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Antonio murió, pero fue desaparecido en el Semefo de Jalisco

Antonio Cabezas falleció en la Cruz Verde de Tonalá, lo mandaron al Semefo y, a pesar de estar plenamente identificado, no entregaron su cuerpo a la familia

Escrito en ESTADOS el

GUADALAJARA.- Antonio Cabezas Hernández, de 59 años, fue ingresado al Servicio Médico Forense (Semefo) de Jalisco el 29 de septiembre de 2017. Fue plenamente identificado con nombre y apellido; sin embargo, a casi tres años nadie sabe dónde quedó su cuerpo.

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Desde su muerte, Antonio padeció las negligencias burocráticas, pues nadie buscó a su familia cuando éste falleció en el hospital; nadie la buscó cuando ingresó al Semefo, tampoco la buscaron cuando la lógica era descartar con su nombre si éste no había sido reportado como desaparecido.

En un reportaje de ZonaDocs, la hermana de la víctima, Rosa María, cuenta que la última vez que vio a su hermano con vida fue en la Cruz Verde de Tonalá, donde Antonio fue atendido de urgencia a causa de la cirrosis hepática que padecía. 

Tras recuperarse, Antonio regresó a su casa en Tonalá. Su hermana no volvió a saber nada de él y al no encontrarlo en su lugar de residencia, lo reportaron como desaparecido en agosto de 2017. 

Después se supo que Antonio volvió a ingresar de urgencia en la Cruz Verde en Tonalá, el 27 de septiembre de 2017, mismo día en que falleció. Rosa María ahora sabe que al llegar a la Cruz Verde, él se registró con su nombre completo y otorgó los datos de la familia en caso de alguna emergencia, pero nadie les llamó luego de que éste perdiera la vida. 

Luego de que la familia no halló a Antonio en el hospital, acudieron al Semefo para preguntar si no había llegado alguna persona con sus características, pero ahí durante varios meses, también les dijeron que no había nadie que cumpliera con las descripciones físicas de Antonio, aunque él ya estaba ahí.

Fotos Cuartoscuro

Fue hasta enero de 2018 que la Fiscalía, a través de un ministerio público, giró la orden para que a los familiares de Antonio se les pudiera tomas las muestras de ADN en el IJCF, y así contrastar los resultados con los ADN de las personas fallecidas no identificadas. 

Un hermano de Antonio fue quien otorgó su ADN, pero no pudo hacerlo hasta septiembre de 2018, pues residía en Ciudad Juárez, Chihuahua. 

La muestra que se le tomó al hermano de Antonio se hizo mal y, por tanto, no pudo ser confrontada con alguno de los 322 cuerpos que en ese momento había en el Instituto de Ciencias Forenses de Jalisco en calidad de desconocidos. 

Tras estos hechos violatorios a sus derechos, Rosa María presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, la cual tiene el folio 503/2019/LV.

Ella no podría creer que nadie les hubiera dicho que su hermano ya no estaba vivo: “cómo sería eso posible, si nunca vimos sus fotos en el Semefo y en donde lo buscamos, como en la Cruz Verde, me dijeron que éste ya no regresó ahí”.

El 27 de agosto de 2019 exigió ver todas las fotos de los meses antes y después de cuando reportaron su desaparición. Ahí fue cuando identificó a su hermano, quien en los registros forenses no aparecía como una persona fallecida no identificada sino como Antonio Cabezas Hernández, así lo decía tanto su expediente forense como su número de autopsia, la 2794/2017.

Ella pensó que tras reconocer a su hermano todo sería más fácil, pero todo se complicó. Tras no tener noticias sobre cuándo y cómo le entregarían el cuerpo de Antonio, Rosa María no dejó de insistir.

La entonces directora del Semefo, Martha Estefanía Robles Cervantes, le pidió a Rosa María una foto de Antonio, la contrastó con los registros y afirmó que no había duda de que se trataba de la misma persona, pero le pidió esperar una semana más para saber dónde había quedado su hermano.

Entre septiembre de 2017, cuando ingresó Antonio al Semefo, y julio de 2020; tanto la Fiscalía del Estado de Jalisco como el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses habían autorizado la inhumación de mil 272 personas fallecidas no identificadas y/o reclamadas.

De éstas, 468 fueron inhumadas en el Panteón Municipal de El Salto; 429 en el Panteón Guadalajara; 233 en el Panteón de Coyula en Tonalá y 142 diversos panteones municipales al interior del estado.

Hasta ahora, a Rosa María le han dicho que su hermano podría estar en cualquiera de estos panteones; sin embargo, lo que no saben es en cuál.