Otilia Martínez, y su hijo, Gregorio Chaparro, fueron asesinados en una ranchería ubicada en el municipio de Guadalupe y Calvo, en Chihuahua.
La mujer de 60 años y su hijo de 20 fueron atacados por sujetos armados en una de las zonas más críticas para activistas indígenas que defienden el derecho de sus tierras.
Al menos una decena de activistas y defensores del territorio en la sierra han sido asesinados, en los últimos años.
De acuerdo con las primeras investigaciones, fueron tres hombres del grupo conocido como "Los Chorohuis", quienes arribaron al domicilio de las víctimas y dispararon contra ellos. Ahí mismo perdieron la vida.
Al lugar acudieron agentes del Ministerio Público y confirmaron las lesiones con armas de fuego. En el lugar también se encontraron casquillos percutidos de 7.62 x 39 y uno más de .223.
Los cuerpos fueron trasladados a la cabecera municipal de Guadalupe y Calvo para practicarles la necropsia.
Desde 2013, en Coloradas de la Virgen y en la comunidad hermana de Choréachi del mismo municipio han asesinado a por lo menos 10 defensores del bosque y del territorio, sin embargo, esta lucha permanece desde hace más de tres décadas. Las dos comunidades, Coloradas de la Virgen y Choréachi, tienen medidas cautelares, esta última, ordenada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El último líder indígena asesinado en Coloradas de la Virgen fue Julián Carrillo Martínez, el 24 de octubre del año pasado.
Con información de Proceso
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