TUXTLA GUTIÉRREZ.- Edgar y Claudio salieron el 5 de julio de 2008 de su domicilio ubicado en el Departamento de Quiché, Guatemala, en la frontera con México. Ambos serían llevados por un coyote hasta Estados Unidos, pero el 21 de julio fue la última vez que supieron de él. Desde entonces, su hermana Sofía lo busca año con año en territorio mexicano.
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Sin embargo, este año, la búsqueda será virtual debido a la pandemia por covid-19 que ha restringido los pasos fronterizos entre México y las naciones de Centroamérica, por donde cientos de mujeres ingresan, desde hace 16 años, a territorio mexicano para recorrer prisiones, hospitales, fosas o cualquier lugar donde pudieran encontrar a sus hijos o hermanos.
Sofía Xón Ajanel, hermana de Edgar Rodolfo, desaparecido hace 12 años en la frontera entre Tijuana y California, se alista para participar en la caravana desde su casa en Guatemala.
Será distinto pues siempre vamos caminando, pero por la pandemia este año no se podrá, nos dicen que será de manera virtual, lo importante es seguir buscándolos
De hecho, Sofía formó parte de la caravana de madres de migrantes desaparecidos que en noviembre de 2019 se enfrentó a la Guardia Nacional para ingresar a Tapachula, Chiapas.
La esperanza de hallarlos nunca muere, nosotros creemos que mi hermano va a regresar, que en cualquier momento va a regresar o lo vamos a encontrar, así que seguiremos buscándolo
FENÓMENO IGNORADO
Marta Sánchez, presidenta del Movimiento Migrante Mesoamericano, la desaparición de migrantes es un problema ignorado por las autoridades mexicanas.
“México tiene registro de unos dos mil migrantes desaparecidos, pero esta cifra sólo corresponde a los casos en los que familiares han puesto denuncias ante fiscalías. Hay miles y miles de personas cuya desaparición no ha sido denunciada oficialmente y por lo tanto no están en el registro. El gobierno ni siquiera está tratando de estimar cuántos son los migrantes desaparecidos”.
Fotos Cuartoscuro
Según la activista, con base en datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y de colectivos sociales, en promedio 30 migrantes desaparecen al día en México, aunque la cifra podría ser más alta.
Destacó que el problema es que al ingresar y transitar por México sin documentos, los migrantes se vuelven “personas invisibles” que son secuestradas, asesinadas o quedan sometidas a las órdenes del crimen organizado.
RUTAS NUEVAS Y MÁS PELIGROSAS
Según una nota del Sol de México, Sánchez opina que las restricciones impuestas por México y Estados Unidos desde el año pasado para impedir el cruce ilegal de migrantes ha abierto nuevas rutas por las que los indocumentados intentan llegar a la frontera norte.
Por décadas, los migrantes tomaban la ruta del Golfo de México, saliendo de Tenosique, en Tabasco, y siguiendo por Veracruz y Puebla hasta Tamaulipas, pero desde que se agudizaron las medidas para contener la migración, la ruta del Pacífico, que contempla el paso por Puebla y Tlaxcala, ha ido en aumento, dice la activista.
La mayoría de los indocumentados parten de Tapachula, Chiapas; siguen por Arriaga e Ixtepec en Oaxaca; luego pasan por Puebla y desde ahí, algunos se dirigen hacia el Golfo de México pero otros van para Lechería, en el Estado de México, o la Ciudad de México.
En esos trayectos son asaltados, secuestrados o asesinados. De acuerdo con cifras de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, en lo que va del año han muerto 263 migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos, la mayoría de ellos por ahogamiento al intentar cruzar por el Río Bravo, o por deshidratación en el desierto de Arizona.