figuras de madera tallada, mientras que las de cera se fabrican en Morelia y Jacona, principalmente.

Más tarde surgieron las imágenes de barro que bajo muy particulares diseños y estilos se hacen en gran parte del estado.

Hay de materiales textiles, que se elaboran en San Lorenzo Purenchécuaro o las de hoja de maíz y fibras vegetales, que surgen en las zonas lacustres de Pátzcuaro y Zirahuén.

Las figuras de cera se trabajaron principalmente en el siglo XVIII y XIX, aunque en ésta última época las de barro comenzaron a cobrar auge.

Por su parte, los nacimientos que elabora la gente de San Lorenzo Purenchécuaro, una pequeña comunidad indígena, tienen una característica que las hace especialmente valiosos: recrean a personajes y elementos cotidianos de los pueblos indígenas purépechas.

Esta práctica se originó en el Siglo XIX y si bien en estas representaciones se aprecia la Virgen, San José y el Niño, tienen la característica de que visten a la usanza de la etnia.

También se encuentran figuras que refieren danzas típicas michoacanas, como “los Moros” o “los viejitos”; grupos de pireris (músicos que interpretan melodías purépechas); mujeres indígenas que muelen en metates, o pescadores con las tradicionales redes de mariposa.

Uno de los datos, refiere que algunos personajes surgidos inicialmente dentro de las pastorelas se incorporaron luego a los nacimientos, como es el caso de los diablos o el ermitaño.

Gastronomía

Al igual que en muchas otras regiones del país, en Michoacán tiene gran arraigo la preparación de ponches de frutas, donde destacan la caña, las guayabas y los tejocotes.

Para los “aguinaldos”, o regalos que se dan a los participantes de las tradicionales posadas.

Al igual que en todo el territorio nacional, los aguinaldos están compuestos por productos de la temporada, como cacahuates, naranjas, cañas y tejocotes.

Pero además, un elemento regional infaltable en algunas de las comunidades purépechas es el “ponteduro”: granos de maíz morado tostado y confitado con piloncillo que se distribuye en calidad de golosina.

En otras regiones del estado el pinole también forma parte de la gastronomía de la temporada, igual que los buñuelos y los “nacatamales” (una especie de tamales rectangulares y planos preparados con harina de maíz envuelta en hojas de plátano); las chápatas (tamales de chía o trigo) y los atoles de variados sabores.

Así, de esta manera se preparan desde estos días los pueblos michoacanos para celebrar la llegada del Niño Dios, tradición que en las comunidades han dejado atrás la influencia estadounidense de Santa Claus, traída por los migrantes.