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Ana Marilú, la esposa regia que dejó todo por Alá

Se casó en una mezquita en Monterrey y hace ya seis años partió a establecer su domicilio en España donde cambió su nombre al de Hayar

Escrito en ESTADOS el

MONTERREY, Nuevo León (La Silla Rota).- Ana Marilú Reyna Castillo se enamoró del mundo musulmán cuando se realizó en esta ciudad el Fórum Universal de las Culturas en 2007 y pronto dejó el catolicismo para asumir una nueva religión.

 

En aquel entonces, Reyna Castillo, que acaba de cumplir 38 años de edad apenas el pasado 9 de enero, acudió al evento que dio renombre a Monterrey y ahí conoció en un stand a una mujer llamada Tania, con la que intercambió teléfonos y pronto inició una relación inmersa en el islam.

 

Luego, a través del mundo del Internet conoció amigos afines y uno de ellos fue su marido el musulmán marroquí Aziz Zaghnane con el que se casó en Monterrey, tras ir a México especialmente a conocer a su familia y solicitar su mano.

 

Se casaron en una mezquita en esta ciudad y hace ya seis años partieron a establecer su domicilio en España donde cambió su nombre al de Hayar.

 

Marilú estudió psicología en la Universidad Autónoma de Nuevo León y en el barrio popular al sur de la ciudad, donde creció, siempre fue una muchacha callada, sin amigos, que prácticamente no salía de casa y se dedicaba a estudiar hasta que el Fórum Universal de las Culturas cambió su vida y destino.

 

 

“En casa somos católicos. No cambiamos la religión por nada, y no creemos en otras religiones; ella cambió y pues uno nunca sabe lo que hacen los muchachos”, dice un familiar de Marilú que pide omitir su nombre y que junto a su familia sólo está enterada de lo que dicen las noticias.

 

Recuerda que en casa trataron de hacerle ver que el catolicismo es la religión de los mexicanos pero nunca lo entendió e incluso, “nunca le dejamos que se vistiera con la ropa holgada y el velo, pero, subía al coche las cosas y se cambiaba cuadras adelante”, agrega.

 

“Nosotros nunca sabíamos de eso que dicen los periódicos, no sabemos qué sucedió, uno nunca sabe que hacen sus muchachos, nos dicen una cosa y hacen otra, pero no sabemos nada ni qué sucede; era una muchacha normal en su comportamiento con nosotros”, añade.

 

Cuando el marroquí llegó a pedirla sólo estuvo un fin de semana, un par de días y casi al vapor se casaron y partieron a España.

 

En su página de Facebook, Marilú Reyna no tiene actividad desde agosto del 2016, tampoco hay fotografías de ella y su apartado de amistades está vacío. Sólo hay en el muro algunas cuestiones relativas a su nueva religión.

 

Apenas el domingo pasado, horas antes de su detención, Marilú había hablado por teléfono con su familia, en una plática común, de las cosas, del cómo están, hasta que el lunes su familia despertó con la mala noticia.

 

lrc